Llegaste a
mí sin saber cómo,
quizás fue
el destino quien nos unió;
quizás fue
el azar, tal vez esperanza,
de una vida
que tal vez fracasó.
Mas ahora
nada nos desune,
siempre
nuestro corazón al son;
quizás una
duda, tal vez añoranza,
de algo que
no se tuvo por temor.
Y la
honestidad en el silencio,
deja al
tiempo que nos encontró;
tal vez sea
la sinceridad lograda,
en medio de
máscaras sin ilusión.
Ahora nada
duda de nuestro cariño,
nadie puede
malograr esta canción;
con letra y
son, sin ninguna traba,
para que el
viento lleve con amor.
Mas no es
amor de enamorados,
sino
sinceridad, confianza y perdón;
pues amistad
y tiempo son certeza,
de un
presente que no dice adiós.
Tras la
transparencia, la cordura;
tras la
lógica, nada puede ser mejor;
pues con la razón
y el buen deseo,
profundidad
y un crecimiento mayor.
Pues si la
realidad es nuestro frente
sin
fantasías ni oscuridad que detienen,
si el
fracaso se deja siempre a un lado,
a metas
pequeñas se puede dar paso.
Mas no es
tarde jamás para empezar,
siempre es
bueno a una meta llegar,
mas
despertar agradecer siempre toca,
pues es el
don para poder así continuar.
Y como las
despedidas no son gratas,
y nuestra
compañía en nuestro don,
como la
brisa de la verdad acaricia,
queda
abierta la ventana del corazón.
Autora: Rosa
Mª Villalta Ballester