......
Para todos con mucho cariño
“Cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas. Sonríe, abre tus ramas agradecidas hacia el sol y siente la suave brisa.”.
SANTORAL - ONOMÁSTICA
Santos del día 4 de Julio
San Laureano; santas Isabel de Portugal y Nuestra Señora del Refugio.
ANABEL
Parece que este nombre proviene de Escocia, con el significado de Amable. Sin embargo en nuestras latitudes solemos considerar Anabel como un compuesto de Ana e Isabel, sin descartar no obstante su origen y significado escocés. El primer elemento del compuesto, Ana, es de origen hebreo, Hanna y significa "la graciosa" según unos etimologistas; mientras según otros, que lo consideran derivado de Hannanya (Ananías = "Dios ha sido misericordioso") significaría "misericordiosa", "compasiva", "de buen corazón". Pero no lo encontramos tan sólo en la cultura hebrea, este nombre: en la antiquísima civilización caldea llamaban Ana al espíritu que regía el cielo y que juntamente con Ea (la Tierra) y Mulge (el Abismo), formaba la tríada de las grandes divinidades que gobernaban las tres regiones del universo. Y también Eneas, el héroe griego que según Virgilio se salvó de la ruína de Troya y fundó Roma, al pasar por Cartago fue acogida por la reina Dido, cuya hermana se llamaba Ana. Encontramos también Anna como nombre de una antiquísima ciudad griega y como nombre romano del Guadi - Ana, al que los árabes añadieron el genérico Uadi o Guadi, que significa "río". Está claro que las raíces de este nombre son muy profundas, y bien diversas sus ramificaciones. En cuanto a Isabel, es otro de los grandes nombres de mujer. Su forma hebrea es Eli-zabad, que significa "Mi Dios me ha concedido"; aunque parece que trae aún más antigüedad y se conocía ya este nombre en los pueblos anteriores a Israel. La terminación -bel parece que hace referencia a Baal. Si así fuese, el significado de Isabel sería "Baal es la salud". Según otra etimología significaría "El juramento de Dios", dando idea de firmeza. En cualquier caso se trata de un nombre antiquísimo, que ha tenido un gran predicamento, tanto en Israel como luego en nuestra cultura. Las formas más corrientes son: Isabel, con su hipocorístico Isa, Elisabet o Elisabeth, y su forma abreviada Eli; y además los compuestos Anabel (Ana e Isabel) y María Isabel, fundido en Maribel y Marisa. Es, como se ve, un nombre muy versátil. Al juntar en uno solo los nombres de Ana e Isabel se acumula la fuerza, la belleza y la historia de ambos en uno solo.
|