Ensálcete el valor de tus acciones, y mantén la autoestima sobria o muda. Sólo el necio es tan necio que se escuda en lo infalible de sus convicciones.
El sabio sabe errar; sus opiniones no son de bronce o mármol, y la duda refuerza su pensar. Será tu ayuda, descubriéndote múltiples opciones.
La gloria, el éxito, el descubrimiento no nos llegan de herencia; hay desaliento, noches blancas, sudor, en su captura.
Tal vez otro, en tu misma circunstancia, lo hubiera conseguido. Tu importancia, si la promueves tú, se desfigura.