Sé que la vida tiene dificultades, que hay que salvarlas aun con riesgo, que vivir es arriesgarse para algo nuevo, que aun en la desilusión hay deseo, que sin deseo, sólo hay lamento, que con el lamento se pierde el momento, que en cada instante se halla un anhelo, que sin anhelo, en la vida no hay consuelo, que cada cosa pequeña tiene su premio, que la felicidad se obtiene en silencio.
Sé que la edad pasa sin tregua ni desvelo, que los días pasan y sólo queda el recuerdo, que las horas muertas dejan abierto el silencio, que el silencio, sin huellas, es pena y lamento, que algo debe dejar huella y tener sentido, que los años pasan dejando un rastro divino, que sin edad no se puede contar el destino, que si existe el destino, no es posible elegirlo; que pensar en la edad, es cosa de algo perdido, que hay que vivir cada segundo nacido.
Sé que los errores son cosa de haber sufrido, que se comenten por elegir actos no sabidos, que se aprende de ellos, sin ningún castigo, que algo hay que no deja ver lo bien elegido, que es oscuro el camino cuando no es recibido, que los fallos no son sino señas de un camino, que la equivocación se hace sin haber querido, que querer se quiere lo que da luz y sentido, que no es grato el fallo cuando se tiene ahínco, que la voluntad y el deseo se hacen añicos.
Sé que el amor es algo interior y divino, que no sólo es dado sino también recibido, que con la verdad existe un cariño infinito, que no todo es amor lo que hemos vivido, que alcanzar el amor no es algo perdido, que en el corázón, es bien enriquecido, que la pasión tan sólo es parte del cariño, que las palabras bellas son fuente y río, que la esperanza, la confianza y el arrimo, hacen que el amor sea un gran destino.
Autora: Rosa Mª Villlata Ballester
fondo de gladiolos
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