No echo de menos la amistad,
ni la las palabras que nada tienen,
ni la confianza que mal hace,
ni el deseo por algo realizar.
No echo de menos tener sueños,
ni tampoco objetivo al que llegar,
ni felicidad ni tampoco riqueza,
ni tampoco a nadie para hablar.
Tan solo deseo estar en soledad,
el verdadero refugio para el mal,
deseo confiar en ese mi refugio,
para desde él poder vivir en paz.
Autora: Rosa Mª Villalta Ballester