LA IGLESIA
DE CRISTO VERSUS LA IGLESIA DEL CREDO TRINO
Antes de
originarse la iglesia de Cristo, no solo se antecedió el anuncio angelical por
parte del Ser Divino, del hijo que María daría a luz, a ser llamado su nombre IESUE
(Jesú), con el que el pueblo sería salvado de los pecados, sino también que
todos los que le recibieron y creen en su nombre, se les dio la potestad de ser
hechos hijos de Elohei “Dios” (Mt. 1:21; y Jn. 1:12); y a poco después que el
Mesías iniciara la predicación de las buenas nuevas de salvación, le hizo el
llamado primeramente en Genesaret, a cuatro pescadores, y en otro lugar, a un
cobrador de impuestos de nombre Leví, a quienes juntamente con otros siete
escogidos, les hizo la designación de apóstoles estando en el monte de los
olivos de Jerusalén, para un total de 12 que fueron elegidos entre otros discípulos
(Mt. 1:21; Lc. 5.1-11, 27; y 6:12-16). A cuyos 12 los encomendó, a predicar solamente
a las ovejas perdidas de la casa de Israel, con la potestad de sanar enfermos,
limpiar leprosos, resucitar muertos, echar fuera demonios, sin proveerse entre
otras cosas, de oro, de plata y de cobre en sus cintos (Mt. 10:1-10). Además, Cristo
al ir en crecida su iglesia, también designó a otros 70 discípulos, para que de
dos en dos fuesen delante de él a toda ciudad y lugar, a donde había de ir, sin
que ellos llevasen bolsa, ni alforja ni calzado, y tampoco saludaran a nadie en
el camino, y en cualquier casa donde los recibieran, comieran y bebieran lo que
en mesa les pusieran, ya que el obrero es digno de su salario, pero que no fueran
de casa en casa. Asimismo lo hicieran en cualquier ciudad donde entraran, y aún
sanaran a los enfermos (Lc. 10:1-9).
Luego de la
muerte y resurrección de Jesucristo, él se aparece a más de 500 hermanos a la
vez, y a algunos les abre el entendimiento para que comprendiesen las
escrituras, a fin de que supiesen que ello era necesario, según la ley, los
salmos y los profetas, y que se predicase en su nombre, el arrepentimiento y el
perdón de los pecados en todas las naciones comenzando desde Jerusalén; y además
de decirles de serles testigos de esas
cosas, allí derramaría sobre ellos su Espíritu, que es lo que había profetizado
mediante sus profetas (1 Co. 15:6; Is. 32:15; Ez. 36:27; 37:14; 39:29; Lc. 24:44-49;
y Joel 2:27-29).
En Jerusalén recibirían
ellos pues su Espíritu, y desde allí comenzaría la predicación del
arrepentimiento y el perdón de los pecados en el Nombre de Jesucristo, en todas
las naciones del mundo (Lc. 24:47-49). Lo cual así ocurrió, ya que Jesucristo a
derramarle desde lo alto su Espíritu a 170 de sus discípulos que se encontraban
en Aposento Alto, comenzaron a hablar en otras lenguas, según lo que él les
diese que hablasen (Slm. 68:18; Hch. 1:12-15; 2:1-21, 33; y Ef. 4:7-12); y por
esto luego aconteció, un grande crecimiento de la iglesia de Cristo, porque se
convirtieron como tres mil (3.000) personas, al escuchar el discurso del
Apóstol Pedro, quien puesto de pies con los otros once apóstoles, entre otras
cosas les dijo, que se arrepintieran y se bautizase cada uno en el Nombre de
Jesucristo para el perdón de los pecados, y recibirían el don del Espíritu
Santo (Hch. 2:14-41). Otro hecho notorio que acrecentó más a la iglesia de
Cristo, fue cuando con ocasión de la sanidad de Juan el cojo, Pedro en compañía
del Apóstol Juan, al dar su segundo discurso en el pórtico de Salomón, para
enseñar al pueblo, se convirtieron como unos cinco mil (5.000) hombres; y que a
pesar de que fue arrestado e intimado junto al otro Apóstol, para que de
ninguna manera hablasen ni enseñasen en el Nombre de IESUE, no declinaron en
esto, mostrando gran valentía en sus respuestas ante los adversarios del Señor (Hch.
3:1-26; y 4:1-26).
Así que Habiendo
desde el inicio: “El hijo que María daría a luz, al cual el ángel Gabriel dijo que se
llamaría su nombre IESUE (Jesú), porque él salvaría al pueblo de sus pecados; La
potestad de ser hechos hijos de Elohei (Dios) a los que le recibieron y creen
en su Nombre, ya que no son engendrados de carne ni de sangre sino de Elohei (Dios);
El mandamiento por él dado a sus discípulos de predicar en su Nombre el
arrepentimiento y perdón de pecados en todas las naciones comenzando desde
Jerusalén; y el crecimiento progresivo de la iglesia de Cristo”, ya
ella estaba con todo esto cimentada en su Nombre, a tal grado que lo dicho por
el Apóstol Pedro en Hechos 2:38, con relación a Lucas 24:47, tiene que ver con
el Nombre de Jesucristo, para el arrepentimiento, bautismo y perdón de los
pecados. En todo esto está aparejado el nacimiento en el Espíritu y en el agua
junto a la sangre, como los tres testigos que dan testimonio en la tierra en el
Nombre de Jesucristo, ya que no hay otro nombre dado a los hombres en el que
podamos ser salvos, y porque todo lo que se haga de hecho y de palabra, hacerlo
todo en el Nombre del Señor IESUE “Jesú” (Jn. 3:3-16; 1 Jn. 5:8; Hch. 4.12; y
Col. 3:17). Solo Cristo es el fundamento de los profetas y de los apóstoles,
quien es la piedra del ángulo, en donde el edificio bien coordinado, va
creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien somos juntamente
edificados para su morada (Ef. 2:20-22).
Solamente
Jesucristo, es la piedra que desecharon los edificadores, y la que ha venido a
ser cabeza de esquina, y quien caiga sobre ella será quebrantado, y sobre quien
ella cayere, le desmenuzará, él es la Roca donde debe estar edificada su Iglesia,
ya que de lo contrario, todo el que no edifique sobre él, es comparado como el
hombre que al edificar su casa sobre la arena, vendrán ríos y tempestades, y darán
con ímpetu contra ella, y la derribarán (Slm. 118:22; Is. 8.14; Mt. 7.24-27; 21.42-44;
Mc. 12:10; Lc. 6.46-49; 20:18; Ro. 9:33; 1 Pd. 2:6-8; Dn. 2:34). De este modo
acontecerá en el tiempo del castigo divino, contra todos los que no habiendo
edificado sobre Cristo, han edificado sobre la trinidad, que es donde se
fundamenta la iglesia del credo trino, surgida de las ideas o teorías de los
hombres platónicos y socrateístas, cuando procurando entre mezclar lo que
escribieron los discípulos del Divino Maestro, con conceptualizaciones
filosóficas del mundo pagano, suscitaron la adulteración del Nuevo Testamento,
a Cuatro siglos más tarde de la manifestación de Jesucristo al pueblo hebreo.
Deviniendo desde Constantino a Teodosio Augusto, Graciano y Valentiniano, el
sostenimiento y fortalecimiento de la iglesia Católica y su credo de la
trinidad, mediante una serie de edictos y concilios, con los que finalmente quedaron
oficializadas en el campo de lo político y establecidas en el ámbito de lo
religioso, bajo la pena de muerte para quienes no se sometieran a ello. Entre
esos edictos y concilios, se cuentan al menos cuatro: 1) El edicto de Tolerancia (311 d.C.), emitido por Galerio, mediante
se dio libertad de culto, pero los cristianos fueron perseguidos
esporádicamente; El edicto de Milán
(313 d.C.), promulgado por Constantino y Licinio, para prohibir la persecución
a los cristianos, y se les devolvería sus lugares de reunión, cementerios y
otras propiedades confiscadas; 2) El
concilio ecuménico de Nicea (325 d.C.), convocado por Constantino, emperador de
Roma, en el que se estableció el primer credo trino de la católica y se condenó
al presbítero Arrio; 3) El edicto
Cuncto Populos de Tesalónica en Constantinopla (380 d.C.), promulgado por
Teodosio Augusto, Graciano y Valentiniano, con el que se oficializó a la
iglesia católica y fue establecido su credo trino para todo el imperio romano,
bajo pena de muerte; y 4) El
concilio ecuménico de Constantinopla (381 d.C.), donde entre otras cosas, se
reformuló el credo niceno, para darle deidad al Espíritu Santo, quien procede
tanto del Padre como del Hijo.
Aunque a pesar de que la iglesia católica
tuvo su revés en tiempo de Martín Lutero (1517-1520 d.C.), no fue afectada en
su credo trino, ya que él se versó más que todo en contra de las indulgencias,
de las imágenes beatas y de la prohibición del casamiento de los sacerdotes
mediante el celibato, manteniendo la misma doctrina trina, que no es otra que
estar cimentada o fundamentada sobre la santísima trinidad, y no sobre Cristo;
y así se expandió desde Alemania hacia otros países, que hoy en día son varias
las iglesias protestantes en Australia, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Gran
Bretaña, Holanda, Noruega, Suecia, Suiza, y Unión Sudafricana, que son consideradas
por la iglesia de Cristo, como las hijas
de la gran ramera. Entre ello ocurría, la iglesia del credo trino, llegó a la
América Latina, cuando Cristóbal Colón hizo el descubrimiento de la existencia
del nuevo continente o del nuevo mundo, sometiendo a los indígenas a fuego, sangre
y muerte, y a quienes les destruyeron sus creencias ancestrales, y les
impusieron el catolicismo enmarcado dentro de la trinidad y la adoración de las
imágenes beatas. A esto se agrega mucho más tarde desde la década de los
noventas, los creadores de denominaciones evangélicas en América Central y
América Latina, que compartiendo la misma creencia trina, hicieron tienda
aparte de la iglesia de Cristo, porque esta tiene basada su creencia en
Jesucristo y no en trinidad.
La iglesia del
credo trino, considerada por la iglesia de Cristo como la mujer sentada sobre
la bestia escarlata, ha de caer en el día del juicio que Dios le emitirá,
cuando sobre ella recaiga como una tempestad y un creciente río de fuego, y sea
consumida, pues merece que se le dé tormento, llanto y muerte, por todo lo que
le hicieron a los de la iglesia de Cristo, desde que el dragón lleno de ira,
comenzó a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, a los que
guardan los mandamientos de Elohei (Dios) y tienen el testimonio de Jesucristo (Ap.
17:1-18; 18:1-24; 19:1-9; y12:17).
Finalmente, la
iglesia de Cristo de haber ya caído la iglesia del credo trino, será exalta y
ataviada como una esposa para su marido, cuando lleguen las bodas del Cordero,
y será asentada sobre la nueva tierra como la nueva Jerusalén, en donde todos
los inscritos en el libro de la vida vivirán en ella eternamente, no teniendo
necesidad de sol ni de luna, ya que el mismo Ser Divino, será su lumbrera con
todo su fulgor.