LEYES DEL VIEJO TESTAMENTO QUE
JESUCRISTO RECHAZÓ O DEJÓ SIN EFECTO
PRIMERO:
El divorcio entre la mujer y el hombre:
En Mt.19.3 se tiene a cuenta, que los fariseos tentando a Jesús, le dijeron: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?
Primeramente, he aquí lo que Jesucristo les respondió: “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero Yo os digo, que el que repudia a su mujer, a no ser por fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio (Mt. 5.31)”
En Mt. 19.3, lo dicho por los fariseos a Jesús, ha de entenderse, de que por cualquier causa repudiaban a sus mujeres, para separarse de ellas. Pero En la Ley del Viejo Pacto, no dice por cualquier causa, sino que para separarse de la mujer, era por haber hallado en ella, alguna cosa indecente; y por tal motivo se le escribiría carta de divorcio, y habiéndosela entregado en su mano, la despediría de su casa, pudiendo ella desde luego casarse con otro. En el entendido de si la aborrecía este último, y le hacía del mismo modo, o se muriere el postrer marido, no podía el primero que se le unió, tomarla de nuevo como mujer, por estar envilecida (Dt. 24.1-4). Este mandamiento estaba escrito como si fuera Ley de Dios, sin serlo, y fue por causa de la dureza de corazón, que Moisés permitió dicho mandamiento (Mc.10.5). Jesucristo entonces viendo que dicho mandamiento no era lo recto delante los ojos de Dios, lo rechazó por lo que desde el principio de la creación ha sido, pues varón y hembra los hizo Dios (Gn. 1.27; 5.2). Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; Así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto lo que Dios juntó, no lo separe el hombre (Mc. 10.7-9).
Por último, Jesucristo en atención a lo preguntado a él por sus discípulos, les dijo, que si la mujer repudia a su marido, y se casa con otro, comete adulterio (Mc. 10.12).
SEGUNDO:
Ley de la venganza (ley del talión) ¿Ojo por ojo, y diente por diente?
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses". (Mateo 5:38-42).
Los israelitas tenían la costumbre de aplicar la ley de la venganza (ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe), conforme a Éxodo 21:24-25. Esto no es mandamiento de IEUE, sino de Moisés. Por lo tanto el Señor Jesucristo lo dejó sin efecto, porque no fue mandado por Dios.
En verdad lo que Dios en su Ley mandó, está escrito así:
“Lv. 19.18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo IEUE.”
TERCERO
¿Es correcto amar solamente al amigo y aborrecer al enemigo?:
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen (Mateo 5.43-44).”
En los términos de aborrecimiento, esto es lo que el Señor en su Ley dejó determinado:
Dt. 23.7 No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano, no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
En los tiempos de Cristo ocurría, que para los demás de su pueblo, los enemigos no eran sólo los extranjeros, sino también sus propios hermanos. Así que al aborrecer estaban incumpliendo con el amor al prójimo. El prójimo no sólo son los amigos, sino también los enemigos, y en el hecho de que judíos y samaritanos no se trataban entre sí, veamos el ejemplo del Hombre samaritano cuando tuvo misericordia del judío:
“Y he aquí un intérprete de la Ley se levantó y dijo para probarle: Maestro, ¿haciendo que cosa, heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Que está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo, bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él interprete queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron, e hiriéndole se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, y vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia, y acercándose vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes demás, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones? Él le dijo: el que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y has tú lo mismo (Lc.10.25-37).”
CUARTO:
¿Muerte a los adúlteros?:
Está establecido en el Viejo Pacto:
“Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adultero y la adultera, indefectiblemente serán muertos. (Levítico 20:10).”
“Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego (Lv. 21.9).”
Al contrario, como se puede ver en lo que sigue, Jesucristo no condenó a la mujer adúltera:
“Entonces los escribas y los fariseos, le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la Ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues. ¿Qué dices? Más esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los potreros; y quedó sólo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más (Jn. 8.3-11).”
Con esta enseñanza, Jesucristo nos está diciendo, que al ser un mandato de Moisés, no es Ley de Dios, sino del hombre. Hasta aquí he recogido algunos ejemplos de leyes contenidas en el AT., que Jesucristo en el Nuevo Testamento, rechazó, o dejó sin efecto.