El amor, semilla de vida…
Pues
ahí tienes todas las semillas de la vida. Ahí tienes la siembra de la
fe, del dolor, de las lágrimas y de los milagros. El momento más
luminoso es encontrarlo, el más decisivo es arraigarlo y el de mayor
rendimiento, cultivarlo y saber vivirlo todos los días. Recuerda que
buscar amor no es amarse, y vivirlo a medias es como no haberlo
conocido. Hay que darse por entero.
¡Cuántas
vetas ocultas llevabas sin saberlo! ¡Cuánto que aprender tu corazón,
que volar tu pensamiento, que decir tus palabras y que iluminar tu alma!
¡Cuántas vetas ignoradas y cuántos manantiales cerrados estallan de pronto inundándote la vida!
No concibas el amor tan perfecto que te resulte irrealizable… ni tan imperfecto, que te resulte vulgar.
No
cierres la llave a la sinceridad y la confidencia, porque detrás de esa
puerta se mudarán el silencio y la incomunicación, y poco a poco te
irán despojando de todo lo que tienes.
Las
cosas del amor no son de fuerza, sino de entendimiento; no se imponen,
hay que dejar que broten solas. No lo derroches, pero tampoco lo
restrinjas. No lo reclames, ni lo fuerces, ni lo exijas: gánatelo,
merécetelo y dale cuerpo haciéndolo renacer muchas veces.
Es
mejor la confianza que el encubrimiento, ceder que mentir, comprender
que empecinarse, probar que rechazar, convencer que obligar.
Piensa
antes de obrar. No juzgues con precipitación. No te exaltes, no te
apasiones. Busca el justo medio, el equilibrio, el aplomo. El respeto es
esencial: si fallas, el amor se resquebraja y perece. Es como haberle
dado el golpe de muerte.
El amor es lo único que alivia el dolor. Es como un aceite suavizante para lo áspero, lo reseco, lo duro que encierra la vida.
Cuando
se ama, el corazón no es rígido, es ondulante… como si lo movieran la
brisa y la condescendencia. El rencor es tan corto que va derecho por el
camino del perdón.
La
cicatrización es tan rápida, tan imperceptible, que casi no da tiempo a
las disculpas y las explicaciones. Con esta cadena de perdones se hace
el amor.
Y con ese amor se hace la vida.
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