Nada hay más enriquecedor que la verdad,
nada más sencillo que ser humano y gozar,
nada más difícil que caminar con oscuridad,
nada más imperfecto que a gente ignorar,
nada más estúpido que creer en idoneidad,
nada más beneficioso que todo un escuchar,
nada más infundado que toda espontaneidad,
nada más incontrolable que todo una amar,
nada más turbio que esa conocida falsedad,
nada, …, nada que no se halle en cada cual.
Y, sin voluntad de maldad, allí todo el valor;
sin temor al fracaso, la meta todo su color;
con amor a la vida, la alegría su esplendor;
con inmenso esfuerzo, todo un gran honor;
sin miedo y sin prisas, …, llegar … lo mejor.
¿Hay algo más hermoso que sentir amor?
¿Es amar algo que proporciona gran calor?
¿Acaso ser dichoso ni riqueza ni dolor?
¿No es la libertad ejercicio de gran valor?
¿Acaso es distante la distancia o el temor?
¿Quién desea ser ignorado o con rencor?
¿A quién le agradan la distancia y el dolor?
Nada hay nada que la esperanza frene;
que la sabiduría, sin tapujos, regenere;
que la voluntad, aun fallando, reniegue;
que la razón y lógica no fundamenten;
que herida no cicatrice y dolor ya cese;
que ímpetu e ilusión la actividad dejen;
que … con vida y amor … día a día …,
…, tal vez, claridad y espíritu, lleven;
que … con ternura y humanidad …,
…, este mundo de gente buena se llene.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester