2831 Bajo la piel, del músculo al rugido, llevo la jungla en algarada viva; percibo sus colores, y el crujido de mi íntima pisada fugitiva. Me nombra el atabal de la libido, me acecha cada bestia disruptiva, y veo incrementarse la amenaza; mas mi sensualidad no la rechaza.
Quien se acongoja, en el dolor se hospeda, la soledad acuna su lamento; pero el gozo requiere acercamiento, coparticipación de la vereda.
Compartir no es perder; siempre nos queda la misma plenitud, mismo contento, pero alguien más invoca el instrumento de la alegría que a los dos enreda.
Cuanto de nuestro gozo divulgamos se nos devuelve, y nos eslabonamos aún más a iniciador y confidente.
Uniéndote al camino de mi gozo, se afianzan mi dicha y tu alborozo. Gracias, amigo, por estar presente.