¡Cuánto
tengo por aprender, por interpretar!
¡Cuántas
dudas y temores sin necesidad!
¡Cuán bella
la naturaleza en su totalidad!
¡Cuál bellos
los humanos que no tienen maldad!
Nace una
nueva madrugada, ¡gracias de nuevo!;
un nuevo día
que hay que aprovechar entero;
una nueva
mirada, un nuevo rumbo quizás,
algo que
ayer no hice o hice por error y renuevo.
Ayer ya ha
pasado, es posible recordarlo;
hoy es el
gran día, su mirada y todo su encanto;
mañana es
posible que sea, tal vez superando.
Nada hay más
grato que el agradecimiento,
nada es
igual a ayer si nos los proponemos;
las cosas
cambian, nosotros permanecemos,
y es el
regalo de Dios el aprender de ello.
Es humano
errar, pues nadie es perfecto;
todavía más
cuando se hace sin pensamiento;
existe el
perdón, la amistad y el entendimiento;
mas el
diálogo es la mejor forma de lograrlo.
Existe
esperanza cuando hay confianza;
mas la
confianza es amor y paz del alma;
existe un
camino que seguir hasta su llegada;
mas sin
saber tiempo, meta o dirección llevada.
Hallar la
paz es meta que fácil no se alcanza;
en el camino
se cruzan personas buenas o malas;
mas saber
elegir es cosa que cada cual realiza,
con voluntad
o sin ella, pues la vida pasa.
¡Cuán bello
es el amor que se da sin nada esperar!
¡Cuán dulces
las palabras que hacen reaccionar!
¡Qué suerte
tener personas que junto a uno van,
sobre todo
cuando se yerra y te hacen levantar!
Nada hay más
honesto que saber reaccionar,
nada mejor
que dar un paso para poder mejorar,
mas en el
intento de mejora está la felicidad,
pues no hay
mejor huella que lección poder dar.
Autora: Rosa
Mª Villalta Ballester