El sol naciente marca el horizonte del mar,
allá donde la belleza y ternura gozan de la paz;
mientras en el ocaso del día el monte guía su caminar,
allá donde la soledad y la ternura muestran su andar.
La tierra está vigilada por un infinito azul fugaz,
allá donde las estrellas y la plenitud dan inmensidad;
mientras las nubes grises aparecen sin apenas avisar,
ensombreciendo el día pero no así el corazón su palpitar.
La vida pasa con la alegría o tristeza de su despertar,
allá donde los sentimientos dejan paso a la voluntad;
mientras el pensamiento sereno o agitado pasa sin cesar,
y el corazón palpita no importa con cuanta velocidad.
El presente es algo que se aprovecha o se va,
allá donde nuestra conciencia y alma hacen su brillar;
mientras en su andar el tiempo deja huellas sin esperar,
y en cada instante las sensaciones no dejan de sonar.
El deseo es algo que proyecto o no da lugar,
allá donde la ilusión favorece el poder o no interpretar;
mientras la realidad fría y cruda hace el reaccionar,
dejando de lado la fantasía pero no la verdadera realidad.
La ternura es algo que se lleva o no se va,
allá donde el corazón no entiende de ninguna edad;
mientras la duda aparece sin querer su paso dejar,
y en cada suspiro el amor y el cariño nos dejar su pasar.
El corazón es un órgano que se cuida o no responde ya,
allá donde temores o fuerzas dan lugar a su despertar;
mientras la dicha subyace al sentir de nuevo su palpitar,
albergando en él, en cada respiro, un nuevo despertar.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester