Amor, dime, ¿hacia dónde te diriges?
Ya sé, hacia la confianza, la sinceridad.
Mas el cariño en el corazón guardado,
hace del presente un inmenso bienestar.
Amor, si estás ausente, ¿dónde mirar?
Mas el silencio de tu huella es verdadera,
mas el roce de tu mirada es auténtica,
mas no por más buscar se te encuentra.
Amor, dibújame en el alma el soñar,
haz de este día un hermoso iluminar,
deja a un lado las palabras huecas,
haciendo de los hechos un gran brillar.
Amor, no dejes de este mundo tu pasar,
a pesar de que no se te valore suficiente,
a pesar de que no todos sepamos amar,
a pesar de las carencias tan frecuentes.
Amor, dime, ¿estás tú en mi palpitar?
Mas no te hallo, pues estoy ausente,
reflejo tal vez de mi poca fe en sanar,
tal vez el son de un día gris pasar.
Amor, ya sé que el silencio es necesidad,
que a menudo mejor callar que hablar,
que no todo cuanto se dice es la realidad,
que si estás por medio, más fiabilidad.
Amor, tú eres fuerte frente a mi debilidad,
cansada tal vez de esperar sin nada realizar.
Mas ya no intento mas que la compañía hallar,
en este mundo incierto en el que no sé despertar.
Amor, ¡ya mis penas no puedo dejar!,
¡la angustia inmensa de perderte de verdad!,
¡el miedo a no hallar algún día la serenidad,
y el dolor inmenso de sólo en mí haber maldad!.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester