Ayer amanecí con una sonrisa
y la respuesta es la misma vida;
hoy amanezco con agradecimiento
pues el corazón late y sigo sonriendo.
Hoy doy gracias a ese
Dios de arriba,
que me haya devuelto el alma y la alegría.
Agradezco profundamente a toda la gente,
que a mi alrededor cada día permanece,
a esas personas que diariamente crecen,
en la sinceridad, el amor y el cariño permanente.
Agradezco todos los sentidos que me dan energía,
que me permiten deleitar del son de la dicha,
que hacen de mi despertar el mejor día,
que juntos arriesgan un presente de luz y garantía.
Agradezco no ser perfecta y errar,
aprender de los defectos y no plenamente confiar,
acceder al miedo y al derecho de amar,
fracasar si es preciso pero siempre levantar.
Agradezco primero para después meta lograr;
y si meta no tengo el deber de priorizar,
pues cada nuevo día, reto que solucionar;
mas la elección deja al corazón amar.
Agradezco quizás no tener premios,
porque humilde prefiero por la vida pasar,
mas la sencillez de mis huellas y deseos,
llevan aires de sinceridad y de bondad.
Agradezco la voluntad y la firmeza,
de querer ser mejor persona y mejorar,
aceptar quién soy realmente
y no dejar dudas ni mucho menos infelicidad.
Agradezco con sinceridad desde mi alma,
la ayuda que cada día recibo sin factura pasar,
pues cada son de luz y claridad en la vida,
son fruto de ese cariño y amor que el corazón da.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester