Vigila cuando duermo,
sosténme cuando estoy cansado,
sujétame cuando esté a punto de caer
levántame cuando me haya caído,
indícame el camino cuando no vea,
defiéndeme cuando pierda la lucha,
y especialmente en el último día de mi vida,
defiéndeme y protégeme del demonio.
Por la gracia de tu defensa y de tu guía,
permíteme entrar por último en tu gloriosa
demora y durante toda la eternidad,
pueda yo expresarte mi gratitud,
y glorificar al Señor
y a la Virgen María
Nuestra Reina.
Amén