Ya ni lágrimas tengo para llorar,
ni deseos
para poder pensar en alguien,
ni corazón
donde el amor y bien llenar,
ni alma
completa para calmar mi soledad.
Ya ni
belleza ni objeto veo a la vida,
ni tampoco
puerto al que arribar,
ni ya hallo
una mano a la cual asirme,
ni tampoco
sonrisa que poder mostrar.
Ya ni
respiro profundamente por amor,
ni pienso
algo que me haga seguir el dolor,
ni hallo
respuesta a tanta infamia sin razón,
ni doy paso
alguno pues ya no camino sin son.
Ya nada
tengo que perder viviendo,
sí ganar
serenidad y gran detenimiento,
pues caminar
sin objetivo ni puerto hallar,
es sólo
morir despierta sin dejar de respirar.
Ya nada
deseo no, sino por fin exhalar,
ya nada veo
ni siento que no pueda recuperar,
nada que no
haya pasado ni pueda pasar,
alguien que
nada es y nada puede dejar.
Ya ni tiempo
deseo para poder sanar,
pues el
tiempo es fiel compañero de retrasar,
mas no deseo
más un minuto, un instante,
para mi
corazón rompa simplemente a llorar.
Ya nada
deseo ni siento, ya nada esperar;
ya nada que
sienta en mis adentros,
que no sea
por fin dejar el mundo sin más,
pues nada
aprendo y nada puedo yo dejar.