¡Ay del amor
que no viene,
o que llega
y después se va!
¡Ay de la
alegría perdida,
o no hallada
jamás!
Y si el amor
llega a deshoras,
y si el
corazón está por dar;
y si la
alegría deja sus horas,
y si llegó y
se fue sin llorar.
Mas no
importa el silencio,
no importa tampoco
la soledad,
pues se nace
quizás con ayuda,
pero se
muere sin nadie luchar.
Y desde la
voluntad, la dicha;
desde la
duda, la intranquilidad;
desde la
cima, se va bajando;
desde la
pérdida, vacío hay.
Y con el
corazón y el alma,
callo para
dejar mi paso dar.
Autora: Rosa
Mª Villalta Ballester