Enmedio de la madrugada,
cuando casi todos durmiendo están,
cuando mis pensamientos fluyen,
cuando el día es quien espera comenzar,
cuando el corazón late, siente, padece,
cuando casi todos durmiendo están,
cuando mis pensamientos fluyen,
cuando el día es quien espera comenzar,
cuando el corazón late, siente, padece,
enmedio de mí misma y de nadie más,
los pensamientos abruman sin parar.
Enmedio de la madrugada,
sin risas ni tristezas, sino en la inercia,
sin ni siquiera lo que haré o no haré,
enmedio de la incertidumbre,
vuelvo a nacer siendo el mismo ser,
enmedio de mis temores y miedos,
enmedio de la gente que me quiere,
enmedio de una pugna constante .
Enmedio de la madrugada, sí,
cuando el silencio es total... mi silencio,
ese silencio que acontece durante el día,
y que sólo el corazón y el alma saben hallar.
Enmedio de la vida y de la muerte,
entre el cielo y la tierra, un ser permanece,
mas aun sin estrellas veo brillar una,
mas aun en mi silencio, aprecio la vida.
Enmedio de la madrugada, ahora,
no más tarde ni en otro lugar y momento,
ahora que es cuando he de mesurar mis fuerzas,
o tal vez no, tal vez no tenga mas que hacer,
pues las fuerzas no son sino hacer día a día,
hasta que ni un hálito de aliento surga de mí,
mas aunque pánico tengo a este nuevo día,
no tengo mas que el aliento para vivir,
y quizás, sólo quizás, la risa de un niño,
el saber que enseño sin saberlo,
el salir de mi propio mundo ciego,
haga de este día algo nuevo.
Enmedio de la madrugada sigo, sí,
ante mí y ante mi silencio,
con estas manos que no dejan de escribir,
con estos ojos que permiten ver cuanto percibo,
con un corazón que desea lo mejor,
que, aunque no sea el mejor del mundo,
es un lugar... mi lugar secreto,
aquel al que nadie puede llegar,
pues sólo y únicamente yo... puede pasar.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester