de Marshall). El
Mesías es entonces la aparición de la gloria del Gran
Elohim quien es nuestro Salvador, el Padre (Tito
2:10). La gracia es entonces un producto de la actividad
de Yahshúa.
La Asamblea es guardada por el poder de Elohim a
través de la fe por una salvación lista para ser revelada
en el último tiempo (1Pedro 1:5). El fin (el
resultado) de la fe es la salvación de la persona.
Los profetas profetizaron sobre la salvación pero
no sabían el tiempo ni la persona del Mesías cuando
predijeron su sufrimiento y gloria subsiguiente
(1Pedro 1:9-10).
El pecado entró en el mundo a través de Adam y
reinó de Adam a Moisés. La muerte fue el resultado
del pecado (Rom. 5:12). El pecado existió antes
de que la ley fuese dada a Moisés (Rom. 5:13). Así
que las consecuencias de la ley ya eran conocidas
desde Adam, ya que el pecado no es contado donde
no hay ninguna ley. La gracia entonces abundó
por medio de redimir al hombre del pecado y de la
condena de la ley. Donde el pecado aumentó, bajo
la ley, abundó la gracia (Rom. 5:15-21). Por la obediencia
de un hombre, muchos serán declarados
justos por la gracia que reina a través de la rectitud
hacia la vida eterna en el Ungido Yahshúa (Rom.
5:20-21).
Así que no hay ninguna condenación para los que
están en el Mesías (Rom. 8:1). La ley esta cumplida
entonces en nosotros quienes caminamos según
el Espíritu (Rom. 8:4).
El espíritu dirige la mente según su propósito (Rom.
8:5). La mente que esta fija en la carne es hostil a
Elohim. No se somete a la ley de Elohim y, de hecho,
no puede someterse a la ley (Rom. 8:7). Así
que la mente carnal o que no está convertida se
identifica por su resistencia a guardar las leyes de
Elohim.
El Espíritu de Aquel que levantó al Mesías de la
muerte vive en el creyente, dando vida a través del
espíritu que mora en el individuo (Rom. 8:11). Todos
los que son conducidos por el espíritu de Elohim
son hijos de Elohim (Rom. 8:14) y esto es por la
gracia de Elohim. La ley fue dada a través de Moisés,
la gracia y la verdad vinieron a través Yahshúa
(Juan 1:17). Nosotros clamamos Abba o Padre,
desarrollando el mismo estatus de Hijo (Rom. 8:15)
como se dio a nuestro hermano Yahshúa.
La ley no proporciona justificación. Las personas
son justificada a través de la fe en Yahshúa (Gálatas
2:16). La vida que ellos viven es por la fe en el Hijo
de Elohim (Gál. 2:20). A través de la ley, morimos
al pecado para que podamos vivir para Elohim (Gál.
2:19). Pero no anulamos la gracia de Elohim guardando
la ley, porque no somos justificados por la
ley (Gál. 2:21). Guardamos la ley porque el espíritu
nos dirige y la ley procede de la propia naturaleza
de Elohim de la cual nosotros nos hemos vestido
y de la cual somos partícipes (2Pedro 1:4), como
lo es el Mesías.
No somos salvados por la ley sino por la gracia de
Yahshúa (Hechos 15:11). El pecado no tiene dominio
sobre los elegidos porque ellos no están bajo
(la condena de) la ley sino bajo la (protección de
la) gracia y son servidores de Elohim (Rom. 6:14-
15). No pecamos transgrediendo la ley porque somos
servidores de Elohim y de la justicia y no del
pecado, haciéndonos obedientes de corazón a la
norma de enseñanza a la que fuimos comprometidos
(Rom. 6:17-18). Mientras que antes estábamos
muertos por nuestras transgresiones, ahora tenemos
vida junto con el Mesías a través de la gracia
(Efesios 2:5). Hemos sido levantados y nos hemos
sentado con el Mesías en los lugares celestiales para
que Elohim nos pueda mostrar en las edades venideras
la magnitud y riqueza de Su gracia y su bondad
para nosotros a través del Mesías Yahshúa
(Efesios 2:6-7). Porque por la gracia del Padre fuimos
salvados a través de la fe. Esto no es obra del
individuo; es un don de Elohim y no se debe a obras
para que ninguno pueda jactarse (Efesios 2:9). Así
que guardamos la ley a través del espíritu de Elohim
por gracia.
