EL INFIERNO
Y EL CIELO
Metafísica
Actualizada por Rubén Cedeño
EL INFIERNO
es un estado de conciencia de lucha, angustia e infelicidad, es también el
período que pasan las almas pagando las deudas de amor que han dejado sin
saldar en su pasado, pero no necesariamente se encuentra en el más allá.
El diablo
es nuestra propia mente, que nos hiere con el tenedor de nuestras
auto-acusaciones, malas calificaciones y decretos negativos. Esto, en todo el
sentido de la palabra, es un infierno, pero que no es eterno.
Nada es
eterno en el universo sal la VIDA, y la ley de la vida nos da la oportunidad de
corregir nuestros errores del pasado en el presente.
No existe
la condenación eterna. Es imposible que dentro del corazón, luz de Dios, exista
la condenación eterna; lo que existe es el amor eterno. Uno siempre debe
reconocer a un solo Dios es el Absoluto, ese Ser que contiene dentro de sí a
todos los seres, los planetas y todas las galaxias. Jamás hay que ponerse a
creer en la mentira creada por los pintores y artistas de la Edad Media, de un
Dios antropomórfico, personal, que está montado en una nube, dirigiendo a la humanidad
arbitrariamente y condenando a sus hijos a un infierno en llamas. Ningún padre
mortal, humano e imperfecto es capaz de semejante crueldad, entonces, ¿Cómo vas
a creer que Dios es capaz de tamaña infamia?.
EL CIELO es
un estado de consciencia de felicidad y perfección; es nuestro verdadero hogar.
Todos
tenemos derecho a vivir en él. Es el estado perfecto del Ser. Vivir en el cielo
es nuestra verdad, nuestro Plan Divino de Perfección. En él vivimos cuando
todas las causas que hemos movido positivamente se nos devuelven para
bendecirnos y bañarnos de luz.
Jesús dijo:
“Conoce la Verdad y ella te hará libre”. Libre de la ignorancia, la
infelicidad, la angustia, la maldad y el desasosiego. Todo el que es libre, es
feliz. Jesús enseño: “Al que cree, todo le es posible”.
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