De ti dependen las personas que te rodean: en la familia,
en el trabajo, en la sociedad.
No huyas de las responsabilidades que asumiste.
Realiza tu trabajo con amor, produciendo lo mas que puedas y
lo que te permitan tus fuerzas.
En tus manos está una parte del futuro de la humanidad.
Tú no tienes enemigos externos!
Nuestros enemigos son los pensamientos erróneos que todos
tenemos y que lanzamos al aireatrayendo pensamientos
semejantes en el prójimo.
En realidad, nadie puede ser enemigo nuestro, porque Dios
habita en cada uno de nosotros.
Anula las enemistades emitiendo pensamientos de tolerancia
y de amor hacia todas las criaturas, que son templos de Dios.
Trata de vivir constantemente buscando estudiar y aprender
cosas útiles y provechosas para ti y para el prójimo.
Cuando dejamos de aprender y de progresar,
comenzamos realmente a morir.
Aprende lo más que puedas, en todos los ramos del saber,
para iluminar al máximo tu espíritu.
Aprovecha todos los minutos para aprender y para
aumentar tus conocimientos.
No confundas cultura con sabiduría.
La cultura viene desde afuera hacia adentro, penetra
por los ojos, por los oídos, y puede adherirse o no,
en nuestro cerebro.
La sabiduría, al contrario, nace dentro de nosotros y
se exterioriza; surge en el corazón y sólo puede ser
adquirida por medio de la meditación.
Hasta los analfabetos pueden conseguir la sabiduría, si
saben meditar en sus corazones las grandes verdades.
¡Sé alegre y optimista!
No pierdas el tiempo mirando hacia atrás, para ver lo que ya hiciste.
Mira hacia adelante y camina confiado y alegre, practicando el bien y ayudando todos.
Extiende tu mano al que se te acerca, di siempre una palabra de consuelo y de cariño, ten para todos una sonrisa de bondad y la verdadera felicidad pasará a ser el clima permanente de tu vida.