Tantos nombres mis labios pronunciaron, unos de suave tacto, otros de vino lúbrico y saltarín, otros de miel.
Tales sabores ya se me ausentaron. Sólo en tu nombre hallo el sabor genuino que me niega la opción de ser infiel.
Brevería Nº 1696
Nombre
Aún recuerdo otros nombres, pero quedan como papel quemado en la memoria, parte ceniza, parte documento que a la menor fricción se desmorona. El tuyo en cambio fue tallado en mármol, alegoría tú de la victoria, desplegadas las alas para el vuelo, revelador el viento de tus formas, como la diosa helena de la Acrópolis, toda impulso en tu base, toda gloria. Tal vez el tiempo a desgastar se atreva ciertas esquinas, pero no te agota; sigue tu nombre lúcido, legible, como los de héroes, púgiles y diosas que pueblan los museos, resistentes a decadencia y ruina. Se me agolpan los otros nombres, exigiendo a gritos evocación, pero sus maniobras perdieron ya poder e iniciativa, son desdeñables, si insistentes, olas que un día remontaron mis arenas, pero se estrellan hoy contra las rocas. Y en la arena sus nombres escribieron, que el aire estraga, que las aguas borran. Sigue el tuyo en el mármol, siempre vivo, lo grito al mundo, lo susurro a solas, y volará en el eco, inacabable, aunque un día tal vez ya no respondas.