Recordando en el tiempo los sucesos que cambiaron mi vida encuentro aquella noche que será parte de mí por siempre. Remontando más en el tiempo me encuentro contigo de nuevo, con esa imagen tan viva de ti. Todo sucedió tan rápido: te conocí, te comencé a conocer realmente y cuando menos lo imaginé me encontraba una noche en el cielo... contigo, mi guía.
La luna no era nada comparada contigo. Ahí, inmensamente bella como sólo tú sabes serlo, fue cuando un destello tuyo cruzó mis ojos hasta mi corazón, para iluminar todo dentro de mí. Lo que hiciste conmigo sólo tu lo sabes, es tu secreto y no lo compartes con nadie. Me cambiaste, inundaste de ti mi cuerpo entero, me robaste.
Fue una noche grandiosa en la cual me perdí contigo en las estrellas, bajo la sombra del cielo entero. Nos elevamos a lo más eminente del mundo, para perdernos entre vientos y penumbra. Ahí tan alto sentía que había alcanzado lo más verdadero, y así fue, fue ahí donde conocí al amor.
Pero mi felicidad distaba de ser lo que sería después.
Esa noche en el cielo, fue sólo el comienzo, el comienzo de mi vida.