No son las palabras quienes llenan,
sino las acciones que las llevan;
no son las reyertas sino sorpresas,
mas allá de voluntades ciegas.
No son las dudas quienes regresan,
sino las murallas que quedan presas;
no son las deudas las que apresan,
sino el corazón hundido en la tristeza.
Mas es la voluntad la que se empeña,
mas la oscuridad es la que aterra,
mas son los ojos de quien se aferra,
a la esperanza, la confianza y entrega.
Si en la amistad está la reserva,
si en el alma reside una estrella,
si la curación consiste en un esquema,
será mejor no pensar en problemas.
Si alabar se hace sin tener idea,
si, tal vez, el renacer no sea dilema,
si al corazón lo alimenta la paciencia,
entonces, mejor verdades enteras.
No son los deseos quienes procesan,
sino realidades inmensas que reflejan;
no son las alegrías sino grandes flechas,
que se lanzan para cambiar oscuras ideas.
No son los caminos los que acechan,
sino los hombres que apenas respetan;
no son las mentiras las que llegan,
cuando el amor y la fuerza dejan.
Si la espera se hace gran estela,
si mas allá del cansancio se anhela,
si el rencor no es quien se espera,
la paz y el cariño, jamás se alteran.
Si tú y yo somos una simple fuerza,
si nosotros hacemos aquello que se deja,
si vosotros realizáis un proyecto con una meta,
es posible que en el presente se deje huella.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester