El Santo Aliento es un ejercicio respiratorio enseñado por EL SANTO AEOLUS o el ESPïRITU SANTO COSMICO que consiste en cuatro pasos: absorber, retener, expandir y permanecer vacíos del aire y, por medio de este ejercicio de respiración, absorber las radicaciones de DIOS, los Elohim, Arcángeles y Maestros Ascendidos expresadas en los Siete RAYOS. Como el Espíritu Santo es el aliento de vida, es El quien rige el Santo Aliento y éste es el motor de la Sagrada Energía Curativa.

La respiración es el origen de la vida.

El Santo Aeolus es el que nos da todas las respiraciones al nacer y vivimos según el número de respiraciones que nos haya otorgado.

El Santo Aliento consiste en cuatro pasos:

INSPIRANDO-INHALACIÓN

ABSORBIENDO-RETENIENDO

EXPANDIENDO-EXHALANDO

PROYECTANDO-DESCANSANDO

Hagamos la práctica diciendo internamente en cada uno de los pasos:

INHALANDO: “YO SOY INSPIRANDO”

RETENIENDO: “YO SOY ABSORBIENDO”

EXHALANDO: “YO SOY PROYECTANDO”

DESCANSANDO: “YO SOY EXPANDIENDO”

La respiración ha de ser diafragmática, esto es, inflando el vientre lleno de aire. Presta atención a cómo el diafragma crece y decrece. El Santo Aliento es en la Nueva Era, lo que se conoció en YOGA de la antigua India como el PRANAYAMA.

Uno puede hacer el Santo Aliento absorbiendo en cada ejercicio uno de los Siete Rayos y los dones de cada uno de ellos. Si nos concentramos en un punto determinado del cuerpo o en otro sitio, allí fluirá la Energía Vital cargada con los dones del rayo que estemos visualizando y decretando.

Ante toda apariencia de enfermedad o problema, si uno hace el Santo Aliento absorbiendo los dones de la divinidad que sean requeridos se podrá lograr con ella la disolución de la causa que a uno lo aqueja.

De esta manera podemos aliviar dolores en un determinado lugar del cuerpo, disolver tensiones, aliviar angustias, disolver odios, salir de situaciones pesadas, resolver problemas sentimentales, solucionar asuntos económicos.

MEDITACIÓN EN EL CRISTO: Cuando deseemos entrar en comunión con DIOS, busquemos un lugar donde nadie nos perturbe, en silencio, y allí, solos, relajemos todo el cuerpo, estemos acostados o sentados. Cerremos los ojos y llevemos la atención hacia todo lo que connota nuestro Ser.

Libro Metafísica Actualizada de Rubén Cedeño