¡Debe ser grande el amor!,
aquel que roza la piel y los labios,
el que nutre de belleza la vida,
aquel que no deja tristeza ni llanto,
ése que no se olvida y queda intacto.
¡Debe ser hermoso el amor!
cuando deja al corazón flotando,
el que nada debe temer sintiendo,
aquel cuyo camino se halla probando,
ése que está más allá de lo entregado.
¡Debe ser silencioso el amor!
aquel cuyos cuerpos quedan fusionados,
el que hace encender la sangre que corre,
aquel cuyo rastro no se va jamás olvidando,
ése que fluye entre dos corazones palpitando.
¡Debe ser sublime el
amor!
cuando la pasión llega dándose las manos,
el que no enfría sino hace arder encantos,
aquel cuyo medio es fuego sin ser apagado,
ése que hace nacer el placer sin obstáculos.
¡Qué emocionante debe ser el amor, sí!
aquel que hace estremecer el cuerpo sin ocultarlo,
el que no es artificial sino natural al máximo,
el que sana heridas y llena al corazón de encanto,
ése que se espera en un instante sin ser programado.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester