Es
Maravilloso, Señor, mis brazos perfectos, cuando hay tantos mutilados;
mis ojos perfectos, cuando tantos no tienen luz; mi voz que canta,
cuando otras enmudecen; mis manos que trabajan, cuando otras mendigan.
Es
Maravilloso, regresar a casa cuando otros no tienen a dónde regresar;
es Maravilloso sonreír, amar, soñar y vivir; y cuántos hay que lloran,
odian, se revuelven en pesadillas y mueren antes de vivir.
Es maravilloso, tener a Dios para creer; y cuántos hay, que ni siquiera poseen el consuelo de una creencia.
Es Maravilloso, sobre todo Señor, tener tan poco que pedir... ¡ y tanto que agradecer !
a/d