Las psicoterapias de orientación transpersonal enfatiza el desarrollo armónico de las persona en su camino hacia la trascendencia, lo que significa que se interesa en la salud psíquica de la persona íntegra, de la persona en una búsqueda espiritual, por lo que considera tratar las alteraciones psíquicas, al promover la salud y el crecimiento integrales se ocupa de todo el espectro de la conciencia, con sus potencialidades y limitaciones.
Este enfoque afirma el potencial curativo de las experiencias transpersonales e investiga los objetivos espirituales desde un punto de vista psicológico, de hecho la principal tarea de la psicoterapia consiste en el cuidado del alma.
Los terapeuta transpersonales pueden recurrir por consiguiente, tanto a las técnicas terapéuticas tradicionales como a métodos derivados de las diferentes disciplinas espirituales, como la meditación y el entrenamiento mental. Así el cliente puede ser alentadora observar los procesos psicocorporales y las profundidades más internas de su psiquismo en un proceso conducente al descubrimiento de un amplio arsenal de recursos internos y de su propio potencial curativo innato.
En cuanto al contexto terapéutico, el terapeuta transpersonal considera a la conciencia como objeto e instrumento de cambio; esto implica que cualquiera sea el problema que plantea el cliente, el terapeuta se centrará en el nivel y estado de conciencia del cliente y estimulará su desarrollo (Bustos y Román, 1992). Por otra parte el propio nivel de conciencia del terapeuta afectaría directamente la relación terapéutica y por lo tanto al cliente.
Por otro parte, la orientación transpersonal no invalida otras aproximaciones terapéuticas, ya que todas ellas pueden resultar adecuadas a las diferentes necesidades que los seres humanos tienen en momentos diferentes. Lo que hace es buscar un contexto más amplio, que permita una visión más inclusiva de las posibilidades del ser humano, de esta manera, los diferentes enfoques terapéuticos constituyen a su modo un enfoque parcialmente adecuado que se ocupa en un nivel específico de la conciencia.
En esencia, cada individuo vive en el libre albedrío, lo que implica que si el cambio, se produzca o no y la forma que éste asuma depende, en grado total, de su propia voluntad.
A través de la terapia retomamos contacto con nuestro ser esencial a través de muchas formas - espontáneas o inducidas - que básicamente nos ayudan a des-identificarnos de nuestro "ego" y de su búsqueda de "control" y "seguridad"; por lo tanto, el propósito de la Psicoterapia Transpersonal debe ser ayudar al cliente a percibir su propósito vital (Celis, 1998).
La labor psicoterapeuta no es solitaria: los eventos sincrónicos en nuestra vida y la del cliente y la ayuda de presencias, guías, Yo Superior -de cliente y terapeuta- constituyen una importante ayuda a la que podemos recurrir en busca de orientación e inspiración.
El psicoterapeuta Transpersonal realiza su trabajo fundamentalmente a través de su ser; además, en su labor es esencial cuál es el modelo que como persona presenta, dado el efecto de modelaje en el cliente.
En segundo lugar de importancia, el entrenamiento técnico del psicoterapeuta Transpersonal reviste importancia como una "bolsa de trucos" que le permite disponer de diferentes posibilidades de abordaje frente a la situación que vive la persona con la cual está trabajando; el entrenamiento del terapeuta en este contexto debe estar, por tanto, principalmente dirigido a ayudarle a: desidentificarse de sus patrones condicionados y conocer su propio espacio de "vacío creativo" -un trabajo experiencial-; y, en segundo lugar de importancia, al entrenamiento técnico en diversas herramientas de trabajo interior; el psicoterapeuta Transpersonal debe ser quien sostenga y encarne estas creencias, no como una postura ideológica ocasional, sino como un reflejo de su modo de vida.
Terapeuta transpersonal: mariana luz