Temo a las tormentas,
al amor si no es verdadero,
a un te quiero que no es cierto,
a un yacer sólo como objeto.
Temo ser llama y ser fuego,
ser instinto y no fundamento;
pasión, placer, simple deseo;
a un lado la razón y pensamiento.
Temo no conjugar el amar,
ser fríamente algo incierto,
nada más que un simple anhelo
que se deja llevar por recreo.
Temo a que entres es mí,
a tu entrega, tu deseo
a mí;
a tus paseos por mi cuerpo,
a llegar al éxtasis sin pedir
Deseo, te deseo, soy fuego;
pero lejos estoy del daño,
no quiero ser objeto de deseo,
sino amor fiel y duradero,
que cuanto más pase tiempo,
infinito sea nuestro acercamiento.
Sí, tan sólo deseo eso:
que nuestro amor sea verdadero;
que nuestros pasos sean lentos,
saboreando cada sentido del cuerpo.
Tan sólo deseo tu silencio,
tu verdad, fuera cualquier esfuerzo;
pues el amor es voluntad y deseo intenso,
mas yo busco en ti algo más allá del deseo.
Sí amor, te amo, me amas en silencio;
tú y yo tenemos la llave de algo duradero;
cada vez más pasión, mas entrega y respeto;
mas a pesar del deseo, algo hay incierto.
Sí amor, nadie te obliga a mí;
estás libre amor mío, siempre lo estuviste;
sin embargo, anclados estamos aquí,
frente a frente, día a día,
en el lecho donde jugamos sin morir.
Mas nos acercamos y buscamos lo nuevo,
algo siempre por descubrir,
porque así es el amor mío,
algo que jamás se acaba de seguir.
Y aquí estamos tú y yo,
dos almas en vuelo que buscan su encuentro,
dos corazones que se quieren y aman en silencio;
dos seres que fusionan con alegría sus cuerpos,
dejando a media luz la sinceridad de sus besos.
Y así somos tú y yo,
pasión, fuego, algo que nadie puede detenernos;
mas nuestra distancia nuestro infierno,
mas el sentimiento está cerca de ser placentero.
Así que amor, cuando en el lecho,
susúrrame siempre al oído cuando te beso,
con sinceridad, alegría y dicha,
que a mi lado estás quizás por casualidad de la vida.
Y yo, cuando piel con piel saciamos nuestro deseo,
cuando buscamos más allá de lógica y razonamiento,
Y sí amor, si me preguntas es cuanto siento;
algo interno que provoca pasión y gran sufrimiento;
algo que mi cuerpo desea y algo que la razón no alega;
alguien que busca tu ser para disfrutar más allá de un
encuentro
Temo sí, temo quizás a la distancia y al tiempo;
a que ambos se fusionen y alejen nuestros vibrantes cuerpos,
pues nuestro amor va más allá que un simple encuentro,
aunque nos necesitemos cada vez más pasa saciar deseo.
Temo sí, a que algún día tu amor ya no sea eso;
que entre los dos ya no exista acercamiento;
pero mientras estemos juntos amor mío,
hallemos el placer, el éxtasis y todo fundamento.
Y, cuando nuestros cuerpos sean uno,
cuando la saciedad sea inmensamente una,
cuando juntos nos demos aquello que nos suma,
tómame amor pues entonces seré tuya,
mas no importa el qué dirán sino la armonía del amar.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester