El día 29 de septiembre se celebra a los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, quienes aparecen nombrados en
la Biblia, llevando a cabo misiones importantísimas encomendadas por Dios.
La existencia de los ángeles es una verdad de fe.
A San Miguel se le conocen cuatro oficios: Pelear contra
Satanás. Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente
a la hora de la muerte. En una aparición a la
ilustre sierva de Dios, Antonia d´Astonaco en Portugal. Pidió el Arcángel San
Miguel que se compusieran en su honor nueve salutaciones, correspondientes a
los nueve coros de los Ángeles, las cuales consistieran cada una en la
recitación de un Padrenuestro y tres Avemarías.
ROSARIO DE SAN MIGUEL
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de los Serafines,
el Señor nos haga dignos del fuego de una perfecta caridad. (Padrenuestro y tres
Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de los Querubines,
el Señor nos conceda la gracia de caminar por la senda de la perfección
cristiana. (Padrenuestro y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de los Tronos,
el Señor nos conceda el espíritu de una verdadera humildad. (Padrenuestro
y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel Arcángel y del celestial coro de las Dominaciones,
el Señor nos otorgue la gracia de podernos dominar en nuestros sentidos.
(Padrenuestro y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de las Potestades,
el Señor nos guarde de los engaños y tentaciones del demonio. (Padrenuestro y
tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y el celestial coro de las Virtudes,
el Señor nos conceda el no ser vencidos en el peligroso combate de las
tentaciones. (Padrenuestro y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de los Principados,
el Señor nos otorgue el espíritu de una verdadera y sincera obediencia. (Padre nuestro
y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y el celestial coro de los Arcángeles,
el Señor nos conceda el don de la perseverancia en la fe y en las buenas obras.
(Padrenuestro y tres Avemarías).
Por
la intercesión de San Miguel y del celestial coro de los Ángeles,
el Señor nos conceda que estos espíritus bienaventurados nos guarden siempre, y
principalmente en la hora de nuestra muerte. (Padrenuestro y tres Avemarías).
El Rosario de san Miguel
se termina con las siguientes oraciones:
Oh glorioso Príncipe,
san Miguel, jefe principal de la milicia celestial, guardián fidelísimo de las
almas, vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel servidor en el
palacio del Rey Divino, sois nuestro admirable guía y conductor. Vos que
brilláis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo
mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable
protección; para que seamos más y más fieles al servicio de Dios, todos los
días de nuestra vida.
V. Rogad
por nosotros, oh glorioso san Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para
que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Oración
Omnipotente y Eterno
Dios, os adoramos y bendecimos. En vuestra maravillosa bondad, y con el
misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al
glorioso arcángel san Miguel como príncipe de vuestra Iglesia. Humildemente os
suplicamos, Padre celestial, que nos liberéis de nuestros enemigos. En la hora
de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque para
perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor nuestro, guiadnos por medio de este
mismo arcángel. Enviadle que nos conduzca a la presencia de vuestra excelsa y
divina majestad. Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
|