Los juncos se doblegan como rindiéndole pleitesía.
Las ramas de los árboles, emiten un susurro, a veces, acariciante, otras, que da miedo oírlos. Los grandes árboles, los robles, los castaños, se llenan de gorriones que se refugian entre sus ramas, escapando del vendaval, por miedo a que pueda con ellos.
Siempre hay algún pequeño pájaro que se enfrenta al viento, quedando suspendido, es como mágico, no se cae, el viento lo sujeta. Debe ser divertido el juego, pues al poco rato, se le unen unos cuantos pajarillos más, para imitar al primer pájaro que fue el que tomó la iniciativa.
El frío es intenso, a pesar de eso, las gaviotas se bañan como si nada.
Ufffffff, me meto para dentro so riesgo de quedarme como un témpano.
Maria Pilar Lossada Aymerich