Se ha hecho una falsa tradición en los medios cristianos, el creer que la mujer de Apocalipsis 17 y 18 es Roma. Demostraremos sencillamente, que no lo es.
Primero: El libro de Daniel habla de cuatro imperios mundiales simbolizados por cuatro bestias:
En el capítulo 7 de Daniel, de acuerdo a la perspectiva divina, el profeta ve cuatro bestias que representan cuatro imperios mundiales importantes (Dn.7:2, 3):
El primero, que es como león, representa a Babilonia (Dn.7:4).
El segundo, semejante a uno oso, representa al imperio medo-persa (Dn.7:5).
El tercero, representa al imperio greco-macedonio (Dn.7:6).
El cuarto, representa a al imperio romano antiguo y revidado (Dn.7:7).
Si vemos, en Ap.13:1, Juan ve una bestia que sale del mar, con siete cabezas y diez cuernos. Cada cabeza, representa un reino, nación, o imperio; cinco de ellos habían caído cuando se escribió Apocalipsis hace casi dos mil años, y el sexto, que hoy esta caído era vigente en aquella época, y es el imperio romano antiguo, que obviamente, ya es historia. A partir de la sexta cabeza, empieza hacia adelante una transición que culmina hasta el reinado del Anticristo, u octavo rey. De los cuatro imperios mencionados arriba, que son representado por cuatro bestias, corresponden a cuatro de las siete cabezas de la bestia de Ap.13:1.
Dios parece darle más importancia a los imperios mediatos por lo que se ve en Daniel cap.7, y excluye dos imperios pasados que oprimieron a Israel (Egipto y Asiria).
Las cuatro bestias son, dijimos, el imperio babilónico, el medo-persa, el greco macedonio, y el romano (antiguo: la cuarta bestia; y los diez cuernos, que coalicionados formaran la Nueva Roma).
Si vamos atrás del tiempo, sabemos que Israel fue cautiva de Egipto por más de cuatrocientos años (Gn.15:13; Ex.), y también del pueblo asirio (2 de R.16:8-18).
Así, contando los dos imperios faltantes, es decir, el egipcio y el asirio, podemos deducir que ellos son parte de las siete cabezas de la bestia de Ap.13:1. Todas las cabezas o reinos, de acuerdo a su aparición histórica sucesiva, corresponden en su totalidad a los imperios o reinos siguientes:
- Egipcio.
- Asirio.
- Babilónico.
- Medo-Persa.
- Greco-Macedónico
- Romano (antiguo).
- Romano escatológico en su fase primera (carrera de proselitismo del Asirio o Cuerno Pequeño: Dn.7:8; Ap.6:1, 2).
- Romano escatológico en su fase segunda (cabeza herida de muerte y revivida: la resurrección del hijo de perdición de manera sobrenatural: Ap.13:3; los diez cuernos son unidos como un solo reino por él: Ap.17:12, 13).
Aunque no se representa como una cabeza más de las siete mencionada, el reino del Anticristo es el coalicionado por diez cuernos como dijimos antes, y el mismo Anticristo es el rey octavo de ese reino cohesionado, que sale de las siete cabezas o reyes, y que va a la perdición (Ap.17:10).
Es importante mencionar, que Ap.17:9 aclara que «las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer». Más abajo, en el versículo siguiente (Ap.17:10), dice: «y son siete reyes» refiriéndose a las cabezas y los montes, de acuerdo al contenido de los versículos. Esto ha traído confusión por muchos siglos. Intérpretes de la Biblia, afirman que los siete montes mencionados arriba, son aquellos donde se asienta geográficamente el Vaticano, en Roma: Capitolina, Quirinal, Viminal, Esquilina, Celia, Aventinia, Palatina. Pero esto, es un error craso y serio. El entorno muestra que las cabezas son montes, y estos son reyes. Así, que rompe completamente de que se trata de las colinas o montañas que rodean el Vaticano. No es posible que cada monte literal que rodea le Vaticano sea un rey gobernante, una persona: es absurdo. Queda excluida esta idea por lo que vimos. Es imposible absolutamente que así sea: los montes, son siete cabezas, y cada cabeza, como estudiamos arriba, representa un reino.
Por lo tanto: las siete cabezas son igual a siete montes. Los siete reyes son las siete cabezas como los siete montes (Ap.17:9, 10).
Otra cosa importante: La mujer, que representa a la ciudad de Babilonia, y que cabalga la bestia, que es la misma de Ap.13.1, no es parte de ella. Las siete cabezas son de la bestia, y la mujer nada tiene que ver en el asunto. La bestia y la mujer no son de naturaleza inherentes. En este simbolismo, el cabalgamiento significa apoyo de la mujer en la bestia, es decir, la ciudad babilónica dependerá de algún tiempo del poder político del Anticristo. Pero es sabido, que la bestia y los cuernos destruirán a la mujer cuando ya no les sea necesaria:
«Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán asolada y desnuda; y devoraran sus carnes, y la quemaran con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que quiso; ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios » (Ap.17:16,17).
El hecho que la mujer se vista de púrpura y escarlata, y de joyas ostentosas (Ap.17:4), no alude a la indumentaria usada por los clérigos papistas. Sólo significa opulencia, riquezas y poder en general.
Hemos visto con luz bíblica, que lejos está la mujer de Ap.17-18 de ser la corrupta ciudad de Roma. Podemos decir, al respecto, que Roma es una de las «hijas rameras» del Babilonia la Grande (Ap.17:5).
La destrucción de Babilonia es al futuro, de acuerdo a Jer. caps. 50-51.
La ciudad será quemada (Ap.17:6), y quien determine el juicio para ella será el Dios del cielo (Ap.18:8).