Material extraído de una conferencia de Elizabeth Clare Prophet sobre los Chakras

Nuestros centros espirituales

Chakra es una palabra sanscrita que significa rueda o disco, un vórtice de luz. Los chakras son centros del flujo de la energía de Dios dentro de nuestro cuerpo. Tenemos siete chakras principales en nuestro cuerpo que se corresponden con los siete rayos del Cristo y del Buda. Al igual que nuestros músculos también podemos ejercitar nuestros chakras y aunque no se pueden ver con la vista física podemos sentirlos.

Antes de abordar el propio estudio de los chakras debemos conocer la relación de nuestros chakras con nuestros cuatro cuerpos inferiores. Debemos saber, en primer, lugar que nuestro cuerpo físico es solamente una cuarta parte de nuestra totalidad como personas, también tenemos un cuerpo mental cuerpo de pensamiento y de la mente perceptiva; un cuerpo emocional un cuerpo de sentimientos y de deseos y un cuerpo etérico que es el cuerpo de nuestra memoria, que contiene capas de la mente subconsciente y supraconciente, así como el diseño interno de la vida. Cada cuerpo esta separado y es distinto a los demás pero comparten o se intercepta, atraviesan las coordenadas comunes de los siete chakras en lo físico. Estos chakras están unidos por el sistema nervioso central y el sistema endocrino.

Los chakras son vehículos centrales del flujo de la luz desde el alma a nuestro cuatro cuerpos inferiores. Con el fin de aumentar nuestro potencial, debemos tener un conducto limpio para que pase la luz y la energía que recibimos de la fuente de la vida cada día para movernos libremente a través de estos cuatro cuerpos. Si alguno de los chakras están bloqueados puede que uno o más de nuestros cuatro cuerpos estén fuera de alineamiento. Si uno de los cuatro cuerpos esta fuera de alineamiento no podemos conseguir demasiado rendimiento de los otros. Por lo tanto hay que conocer los chakras y su influencia en nuestra vida.

Estos centros transforman y reducen la energía, focalizando la luz que desciende y distribuyéndola de forma practica para cada uno de los cuatro cuerpos inferiores que revisten el alma. Sin estos centros la individualidad divina permanecería sin expresarse en los cuatro cuerpos inferiores de conciencia. Son cálices que reciben y expanden la luz de las esferas del cuerpo causal que rodea a la presencia Yo Soy, permitiendo así experimentar a Dios de formas diferentes. Son ventanas del alma a través de las cuales fluyen virtudes divinas al mundo material, estos siete chakras representan siete planos del conocimiento de Dios. A través de estos se experimenta a Dios de siete modos diferentes.