Ojalá me conociesen en todos los países,
cada persona, en cada instante existiese;
rechazo de lleno las armas y la maldad;
me gustaría recorrer toda la humanidad.
Sí, soy la paz tan malogradamente hallada;
que desea nada más que eliminar batallas;
que oscurece cuando existen distancias;
que brilla cuando las manos son enlazadas.
No obligo a nadie a que en mí se refugie,
aunque ni límites ni obstáculos surgen;
mas quien en mí desee forjar su corazón,
serenidad y calma serán siempre un son.
Quizás las palabras no sean explicación,
mas los hechos de mi presencia un honor;
y si se actuará buscando mi existencia,
muchas victorias tal vez fueran ciertas.
Sin explicación estoy en cualquier parte,
pues ni soy racista ni idioma que me mate,
mas allá donde voy no siempre me reciben;
pero quien me descubre, halla mucho bien.
Mi verdad es que nada busco y todo doy;
y en cada momento doy lugar a una ocasión;
pues si me ves es porque en el corazón,
hay algo más que bondad y gran sensación.
Sin pretenderlo, causo una gran serenidad,
ya que nada existe que no sea sinceridad,
y cuando me tienes soy toda una libertad,
pues en mí no hallarás rechazo ni propiedad.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester