Hoy estoy triste. Me despierto con la sensación de no saber qué hacer, cómo ayudar, cómo dirigir mi vida.
La tristeza no es algo que me guste compartir pero cuando es quien me acompaña, cuando la sonrisa no sale, cuando la tormenta cubre todo mi ser, no puedo transmitir mas que el miedo que me acompaña.
Tengo miedo sí, miedo a vivir, a seguir viviendo, a no saber cómo afrontar el día, a no estar al cien por cien, ni tan siquiera quizás al diez por ciento.
¿Cómo evitar ese miedo? ¿Cómo hacer que desaparezca el desasosiego y la intranquilidad ante no saber afrontar las circunstancias que se presentan?.
Ya sé las metas han de ser cortas. El problema es que a veces no sé ni que metas plantearme es como sentir un vacío, como que ya nada tiene sentido.
Quizás, si tuviera fe me ayudara, pero la fe es como el cariño, ni se compra ni se vende; se siente o no se siente.
Ahora tengo algo que antes no me acompañaba y es la confianza. Confío en ciertas personas, no en todas; a veces mi sensibilidad y fragilidad me hace confiar en casi todas quizás por necesidad, quizás porque la soledad que me acompañaba me hacía ser vulnerable a cualquier gesto de cariño y confianza.
Ahora, en mi poca experiencia no así en edad, me doy cuenta que me falta madurar, que cometo errores, muchísimos errores y que de ellos no me he sabido levantar.
También sé que no puedo ser dependiente de nadie, que la vida es mía y que soy yo quien la dirijo, pero cuando no se tiene norte, cuando se va a la deriva, una persona por instinto, se aferra al salvavidas que se le ofrece por no perder la vida. Sí, y digo bien instinto. Pues yo he estado en verdaderos momentos de querer perder la vida e intentarlo y quizás ese instinto que se tiene de salvación ha hecho que me aferre a la vida aunque siga sintiéndome sin valía ni meta a conseguir.
Y sí, sé que no puedo ser dependiente de nadie pero lo soy. Lo soy por mi poca valía, porque nada soy ni valgo. Quizás mi objetivo sea empezar a ser yo misma. ¿Quién soy?. ¿Qué papel desempeño en este planeta, en este enorme mundo que cada día pierde los valores en los que yo me basaba?.
Sí, perdí mi fe; pero adquiero confianza en personas que me hacen bien, en amigas que me ponen frente a frente en mi día a día, que me hacen levantar porque es cierto que estoy despierta y que debiera estar contenta por ello.
Sin embargo, ahora, hoy, tengo pánico; pánico de vivir, de enfrentarme a este día. La inseguridad y el miedo me vencen, no puedo evitarlo. Soy como una frágil lucecita que al poco viento que haga se apaga.
Sí, tengo miedo, pero a pesar de todo, intento con esta pequeña luz, aunque sea pequeña estar al lado de quien necesite esa energía que tengo o que me queda. Nada me haría más feliz que alumbrar un alma, un corazón con mi pequeña lucecita.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester