LIBRO:
ESTUDIO SOBRE ALQUIMIA (FRAGMENTOS Y RESUMEN) SAINT GERMAIN (consejos)
El significado interno de alquimia es simplemente componer LA GRAN OBRA,
implica la relación entre la totalidad de la creación y las partes que la
componen. La alquimia trata sobre el poder consciente de controlar las
mutaciones y transmutaciones en el interior de la Materia, la energía, y de la
vida misma. Es la ciencia del místico y el punto fuerte del hombre auto-realizado
quien, tras haber buscado, ha descubierto que es uno con Dios y está dispuesto
a desempeñar su papel.
Los átomos de luz que componían el cuerpo de Cristo, absorbieron a
voluntad una cantidad adicional de rayos cósmicos y sustancia espiritual, cuya
afinidad con la luz física hizo su cuerpo tan ligero que pudo caminar sobre el
mar con la misma facilidad con que lo hubiera hecho sobre tierra firme.
La ley de la transferencia de
energía es esencial para la ciencia de la alquimia, pues sin ella es imposible
«crear» materia. Esta ley determina que de la nada no se puede crear algo. El
conocimiento verdadero de la ley impersonal de la transferencia de energía es
asimismo fundamental para comprender correctamente la Gran Ley, pues prueba que
Dios, quien hace salir el sol sobre malos y buenos, se manifiesta a través de
ambos.
Es posible arrebatar de la mano de Dios algunos de los secretos para
dominar las fuerzas de la naturaleza y controlar la Materia, aun cuando sus
motivaciones no sean absolutamente puros. Pero que nadie se atreva a pensar que
el que hace tal cosa escapará del ajuste de cuentas. Todo el que abusa de los
poderes del universo con fines egoístas, tarde o temprano se da cuenta de que
tiene que renunciar a sus ganancias ilícitas —y el castigo que paga es
verdaderamente espantoso.
Déjame abrazar el Espíritu de libertad que permite que un hombre, creado
según la imagen inmortal, amorosa y divinamente libre de Su Creador, realice
estas cosas y muchas otras en beneficio de la sociedad y para felicidad de sus
bienhechores.
La alquimia es el punto fuerte del hombre auto-realizado quien, tras
haber buscado, ha descubierto que es uno con Dios y está dispuesto a desempeñar
su papel.
Debes familiarizarte a niveles internos con la química total de Dios, y
con la manera en que cada faceta de la creación, se lleva a manifestarse en la
Materia, en tu conciencia y vida cotidiana.
Tendrás que meditar y releer estas lecciones muchas veces, llamándome y
llamando a tu Yo Divino —tu Presencia yo soy— para que arroje luz sobre
cualquier punto que no veas claro inmediatamente.
El alquimista debe desarrollar el sentido del valor del tiempo y el
espacio, luego desarrollar con paciencia su propio diseño divino, esto es, la
finalidad de tu experimento alquímico, el verdadero alquimista comienza su
experimento comunicándose consigo mismo, para captar los inspiradores
pensamientos de la mente radiante de su Creador.
La Hermandad tiene la esperanza de evitar a nuestros estudiantes los
errores cometidos por algunos de los primeros alquimistas, cuyo único propósito
parecía ser la adquisición de riquezas y honor y la capacidad de extraer de la
sustancia universal las energías para transformar metales de baja ley en oro. La
finalidad por la que Dios ordenó esta ciencia espiritual, quedará incumplida a
menos que ésta se aplique —tal como es nuestro deseo— a la liberación de los
individuos y de la sociedad de trabajo pesado, de confusión y de ceder a las
densidades del pensamiento humano.
Colocamos muchas piedras preciosas de pensamiento en las frases más
inverosímiles, las cuales, aun siendo bastante llanas en su lenguaje y fáciles
de ver, tal vez requieran más que la diligente exploración de un corazón
sincero.
Cuando los primeros alquimistas, alcanzaron un cierto grado de éxito en
la exploración de los secretos del universo, percibieron la necesidad de unirse
y de ocultar algunos de los descubrimientos que habían hecho. De esa necesidad,
surgieron diversas órdenes religiosas y sociedades secretas, y algunas de ellas
han sobrevivido hasta el presente.
Se espera del estudiante de alquimia, una decidida dedicación al uso de
las energías del presente para abrir la puerta al futuro. Por consiguiente, ha
de procurar que, su desarrollo actual en la ciencia de la alquimia sea
suficiente para transformar, las cualidades de baja ley de la naturaleza humana,
en un altar sobre el que la llama de la Realidad viviente, encienda la grandeza
de la era de oro que está emergiendo en la mente Crística.
Cuando el alquimista utiliza los símbolos y la simbología, debidamente
entendidos, son literalmente cargados de sentido. Por ejemplo:
El mercurio es el símbolo de la rapidez, y traslada a la conciencia el
pensamiento de un vigilante y reverente estado de alerta que con gran rapidez
infunde a la química de la acción la intensidad de la aplicación. (pensamiento trasmuta
químicamente a la acción)
La sal equivale a la idea de individualidad, y recuerda a los hombres,
la necesidad de que el yo guarde el sabor de su Fuente Divina, lo cual es
preferible a permitir la cristalización de la identidad en el Sodoma y Gomorra
de la materialidad, ejemplificada por la figura histórica de la mujer de Lot.
El fuego, como la Vida, es el catalizador que puede acrecentarse por
medio de la luz cósmica contenida en los rayos cósmicos, con el fin de intensificar
y purificar el resplandor de la Vida en el diseño que se contempla realizar.
Más aún, la invocación consciente
de la Vida hace doblemente seguras, todas las manifestaciones del alquimista.
La tierra simboliza las naturales densidades cristalinas creadas a
partir de las energías del Espíritu y sustentadas por los seres del reino
elemental. Estos diminutos creadores, remediando la discordia humana, han
transferido a la naturaleza los patrones discordantes de la humanidad.
El error humano sobre el cuerpo planetario apareció en forma de espina,
cardo, insecto y animal de rapiña. Y la caja de Pandora de las formas astrales
fue abierta por las civilizaciones de los rezagados, cuyos libre albedrío y
egoísmo desviados han pervertido las energías de la Vida incluso en otros sistemas
de mundos. Es esta discordia, impuesta a los átomos mismos de la sustancia, la
que el alquimista debe eliminar de su laboratorio antes de que pueda crear. Es
esta escoria la que el alquimista purificará por medio del fuego.
El propósito de la verdadera ciencia ha de ser incrementar la felicidad
y liberar a la gente de toda circunstancia externa que no sirva para elevar al
hombre al estado virginal de grandeza de su propósito cósmico original.
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