El Maestro del Mundo
Debemos creer que todo trabajo es el trabajo de Dios. Eso no solo transformará nuestro trabajo en adoración, sino que además nos permitirá dar lo mejor de nosotros mismos en cualquier esfuerzo. Bhagavan ilustra esta verdad con un hecho fascinante de la vida de Akbar, el gran emperador mogol:
“Una tarde, Akbar estaba recorriendo la capital en compañía de Tansen, el músico de su corte. Ellos se cruzaron con un anciano que cantaba para sí canciones en alabanza a Dios. El emperador detuvo su carruaje y continuó escuchando las canciones del desconocido, que conmovieron su corazón. El tiempo se detuvo mientras las lágrimas manaban de los ojos del emperador. Cuando el canto finalizó, el emperador salió de su arrobamiento y le preguntó a Tansen, que era considerado el mejor cantante de su época:
–He escuchado tu canto durante largo tiempo. Sin duda, es dulce para los oídos y calma el corazón. Pero el canto de este anciano me llenó de una bienaventuranza celestial y elevó mi alma a un paraíso de dicha pura. Tu música jamás me ha hecho sentir así. ¡No logro entender por qué!
Tansen respondió con toda humildad:
–¡Su Majestad! He estado cantando para complacerte, pero este devoto está cantando para complacer a Dios. ¡Eso marca la diferencia!”
“Hay una sola religión, la religión del amor;
hay una sola casta, la casta de la humanidad;
hay un solo lenguaje, el lenguaje del corazón;
hay un solo Dios, y es Omnipresente”
Sathya Sai Baba
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