Ya sabes que me enojé con Él terriblemente porque te fuiste.
Qué bueno fue sentir su presencia en una canción que me desató en llanto.
Vacié mi enojo. vacié mi tristeza, vacié mis preocupaciones.
Tengo tanto que agradecer a la vida.
Hay tanto por lo que debo dar gracias, pero sobre todo por
estos maravillosos casi cinco años de matrimonio.
Gracias mi amado, gracias por tu forma de estar siempre, por todo tu
apoyo para que haga lo que quiero, por tu forma de dejarme libre para
que sea yo misma.
No hay lenguaje humano para expresar todo lo que siento por ti.
Esta canción de Violeta Parra “gracias a la vida” lo dice todo:
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el oído que, en todo su ancho, graba noche y día grillos y canarios; martillos, turbinas, ladridos, chubascos, y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro: madre, amigo, hermano, y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio el corazón que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano; cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de ustedes que es el mismo canto y el canto de todos, que es mi propio canto.