No elegimos nacer ni morir,
pero elegimos para existir,
elegimos haciendo surgir,
una acción que nos hace vivir.
No elegimos la riqueza o la pobreza,
aunque sí la interior y la franqueza,
pues con la verdad y la pobreza,
se llena el corazón de belleza.
No elegimos las guerras y la tristeza,
pero sí la paz que está en la belleza,
la cosa más pequeña y la más tierna,
el amor y el calor que surge de llama ciega.
No elegimos el dolor y la duda,
pero sí el camino y la señal de vida,
no elegimos el nacimiento del un nuevo día,
que puede o no ser el que mejor transcurra.
No elegimos caminar con cobardía,
mas no es cosa de uno llevar la valentía,
elegimos dar pasos hacia la osadía,
enfrentándonos con obstáculos día a día.
No elegimos el amor y el cariño,
nos es dado o no quizás por el destino,
mas podemos elegir darlo preciso,
pues el amor es el paso hacia brillante camino.
No elegimos el ser o no brillantes amigos,
somos como somos y nos entregamos nosotros mismos,
mas cuando las soledades son nuestros testigos,
podemos elegir cambiar o permanecer en nuestros sitios.
No elegimos las palabras que nos son dichas,
pero sí elegimos aquellas que nuestro pensamiento dicta,
mas si no se quiere la falsedad para nuestra vida,
podemos elegir también la verdad que es una maravilla.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester