¡HA LLEGADO UN EXPERTO OCULISTA¡ ¿Quién quiere ver?
DOMINGO XXX B
Jr. 31,7-9; Hbr. 5,1-6; Mc 10,46-52
¡Hola, Jesús, mi querido Amigo y Señor!
¡Qué sorpresa más desagradable te llevaste la semana pasado con tus dos discípulos Santiago y Juan y…!. Tu subías a Jerusalén por última vez y le dejabas bien claro lo que iba a pasar allí: “Mirad que vamos a la Santa ciudad y allí el HIJO DEL HOMBRE va a ser entregado a los sumos sacerdotes, escribas y fariseos, lo maltratarán y lo condenarán a muerte. A los tres días resucitará,” pero ellos a lo suyo, a ser importantes en tu reino y a subir peldaños hasta la jefatura para dominar. Se me ocurre una pregunta, Señor: ¿Esto pasa también hoy entre los tuyos?...... ¿Buscamos ayudar a que te conozcan o a dominarLos? Bueno….., Señor, ya que no me respondes y me miras así …., quiero al menos, agradecerte la contestación que diste a aquellos dos hermanos. Así de claro, ¡bien!¡bien!: “NO SABÉIS LO PEDÍS”“ESTÁIS CIEGOS…” ¡Vaya, cómo se quedarían! Para que aprendan y entiendan lo que tu querías de ellos, le diste una catequesis con ejemplos clarísimos para que no solo oyeran ideas sino que comprobaran conductas y se atrevieran de una vez por todas a dar el salto adelante y seguirte. Gracias , Jesús, y ayúdame a…… recordarlo:
“Mirad, llegamos a Jericó y aquí, Bartimeo, el hijo ciego de Timeo, estaba tirado en la cuneta; una multitud me acompañaba pero no hacía otra cosa que lamentar la desgracia con muy buenas palabras, aunque
nadie le echaba una mano ni siquiera lo dejaban hablar, pero él no me dejó en paz, y una y otra vez gritaba: “Jesús ,hijo de David teN compasión de mi”, hasta que mandé callar a la gente, y le pedí acercarse. Fijaos bien: “En cuanto oyó que le llamaba, tiró la manta en la que se envolvía, pegó un salto y se me puso delante. Yo le hice la misma pregunta, ¿”QUE QUIERES QUE HAGA POR TI?”, que ayer hice a Santiago y a Juan y por cuya respuesta os molestasteis todos. Y ¿Sabéis la contestación Bartimeo? Notad la diferencia:” ¡MESTRO, QUIERO VER! “SÍ, VETE QUE TU FE TE HA SALVADO”, le dije. Claro, este hombre recobró la vista porque la fe iluminó su vida para seguir por mi camino. ¡Ojala!, podáis entender ahora.
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PETICION:
Toma mi vida, hazla de nuevo
Yo quiero ser, Señor, un vaso nuevo…
¡Jesús, quiero ver!