Adorable amig@,
por fin ya me despido,
pues siento que ya no sirvo,
para darte cariño y cobijo.
Adorable amig@,
quizás fuiste imaginación,
mas los días que lo hice,
fueron mágicos, con ilusión.
Adorable amig@,
ahora me despido sí,
mas me aparto de tu camino,
para que puedas ser feliz.
Adorable amig@,
ahora palabras sobran,
mas sé que mi presencia sobra,
y yo, te dejo libre el camino.
Adorable amig@,
sé que de nada te he servido,
por eso sin que nadie me diga,
yo sé que es hora del despido.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester