Es
mejor no llorar y aceptar la realidad. Es mejor seguir luchando, salvando los
obstáculos que nos impiden ver con claridad.
¿Un
amor que no es real? ¿Para qué luchar por él si no existe de verdad?
¿Llorar
por alguien que por ti no tiene ninguna sensibilidad? ¿Esperar a que llegue esa
persona que reír te haga al final?
No.
La vida hay que vivirla según nos llega, según nos despierta cada día.
¿Vale
la pena seguir tras de alguien que a tu lado no desea estar?
¿Intentar
seguir un camino que por derroteros te va a llevar?
En
el amor no se manda. El amor llega o no llega. No pienso que el amor se halle
buscándolo sino no rechazándolo.
Cierto
es que si uno no se quiere a sí mismo quizás no pueda recibir ese calor que
tanto anhela, pues en principio, es uno mismo el pilar de todo, la base de
todo.
No
creo que nadie deba cambiar por nadie, para gustar, para hallar en esa persona
el amor añorado. Uno ha de ser uno mismo y ser aceptado tal como es tanto en su
imagen como en su interior.
Sería
falso y desastroso dejar de ser uno mismo para gustar, para hallar amistad o
algo más íntimo e ideal.
El
amor es un ideal. Un anhelo por hallar la felicidad. Y ¿existe la felicidad?
Término
abstracto y amplio que no tiene una definición particular.
Cada
uno de nosotros encuentra la felicidad en su interior, en algo que no es
material. algo que no se puede medir, ni comprar ni pagar.
Y,
¿dónde está la base de la felicidad? ¿dónde se halla la paz, la satisfacción
personal? ¿Acaso no es esto el principio de la misma o el camino hacia la
armonía y el placer por la vida?
Y
la paz interior y la satisfacción personal comienza por aceptarse a uno a sí
mismo, sin máscaras, sin tapujos y plantearse metas, proyectos realizables, a
corto plazo, para así poder sentirse bien y poder caminar con paso firme y
decidido sin esperar nada a cambio salvo el propio goce.
El
que espera algo a cambio, no da, no camina, se estanca. El que espera algo a
cambio no se realiza como persona porque siempre está a la espera de una
respuesta que, en caso de no darse, acaba por derrotarle.
La
única respuesta al cariño, al amor, es el propio placer individual. El llegar a
una meta, aunque sea corta que haga seguir dejando huella para que otros puedan
caminar. El que camina sin esperar nada a cambio deja profundas huellas que no
tienen precio ni tiempo.
Nada
hay que esperar cuando se da esperanza, sinceridad, cariño; cierto es que somos
personas y que, como tal, somos receptoras de respuestas que pueden ser
placenteras o desagradables. ¿De qué depende esto? Eso ... ya no es cosa de uno
sino de la veracidad o falsedad del otro y que desee una vida en armonía o una
vida nada sana y egoísta.
Autora:
Rosa Mª Villalta Ballester