¡VED AQUÍ AL DIOS VUESTRO! (Is. 40:9, R.V. 1960).
En las antiguas escrituras, IEUÉ anunció a la voz que clama en el desierto (Juan Bautista), que le preparara camino y le enderezara calzada en la soledad. Esto era para que IEUÉ en Cristo luego de evangelizar, consolar a su pueblo con el perdón de todos los pecados (Is. 40:1-3); y por lo tanto dice al anunciador (a) de Sión y de Jerusalén, que subiera a un monte alto para que levantando fuertemente su voz sin temor, dijera a las ciudades de Judá: ¡VED AQUÍ AL DIOS VUESTRO! (Is. 40:9, R.V. 1960). Tal anunciador que levantaría fuertemente su voz y que así lo hizo, fue el mismo Juan Bautista, porque más nadie anunció el acercamiento del Reino de IEUÉ y su llegada física cuando hallándose en el Jordán, le vino en su forma de Cristo "El Mesías" (Mt. 3:1-6,13-17, R.V. 1960).
La profecía de Isaías aún señala, que IEUÉ El Señor Vendría con poder para señorear con su brazo, y que no sólo apacentaría su rebaño llevando a sus corderos en su brazo y en su seno, sino también pastorearía suavemente a las recién paridas (Is. 40:10, R.V. 1960). En efecto, además de venir con poder señoreando con su brazo, vino como Pastor; porque tanto en palabras y en la realización de sus obras, de Él se puede decir:
1) Hablaba como quien tiene autoridad (Mt. 7:29; y Mc. 1.22, R.V. 1960).
2) En cumplimiento de las Sagradas Escrituras, conformó a un redil dehumanos que calificó de ovejas o de corderos (Is. 40:11; Ez. 34:23; 37:24; Jn.21:16; Heb. 13:20; 1P. 2:25, R.V. 1960).
3) Echó fuera demonios y a espíritus de enfermedad (Mt. 10:8; 8:16; 12:28; 7.29; 17:18; Mc. 1:34; Lc. 4:33,41; 11:14; 20; Jn. 13:11, R.V. 1960).
4) Curó a muchos enfermos (Mt. 4:24; 8:17; 10:1; Mc. 3:15; 1:22; Lc. 4:40; 7; 21; Jn. 5.4, R.V. 1960).
5) Resucitó a varios muertos (Mt. 11:5; Lc. 7:22; Mc. 5; 35-41; Jn. 11:44, R.V. 1960).
6) A 70 de sus discípulos los comisionó para sanar enfermedades (Lc. 10:1-9, R.V. 1960).
7) Dio autoridad a sus 12 discípulos para echar fuera demonios y curar toda clase de enfermedades y toda dolencia (Mt. 10:1; Mc. 6:1-13, R.V. 1960).
8) Anduvo sobre las aguas y ordenó a la tempestad de viento y al mar para que cesaran o se aquietaran (Mt. 5,23-26; Mc. 4:36-39; Lc. 8:22-24, R.V. 1960).
9) Dio mandamientos (Mc. 16:15-16; Lc. 24:47; Jn. 13:34; 14:15,21; 15:10; y Hch. 1:2, R.V. 1960).
10) Luego que puso su vida por las ovejas, la volvió a tomar para levantarse de entre los muertos (Jn. 2:14; 10:17-19, R.V. 1960)
11) Perdonó pecados (Mt. 9:2,6; Mc. 2:5,10; Lc. 5:20,24, R.V. 1960).
12) Después de resucitado sopló su Santo Espíritu en sus discípulos para remitir y retener pecados (Mt. 7.29; Mc.1:22, R.V. 1960).
13) Derramó de su santo Espíritu como estaba profetizado (Is.40:5; Ez. 39:29; Joel 2:28; Zc. 12:10; Mt. 3:11; Lc. 3:16; 11:16; Jn. 1;26; Hch. 1:5; 2:17-21; 1Co 12:13, R.V. 1960).
Es por todo ello que cuando el profeta Isaías se refirió a IEUÉ, dijo que el pueblo conocería su Nombre, porque El mismo se haría presente (Is. 52:6, R.V. 1960). Lo cual así lo hizo en su forma de Cristo (El Mesías), a fin de traer el Evangelio y desnudar su santo brazo ante los ojos de todas las naciones; y que además los confines de la tierra verían su salvación (Is. 52:7,10, R.V. 1960). Así pues que cuando vino en su forma de Cristo “El Mesías”, desnudó su brazo y extendió sus manos a un pueblo rebelde y contradictor que en pos de sus pensamientos anda por caminos no buenos (Is. 65:2, R.V. 1960; y Ro. 10:21, R.V. 1960). Sin embargo, todo el pueblo de Israel que en su conjunto es lo suyo, no le recibió; pero a quienes lo recibieron y creen en su Santo Nombre que es IESUÉ, les dio la potestad de ser hechos hijos de Eloah (Jn. 1:11-12, R.V. 1960). No obstante a la negativa del pueblo por no haberlo recibido, El realizó la consolación; porque trayendo salvación, hizo la redención o remisión de todos los pecados sobre la estaca de crucifixión, con el fin de librar o redimir a su pueblo de la maldición de la ley mosaica y cumplir la promesa hecha a Abraham, de que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra (Gl. 3:13; 4:5; Ro. 8:2; Gn. 23:18; y Hch. 3.25, R.V. 1960).
Así pues que en cumplimiento de las Sagradas Escrituras, IEUÉ en su forma de Cristo (El Mesías) mientras que estaba encima de la estaca de Crucifixión, El derramó sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración, para que de ellos mirándolo a Él traspasado, estuvieran llorando como se llora por Hijo Unigénito, y afligiéndose por El, como quien se aflige por el primogénito (Zc. 12:10; y Ap. 1:7, R.V. 1960).
Finalmente, es que por todo lo antes expuesto, digno es de decirse nuevamente el siguiente anunció profético de IEUÉ, por boca de Isaías: ¡VED AQUÍ AL DIOS VUESTRO! Precisamente a Jesucristo que estuvo presente, e hizo tal cual como dijo cuando sólo lo era en su forma de IEUÉ Espíritu.