Nada más deseo que la paz interior,
nada más que no sea crecer sin temor,
la libertad de elegir lo mejor o peor,
la esperanza de que siempre hay amor.
Nada más deseo que el día sea el mejor,
nada más que no sea vivir sin comprensión,
la confianza de la amistad, de su sensación,
la rutina, tal vez, pero haciéndola ilusión.
Nada más deseo que la luz sin lo peor,
nada más que no sea amar con corazón,
el placer, la duda, el deseo, la visión,
la fuerza que se tiene sin forzar el valor.
Nada más deseo que el alivio del perdón,
nada más que no sea errar sin un nuevo son,
el cambio, la dicha, no siempre en dirección,
la marcha, la huella que lleve a un nuevo tesón.
Nada más deseo que la gracia del amor,
nada más que no sea comenzar sin ocasión,
la gracia de ser persona y pensar con razón,
la lucha, la entereza de lograr nueva pasión.
Nada más deseo que la marcha hacia el don,
nada más que no sea dejar toda desilusión,
la alegría, la sonrisa, para dar de mí lo mejor,
y la dicha de este instante ... todo sensación.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester