“Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones, y nos ha encomendado a nosotros la palabra de la reconciliación.”- 2 Corintios 5:18-19 –
La caricatura favorita de mi hija cuando era pequeña era “Winnie de Pooh”. Ese osito simplón y glotón para la miel; el cual, es usado por su creador para darle a los niños magnificas lecciones acerca de la amistad y responsabilidad.
En uno de sus episodios, Winnie de Pooh llegó al rio y allí se encontró con Eeyore (el burro sin rabo que siempre está deprimido), el cual se había caído al rio y no podía salir. Winnie de Pooh le dice:
-“¡Hola Eeyore! Me parece que te caíste al rio…”.
Con la depresión y el pesimismo acostumbrado, Eeyore le contesta: “¡Triste de mí!, ¿verdad?”. Pooh se queda en silencio por un rato y luego argumenta:
- “El río es poco confortable a esta hora de la mañana, ¿verdad?”.
-“¡Oh, el peor lugar que puedas imaginar!”- le contesta Eeyore.
-“Tienes que ser más cuidadoso, Eeyore, para que no vuelvas a caer en el río por las mañanas, te puedes enfermar…”.
-“Gracias, por tu consejo, Pooh”- dice Eeyore.
-“¡Oh, Eeyore, me parece que te estás hundiendo!”- dice Pooh sin moverse del lugar donde estaba.
Después de varios “glu, glu” y muchas burbujas, Eeyore le dice a Pooh:
- “Pooh, ¿sería mucha molestia si me rescataras?”…
¡Daaaaa…! Parece tonto que Pooh no se diera cuenta de que su amigo Eeyore estaba en peligro, ¿verdad? Pero no critiquemos a Pooh, muchas veces también nosotros hacemos lo mismo. Conocemos personas que están en peligro de hundirse en su río de pecado, y nos sentamos a la orilla del río a criticarles, a argumentarles; pero nunca extendemos nuestra mano para sacarles. Aun las iglesias se comportan de esa forma… Cuando se enteran de que existe un problema en la comunidad comienzan a reunir comités y comités y comités para dilucidar la situación para buscar fuentes y consensos… Cuando por fin se encuentra el comité adecuado y los fondos correspondientes, ya la situación se ha hundido en el río de “es muy tarde”.
Muy lamentablemente esa es la realidad. Pero, gracias sean dadas a Dios porque Él no es así. Él nos vio en el lodo cenagoso o en las arenas movedizas, y nos tendió la mano en amor y nos sacó… Dios no hizo como Pooh… ni comenzó a preguntarnos cómo habíamos llegado allí (pues ya lo sabía),; ni comenzó a decirnos: “Te lo dije… fue tu culpa” (pues sabe que nosotros sabemos que Él nos había advertido, que ya sabemos que fuimos los culpables). Tampoco comenzó a sentenciarnos como Pooh hizo con Eeyore. Dios tampoco hizo una reunión en el cielo para determinar cómo nos podía ayudarno, o de dónde sacaría los fondos para rescatarnos. ¡No! Él oyó nuestro clamor, nos miró con amor y compasión, y le dijo al Padre: “Yo iré, envíame a mí”. Metió su santa y preciosa mano en el lodo cenagoso y nos rescato… Nos acurrucó en sus poderosos brazos y nos cargo en su poderoso hombro. En el proceso, manchó sus vestiduras con nuestro pecado, pero no le importó…. Nos llevó a un lugar seguro, nos limpio, nos puso vestiduras blancas, nuevas y costosas (costaron Su vida…); luego llamó a todos los ángeles del cielo y les pidió que hicieran fiesta por nosotros…- Lucas 15:7-23.
¿No les parece que es maravilloso nuestro Señor? ¡Sí!, así es, nadie nos ama como Él. Pero, ¿sabes? Él espera que después de que nosotros hemos sido rescatados… vayamos a todos los lodos cenagosos del mundo a rescatar a todos aquellos que se encuentran allí, sin fe y sin esperanza. Hemos sido reconciliados para reconciliar- 2 Corintios 5:18-20; 1 Juan 3:1-24.
Por: Griselle M. Trujillo