La manzanilla, cuyo nombre científico es Matricaria Chamonilla, es una hierba aromática de la familia de las compuestas. Sus beneficios son conocidos desde tiempos inmemoriales (era empleada por los antiguos griegos y romanos) y hoy en día se sigue consumiendo ya que los resultados positivos de su utilización saltan a la vista.
La manzanilla es proveniente de Europa pero posteriormente se fue difundiendo por el mundo. Posee muchas propiedades benéficas y su uso medicinal está muy extendido entre las personas de distintas culturas.
Entre los múltiples beneficios que posee, se destacan que es digestiva, tranquilizante, antiinflamatoria y antiespasmódica. También funciona como un suave diurético, ya que ayuda a eliminar líquido del cuerpo y como un leve sedante. Sirve para aliviar los dolores articulares en casos de reuma, ciática o cualquier otra dolencia de este tipo. Además, por sus efectos antiinflamatorios, es buena para tratar afecciones oculares como conjuntivitis, alergias, ojeras, orzuelos, etc.
La forma más habitual de consumir la manzanilla es en una infusión preparada con sus flores. Ya sea ingiriéndola (uso interno) o friccionando en la zona a tratar con el líquido obtenido (uso externo).
Sus propiedades han sido muy requeridas también en la cosmetología, a tal punto que existen infinidad de productos que la contienen desde cremas corporales, faciales, hasta productos para el cabello. Un ejemplo muy común de esto, son los cosméticos capilares que la contienen, con el fin de aclarar el cabello (incluso shampoo para niños).