A
una mujer muy conocida en su pueblo le diagnosticaron una enfermedad
irreversible y le dieron tres meses de vida, así que decidió empezar a
poner sus cosas en orden.
Lamó a su sacerdote para discutir algunos aspectos de su última voluntad.
Ya
en su casa, le dijo que canciones queria que se cantaran en su funeral,
que lecturas hacer y el traje con el que deseaba ser enterrada.
La mujer tambíen pidio ser enterrada con su Biblia favorita.
Cuando
parecia que ya todo estaba en orden y el sacerdote estaba a punto de
irse, la mujer recordó algo muy importante. "Hay algo más - Dijo
exaltada-, es muy importante. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi
mano derecha". El sacerdote se quedó mirando a la mujer, sin saber que
decir y, después de un momento, dijo: "Claro que si, no hay ningun
problema...
¿me podría decir la razón? La verdad estoy intrigado con la solicitud".
La mujer prefirió no explicar nada en ese momento.
Le dijo al sacerdote que no se preocupara, que ya lo sabría a su debido tiempo.
Lo único que le entregó fue una carta sellada que le pidió que leyera en la misa de su funeral.
Como
estaba previsto, a los tres meses la mujer murió. Al ser tan conocida, a
su funeral asistió un gran numero de personas, prácticamente todo el
pueblo. Cuando pasaban por delante de su ataúd, todos veían el precioso
vestido que llevaba, su biblia favorita y...¡Un tenedor en su mano
derecha!.
Llegado
el momento de la misa, el sacerdote leyó en público la carta que la
mujer le dio meses atrás: "Durante muchos años he asistido a comidas y
cenas de compromiso. El mejor momento de todas y cada una de ellas era
cuando, ya casi al final los camareros se llevaban los platos y decían
"Quédese con el tenedor" Era mi parte preferida porque llegaba el
postre. Lo mejor estaba por venir"
D/A
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