La Obligación bajo la Ley
Hay una obligación continua de guardar la ley que
no cambia ni se altera como hemos visto (Mateo
5:18; Lucas 16:17). La ley no fue guardada correctamente
por los judíos del tiempo del Mesías (Juan
7:19), siendo que fue alterada por la tradición de
los ancianos (Mateo 15:2-3,6; Marcos 7:3,5,8-9,13)
y convertida en una carga o yugo por los maestros
judíos de ese tiempo, haciéndola una prueba dura
de Elohim (Hechos 15:10).
Hay, sobre todo, una obligación continua de guardar
los mandamientos de Elohim. Está vigente y no
pasará hasta el fin de los tiempos que involucran la
existencia humana.
3.2.3.1 ¿Por qué los Discípulos del Mesías guardan
La Ley?
Los Discípulos del Mesías son salvados a través de
la gracia y no por la ley. ¿Por qué es entonces axiomático
que reconocen y guardan la ley? Porque:
La Ley de Elohim emana de la bondad permanente
de Su naturaleza.
La ley de Elohim procede de la naturaleza de Elohim
y así está puesta para siempre porque Elohim es
invariable, siendo esencialmente bueno como la
cúspide de la bondad. En Marcos 10:18 El Mesías
dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Sólo Elohim es
bueno o ¿Por qué me preguntas por lo que es bueno?
Uno hay quién es bueno. Si quieres entrar en
la vida guarda los mandamientos (Mateo 19:17).
La bondad de Elohim lleva a cada uno de nosotros
hacia el arrepentimiento (Rom. 2:4). La naturaleza
de Elohim es de bondad invariable. Los ángeles
comparten Su naturaleza divina. Así, ellos permanecen
constantes en la naturaleza y bondad divina.
De esta manera el Mesías es el mismo ayer, hoy y
por los siglos (leolám) (Hebreos 13:8). Los elegidos,
al compartir la naturaleza divina (2Pedro 1:4),
se vuelven parte de un sacerdocio divino, él de
Melquisedec que es intransmisible (aparabaton) o
invariable por los siglos (aiona) (Hebreos 7:24). El
Mesías puede salvar por entero a quienes se acercan
a Elohim a través de él (vea Hebreos 7:25
Greek-English Interlinear de Marshall). Pero él
no es el objeto del servicio, ni el Elohim que ordena
por Su voluntad.
La ley de Elohim debe ser seguida a través de la fe
y no a través de obras (Rom. 9:32). Tenemos una
Nueva Alianza donde Yahwéh establece Sus leyes
en nuestras mentes y las escribe en nuestros corazones.
Él es nuestro Elohim y nosotros somos Sus
servidores, rindiéndole adoración, guardando Sus
leyes en nuestra naturaleza (Hebreos 8:10-13). Así
que las señales exteriores no son nada. Es el guardar
los mandamientos de Elohim dentro de nosotros
lo que nos circuncida (1Corintios 7:19) como
Discípulos del Mesías y miembros de Israel. Los
que enfurecen al dragón son los que guardan los
mandamientos de Elohim. El guardar de los mandamientos
de Elohim los identifica en las persecuciones
(Apo. 12:17). Estos son los santos que guardan
los mandamientos de Elohim y perseveran (Apo.
14:12).
3.2.3.2 Los Discípulos del Mesías como el Templo
de Elohim
Los santos son el Templo de Elohim y el espíritu de
Elohim mora en ellos. Si alguien destruye el Templo
de Elohim, Elohim lo destruirá. Porque el Templo
de Elohim es santo y ese Templo nosotros somos
(1Corintios 3:16-17). Por esta razón, los Discípulos
del Mesías tienen el deber de mantener sus
propios cuerpos en un estado saludable como receptáculos
del Espíritu de Elohim. Porque Elohim
ha dicho que Él vivirá en nosotros, y se moverá
entre nosotros, y Él será nuestro Elohim. Nos debemos
mantener consagrados y separados. Elohim
será nuestro Padre y nosotros seremos Sus hijos
(2Corintios 6:16-18 citan varios textos de las escrituras
Hebreas: Lev. 26:12; Ezequiel 37:27; Isaías
52:11; 2Samuel 7:14).
Espero haber ACLARADO PARA ALGUNOS FORISTAS que nos acusan de que nosotros nos justificamos por la ley y no por la gracia.
SHALOM
Yehmael