Ni tan
siquiera una palabra;
ni un gesto
ni una acción;
nada que
rompa fronteras,
que abrace
por fin ilusión.
No hay
esperanza fingida,
ni recreo en
una emoción;
nada que al
alma apacigüe,
que al
corazón pena retire.
Ni tan
siquiera una verdad;
ni instante
para recordar;
nada que la
oscuridad vea,
que deje la
realidad ciega.
No hay dicha
sin serenidad;
ni bienestar
tras un errar;
nada que salve
las barreras,
que deje
camino para andar.
Ni tan
siquiera ya el dudar;
ni un
reflejo de algo sanar;
nada que a
los ojos permita,
otra visión del
día admita.
No ... no
hay vida sin acción;
tan sólo
existir, sobrevivir;
tan solo una
sola sensación:
dejar de
vivir con convicción.
Autora: Rosa
Mª Villalta Ballester