No quiero tener que depender de nadie,
alejar penas y sentir que puedo avanzar,
llenar de alegría las vidas,
y dejar a un lado el dolor y la
autocompasión.
En un mundo en que la esperanza tiembla,
en el que los valores son una decisión,
en el que tal vez la marcha sea cauta,
pensar sea solamente ocasión,
y comprender el otro sea ilusión.
En una presteza que sea no sólo buena,
en que la voluntad sea el guión,
en que el ideal sea la carta abierta,
en el que el deseo forme parte del color,
y ocupar un lugar en el mundo con pasión.
En una tarea que se desea sea acabada,
en cuyo objetivo se pone toda ilusión,
en cuyo término sea el principio de victoria,
en cuya puesta en marcha sea valorada,
y pensar que el dejar no es cosa
estropeada.
No quiero entretener el deseo en algo
pasajero,
crear alegría y seguir siempre de guía,
respetar el empeño y empujar el proyecto,
evitar torpezas y elegir sin pretexto,
y solucionar dudas y apagar el fuego.
En una vida que fue solo algo nada bello,
en que el paisaje formaba sólo algo
pasajero,
en que los colores no eran nada concreto,
en que la confianza carecía de sustento,
Y aprender de cada instante y darle su
premio.
No, no creo en una vida apagada y sin
deseo,
creo que sólo nos pertenece lo que nos
hallemos,
el porvenir no es nada que sea inquieto,
el pasado dejó sus pasos y entró en el
silencio,
mas
es ahora cuando soy yo y me hallo en el reflejo.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester