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General: LA LEY DE DIOS CRISTO Y LA DE SATANAS EN EL MUNDO .
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EL CREADOR DEL CIELO LA TIERRA UNIVERSO CRISTO JESUS .En el principio creó Dios los cielos y la tierra Génesis 1:1,2Genesis 2:1,4 Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato,
2 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera.
3 Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.
4 Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos.Escrito con el dedo de Dios Cristo en el cielo Sinaí .Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.Exodo31:12,18 .
1 Entonces pronunció Dios todas estas palabras diciendo:
2 «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
3 No habrá para ti otros dioses delante de mí.
4 No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,
6 y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
8 Recuerda el día del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,
10 pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.
11 Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No cometerás adulterio.
15 No robarás.
16 No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»
18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia.
Deutronomio 4-> Ver.
[V.13-> Pacto. La palabra hebrea así traducida puede aplicarse a cualquier acuerdo o contrato. Es probable que provenga del verbo hebreo "atar", "ligar". Se usa respecto de un tratado o de una alianza (Gen 14:13; Exo 23:32), de un acuerdo (2Sa 3:12; 2Sa 3:13; 2Sa 3:21; Jer 34:8), y de los votos matrimoniales (Mal 2:14). Diez mandamientos. Literalmente, "las diez palabras". Ellos fueron escritos más tarde por Dios mismo (Exo 24:12; Exo 34:28; Deu 10:4). ]
Mateo 5-> Ver.
[V.17-> No penséis. Como ocurrió en casi todas las ocasiones durante los dos últimos años de su ministerio (ver com. Mar 2:6; Luc 6:11), estaban presentes espías que tenían la tarea de averiguar e informar acerca de las actividades de Jesús. Mientras él hablaba, ellos murmuraban entre los que allí estaban, que Jesús daba poca importancia a la ley (DTG 272-273; DMJ 44). Pero, como en muchas otras ocasiones (ver com. Mar 2:8; Luc 4:23; Luc 6:8), Jesús leyó lo que pensaban (DTG 273) y respondió a las objeciones que habían suscitado, dando así una evidencia de su divinidad. He venido. Jesús se refiere aquí a su venida procedente del Padre (Jn 16:28) al mundo (Mat 18:37). Abrogar. Gr. katalúō, “desatar”, “deshacer”, como se desarma una tienda. Significa “abrogar”, “dejar sin validez”, “anular”, “abolir”. Cristo había proclamado la ley en el monte Sinaí. ¿Por qué habría ahora de anularla? (PP 381-382; ver com. Mat 23:23). La ley. Gr. nómos, (ver com. Rom 3:19), que aquí equivale al Heb. torah, que comprende toda la voluntad revelada de Dios (ver com. Sal 119:1; Sal 119:33; Pro 3:1). La expresión “la ley y los profetas” representa la división de las Escrituras del AT en dos partes (Mat 7:12; Mat 11:13; Mat 22:40; Luc 16:16; Jn 1:45; Rom 3:21). Esta clasificación se encuentra también en la antigua literatura judía (ver 4Mac 18:10). Sin embargo, la división más común entre los judíos era la triple división: la ley, los profetas y los salmos (Luc 24:44), o, según el título de la Biblia hebrea, “Ley, Profetas y Escritos”. El contexto indica que con toda probabilidad Jesús se estaba refiriendo en primera instancia a la ley moral y a los estatutos civiles contenidos en los libros de Moisés y confirmados por los profetas (DTG 273; DMJ 43). En Mat 5:21-47 Jesús elige ciertos preceptos de los Diez Mandamientos (Mat 5:21; Mat 5:27) y de las leyes de Moisés (Mat 5:33; Mat 5:38; Mat 5:43), y presenta el contraste entre su interpretación y la de los escribas, expositores oficiales y maestros de la ley (ver p. 57; com. Mar 1:22; Mar 2:6; Mar 2:16; Luc 5:17). Cristo muestra claramente que no era él sino ellos quienes destruían la ley, invalidándola con su tradición (Mat 15:3; Mat 15:6). Es probable que las ilustraciones tomadas de la ley (Mat 5:21-47) representen sólo una parte de lo que Cristo dijo en esa oportunidad (ver com. Mat 5:2). Su discurso pudo haber sido mucho más amplio. Cuando afirmó que había venido a cumplir la ley y los profetas, también pudo haber hecho notar que en él se cumplían los símbolos de la ley ritual que se referían a él, y que en él se cumplían todas las predicciones mesiánicas de todas las Escrituras (Luc 24:44). No había venido a abrogar ninguna parte de las Escrituras que él mismo había dado (1Pe 1:11; PP 381-382), y que testificaban de él (Jn 5:39; cf. Luc 4:21). El punto básico de desacuerdo entre Jesús y los escribas tenía que ver con las tradiciones mediante las cuales ellos interpretaban la santa ley de Dios (ver p. 57; com. Mar 1:22; Mar 1:44; Mar 2:19; Mar 2:24; Mar 7:1-14; Luc 6:9). Desde la niñez Jesús había actuado sin tomar en cuenta esas leyes rabínicas que no tenían su base en el AT (DTG 64). Lo que ahora ponía de lado era la falsa interpretación que los escribas habían dado a la ley (DTG 273), y no la ley en sí. 323 Cumplir. Gr. pl’róō, “completar”, “llenar”. En el Sermón del Monte el Autor de la ley dejó en claro el verdadero significado de sus preceptos, y la manera en que sus principios habían de expresarse en el pensamiento y en la vida de los ciudadanos del reino que había venido a establecer (ver com. Isa 59:7). El mismo gran Dador de la ley reafirmó los pronunciamientos del Sinaí, diciendo que estaban en vigencia para los que quisieran ser sus súbditos, y anunció que cualquiera que se atreviera a anularlos, ya fuera por precepto o por ejemplo, de ningún modo entraría en el “reino de los cielos” (Mat 5:20). La afirmación de que al cumplir la ley moral Cristo la abrogó no armoniza con el contexto de la declaración del Maestro. Tal interpretación niega el sentido que evidentemente Jesús quiso transmitir. Según esa interpretación contradictoria, Cristo habría dicho que no había venido a destruir la ley, sino que al cumplirla la abrogaba. Esa interpretación pasa por alto la clara antítesis que hay en la palabra allá- “sino”, “pero”- y hace que las dos ideas sean virtualmente sinónimos. Al cumplir la ley, Cristo tan sólo le dio un sentido más amplio, dando a los hombres un ejemplo de perfecta obediencia a la voluntad de Dios a fin de que la misma ley “se cumpliese [pl’róō] en nosotros” (Rom 8:3-4).]Apocalipsis 14:12
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.12-> Paciencia. Gr. hupomon’ (ver com. Rom 5:3). La traducción “perseverancia” o “aguante” sería aquí más adecuada. “Aquí está la perseverancia de los santos” (BA). El contexto llama la atención a la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Ap 13:11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo “engaño de iniquidad” (2Ts 2:10; cf. Mat 24:24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial. Santos. Gr. hágios (ver com. Rom 1:7). Guardan los mandamientos de Dios. Esta declaración es muy significativa por el contexto en que se halla. El mundo, cautivado por los engaños de Satanás, se inclinará delante de la bestia y su imagen, y cumplirá sus dictados y decretos (ver com. Ap 13:8); pero los santos se negarán a cumplir sus exigencias porque guardan los mandamientos de Dios. El asunto crucial del conflicto será el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Los cristianos concuerdan en términos generales en cuanto al carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos; pero a principios de la era cristiana se comenzó a poner a un lado el sábado, séptimo día de la semana, y a sustituirlo por la observancia del primer día de la semana como día de culto (ver com. Dan 7:25). Los cristianos que observan el domingo presentan diversas razones por las cuales observan el primer día de la semana en lugar del séptimo, y por qué se sienten autorizados para despreciar las exigencias del mandamiento original. Algunos afirman que los Diez Mandamientos fueron abolidos junto con todas las leyes ceremoniales del AT; Otros sostienen que el elemento temporal del cuarto mandamiento es ceremonial, pero que la orden de observar un día en siete es una obligación moral. Estas opiniones no se basan en las Escrituras. El punto de vista de la iglesia de Roma es que ella transfirió el carácter sagrado de un día al otro por autoridad divina. Pero los protestantes no pueden aceptar esta posición, porque la Biblia y solamente la Biblia es su regia de fe. El asunto llegará a su punto culminante cuando Babilonia la grande se imponga sobre el Estado para que éste haga de la observancia del domingo un asunto de ley civil, obligatorio, y decida castigar a todos los que no le obedezcan. 847 Este es el conflicto que describe Ap 13:12-17 (ver el comentario respectivo, especialmente los Ap 14:12; Ap 14:16). En esa hora tenebrosa los hijos de Dios se aferrarán a la Biblia y no le rendirán homenaje a ningún poder, excepto a Cristo. Entre los muchos rasgos característicos que podrían habérsele mencionado al profeta, se le indicó que destacase dos predominantes: la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. La fe de Jesús. O “fe en Jesús”. El texto griego puede entenderse en ambas maneras, aunque generalmente se prefiere la segunda. En cuanto a la diferencia entre las dos expresiones y la importancia de la fe en la experiencia cristiana, ver com. Rom 3:22. La fe de Jesús y la observancia de los mandamientos representan dos aspectos importantes de la vida cristiana. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter, pues exponen la norma divina de justicia que Dios anhela que alcance el hombre, pero que debido a su condición pecaminosa no puede lograr. “La mente carnal... no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom 8:7). A pesar de sus mejores esfuerzos, el hombre continuamente está destituido de la gloria de Dios (ver com. Rom 3:23); pero Jesús vino para capacitar a los seres humanos y restaurarlos a la imagen divina. Vino para mostrar cómo es el Padre, y en este sentido amplió el significado de la ley moral o Diez Mandamientos. Los hombres pueden guardar los requisitos divinos por medio del poder de Cristo (ver com. Rom 8:3-4) y reflejar así la imagen divina. La iglesia remanente honra los mandamientos de Dios y los observa, no con un sentido legalista sino como una revelación del carácter de Dios y Cristo, que mora en el corazón del verdadero creyente (Gal 2:20). ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.7-> Gran voz. Los mensajes del primero y del tercer ángel se proclaman a “gran voz” (Ap 14:9). La “gran voz” indica que el mensaje se proclamará en tal forma que todos podrán oírlo. También se destaca la importancia del mensaje. Temed. Gr. fobéō, “temer”, “reverenciar”. Fobéo no significa aquí sentir temor de Dios, sino acercarse a él con reverencia y respeto. Incluye el pensamiento de absoluta lealtad a Dios, en una sumisión a Dios, en una sumisión completa a su voluntad. (cf. com. Deu 4:10). Dios. El mensaje de temer a Dios es especialmente oportuno en el período representado por la predicación de este ángel, porque los hombres se han entregado a la adoración de los dioses del materialismo y el poder y muchos otros que han inventado. Gloria. Gr. dóxa (ver com. Rom. 3; 23). Aquí significa sin duda “honor”, “alabanza”, “homenaje”. Cf. Sal 115:1; Isa 42:12; 2Pe 3:18; Jud 1:25. Hora. O “tiempo”, no es hora literal. Compárese este uso de “hora” con Jn 4:21; Jn 4:23; Jn 5:25; Jn 5:28; Ap 14:15. Entendida así, es posible comprender la clase “hora de su juicio” se refiere al tiempo, en sentido general, cuando se efectuará el juicio, y no necesariamente al momento exacto cuando comenzará el juicio. En esta forma es posible que el mensaje del primer ángel fue proclamado en los años que precedieron a 1844, aun cuando la verdadera obra de juicio aún no había comenzado (ver com. “juicio”). 842 Juicio. Gr. krísis, “la acción de juzgar”, en contraste con kríma, “la sentencia del juicio” (ver com. Ap 17:1). Los expositores adventistas del séptimo día entienden que el juicio que aquí se menciona fue el que comenzó en 1884, representando simbólicamente por la purificación del santuario terrenal (ver com. Dan 8:14). Puede deducirse que no se refiere al ejecutivo cuando venga Cristo y todos recibirán su retribución, porque los mensajes de los tres ángeles (Ap 14:6-12) preceden a la segunda venida de Cristo (Ap 14:14). Además, el mensaje concerniente al juicio es acompañado por una exhortación y una amonestación que revelan que el día de la salvación aún no ha pasado. Los hombres pueden aún buscar a Dios y escapar de la ira que vendrá. La predicación de Guillermo Miller y sus colaboradores en el período desde 1831 hasta 1884, respecto a la terminación de los 2.300 días en 1844, puede considerarse históricamente como el comienzo de la predicación del mensaje del primer ángel (ver F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 284). Pero ese mensaje ha tenido validez desde entonces, y continuará teniéndola hasta que caiga el telón que pondrá fin a la oportunidad de salvación para el hombre. Ha llegado. O “ha venido”. Adorad. Gr. proskunéo, “rendir homenajes”, “adorar”. La adoración a Dios contrasta con la adoración a la bestia (Ap 13:8; Ap 13:12) y su imagen (Ap 14:15). En la crisis que pronto vendrá, los habitantes de la tierra tendrán que escoger, como lo hicieron los tres fieles hebreos de la antigüedad, entre el culto al verdadero Dios y el culto a los dioses falsos (Dan. 3). El mensaje del primer ángel tiene el propósito de preparar a los seres humanos para que hagan la debida elección y permanezcan firmes en el tiempo de la crisis. Hizo el cielo y la tierra. El Creador del universo es el verdadero y único objeto de adoración. Ningún hombre ni ningún ángel es digno de adoración. Esta prerrogativa sólo pertenece a Dios. El poder de crear es uno de los rasgos distintivos del verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos (Jer 10:11-12). La exhortación a adorar a Dios como el Creador ha llegado a ser especialmente oportuno desde los años siguientes a la predicación inicial del mensaje del primer ángel, debido a la rápida propagación de la teoría de la evolución. Además, la exhortación a adorar a Dios como el Creador de todas las cosas, indica que debe prestarse la debida atención al monumento que recuerda las obras creadas por Dios: el sábado del Señor (ver com. Exo 20:8-11). Si el sábado hubiese sido guardado como era el propósito de Dios, hubiera servido una gran salvaguardia contra la credulidad y la evolución (ver Hch 14:15; PP 348). El sábado será un punto especial controversia en la crisis final que se avecina (ver com. Ap 13:16). ]
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Éxodo 20-> Ver. 6
[V.6-> Guardan mis mandamientos. El verdadero amor a Dios se muestra mediante la obediencia. Puesto que Dios mismo es amor y sus tratos con sus criaturas son motivados por el amor (Jn 4:7-21), Dios no desea que lo obedezcamos como una obligación sino porque elegimos hacerlo (Jn 14:15; Jn 14:21; Jn 15:10; Jn 2:5; Jn 5:3; Jn 5:2 Juan 6). ]
Juan 4-> Ver. nul
[V.7-> Amados. Juan introduce otra fase de su tema (cf. 1Jn 4:1). La transición del tema de los espíritus o el discernimiento de ellos a la necesidad del amor quizá parezca abrupta; sin embargo no es así, pues el apóstol continúa ocupándose de las características de los que son “de Dios” (1Jn 4:2). La capacidad de detectar a los falsos maestros es necesaria para los que son nacidos de Dios; pero Juan ahora muestra que el amor también es esencial. Así como aceptar o negar la realidad de la encarnación es la prueba clave en lo referente a las creencias (1Jn 4:2-3), así también la presencia o ausencia del verdadero amor es la prueba de la calidad moral del que dice que es de Dios, pues el Espíritu de Dios y el espíritu del odio no pueden coexistir en el mismo corazón. Amémonos. Juan se está dirigiendo a todos los creyentes, y no está limitando su exhortación a los maestros, los “nosotros” del 1Jn 4:6. Unos a otros. Ver com. 1Jn 3:11. Es impresionante la relación entre “amados” y “amémonos unos a otros”. Su fuerza se destaca más con la traducción: “Amados, amémonos mutuamente”. Aquellos a quienes Juan se dirigía, eran amados por sus ministros, y a su vez les pedía que el amor que recibían lo compartieran con otros. ¿Cómo podemos amar a aquellos que no nos atraen en forma natural? Los que debemos amar no siempre nos resultan simpáticos, y es fácil que nos apartemos de ellos y le demos nuestro afecto a los que tienen afinidad con nosotros; pero Dios y Cristo nos han dejado ejemplos de amor universal (ver com. Mat 5:43-45; Jn 3:16; Rom 5:8), y anhelan dar a sus seguidores la gracia de amar a todos los hombres, aun a los aparentemente antipáticos. Si oramos por el que no nos agrada, el amor de Dios vendrá a nuestro corazón y se despertará un interés en el bienestar de nuestro hermano. Cuanto más sepamos de él, tanto más se convertirá el conocimiento en comprensión y la comprensión en simpatía, y la simpatía en amor. Así podremos aprender a amar a otro, aun cuando parezca ser muy difícil hacerlo. En cuanto a la clase de amor que aquí se nos pide, ver com. Mat 5:43-44. El amor es de Dios. Literalmente “el amor, procede de Dios” (BC). Esta es la razón que da Juan para apoyar su exhortación en favor del amor fraternal. Todo verdadero amor tiene su origen en Dios, el único origen del verdadero amor. Todos los que “proceden de Dios” (ver com. 1Jn 4:2), debido a su origen divino manifestarán el amor que viene de su Padre. Todo aquel. O “quienquiera” (cf. com. 1Jn 3:6). Ama. O “continúa amando”. Juan no sugiere el hecho de amar produce el nuevo nacimiento, porque eso sería como esperar que el fruto produzca el árbol que lo da, y además sería contrario a las enseñanzas acerca del nuevo nacimiento como las registra el apóstol (ver com. Jn 3:3-5). Lo que dice es que todo el que continúa amando, demuestra que ha nacido de nuevo. Es nacido de Dios. O “ha nacido de Dios” (BJ). Ver com. 1Jn 2:29; 1Jn 3:9. Los que han nacido de Dios son los que realmente pueden amar en el pleno sentido cristiano. Conoce a Dios. Cf. com. 1Jn 2:3-4. ]
Juan 14-> Ver.
[V.15-> Si me amáis. El amor es el móvil impelente de la obediencia. Si se quiere una definición del “amor”, ver com. Mat 5:43-44; 1Co 13:1. La obediencia que emana de la compulsión o del temor no es la forma ideal de obediencia. Por supuesto, puede haber ocasiones cuando el móvil impelente del amor falte o sea débil. En tales circunstancias, es necesario obedecer sólo por principio. Mientras tanto, el amor debiera ser cultivado. La falta del amor requerido nunca debiera usarse como una excusa para la desobediencia. Una de las mejores ilustraciones humanas de la obediencia que emana del amor es la de los hijos para con sus padres. Guardad mis mandamientos. La evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por el texto “guardaréis mis mandamientos” (BJ). Si bien el futuro puede tener la idea de un imperativo (cf. Mat 22:37; Mat 22:39), y Jesús sin duda deseaba que sus discípulos guardasen los mandamientos, el uso del indicativo “guardaréis” hace resaltar el significativo pensamiento de que la obediencia es el resultado natural del amor. La afirmación paralela de Jn 14:23 está en el modo indicativo y de esa manera apoya este pensamiento. Los mandamientos de Jesús eran también los mandamientos de su Padre, pues Jesús no hablaba por sí mismo (Jn 12:49; Jn 14:10). El respaldó las órdenes de carácter moral dadas al antiguo Israel (ver com. Mat 5:17-19) y magnificó esos mandamientos (ver com. Isa 42:21). Presentó sus propios requerimientos, tales como el nuevo mandamiento (Jn 13:34), no para reemplazar alguno de los preceptos morales -que reflejaban el carácter del Dios inmutable- sino para presentar su verdadero significado y para mostrar cómo sus principios debieran ser aplicados a las diversas situaciones de la vida. ]
Juan 14-> Ver. Apocalipsis 14:1,5
[V.21-> Tiene mis mandamientos. Es decir, los conoce y los entiende. Pero eso no es suficiente. También es necesario guardarlos. La pronta obediencia debe seguir a la convicción del deber cristiano. Me ama. Esta declaración es recíproca del Jn 14:15. El amor se manifiesta en la obediencia; la obediencia es una demostración de amor (cf. Jn 2:3-6). Amado por mi Padre. Cf. Jn 16:27. Ya resaltó el amor del Padre por el mundo (Jn 3:16). Aquí se pone de manifiesto su amor por los suyos. Donde hay una respuesta al amor divino puede haber una mayor manifestación de ese amor. Satanás había inducido a los hombres a que consideraran a Dios como severo e implacable. Jesús había venido para cambiar ese concepto. Enseñó a los hombres que el amor de su Padre era como el suyo propio. Me manifestaré. Quizá principalmente sea una referencia a la revelación más plena de Cristo mediante el Espíritu. ]
Juan 15-> Ver.
[V.10-> Mis mandamientos. Ver com. Jn 14:15. Mandamientos de mi Padre. Mirando retrospectivamente, Jesús podía decir con perfecta confianza: “He guardado los mandamientos de mi Padre”. Siempre hacía las cosas que eran gratas a su Padre (Jn 8:29). El “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1Pe 2:22). Su vida impecable demostró que es posible, con la ayuda divina, que los hombres guarden los mandamientos (DTG 15). ] Apocalipsis 14:1
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.1-> Miré. Mejor “Vi”. El Cordero. Sin duda se refiere al Cordero mencionado en Ap 5:6 (ver el comentario respectivo). En cuanto al uso del artículo para referirse a datos proféticos previamente introducidos, ver com. Dan 7:13; cf. com. Ap 1:13. El Monte de Sión. Ver com. Sal 48:2; Ap 14:1-5 se relaciona estrechamente con el Ap 13:11-18. Los 144.000 aparecen con el Cordero sobre el monte de Sión para indicar su triunfo sobre la bestia y su imagen. Juan los había visto pasar poco antes por una prueba sumamente severa, aislados socialmente y condenados como merecedores de la pena de muerte. Pero en su hora más oscura fueron librados, y ahora están con el Cordero librados eternamente de los conflictos de la tierra. Ciento Cuarenta y Cuatro mil. En cuanto a la identidad de este grupo, ver com. Ap 7:4. El nombre... de su Padre. En el Ap 7:3 se dice que los 144.000 son sellados “en sus frentes”, por lo tanto, hay una estrecha relación entre el sello y el nombre divino. En esta visión de Juan el sello evidentemente tenía el nombre del Padre y del Hijo. En los sellos antiguos se grababa el nombre de la persona, lo que les daba validez. En cuanto a ejemplos de inscripciones en estos sellos, ver com. Ap 7:2. Los nombres, aplicados a los 144.000, representan (1) el dueño: los 144.000 pertenecen a Dios; (2) el carácter: los 144.000 reflejan plenamente la imagen de Jesús. Cf. com. Ap 13:17, donde la marca de la bestia y el nombre de la bestia se relacionan estrechamente. En la frente. Compárese con la marca de la bestia en la frente (ver com. Ap 13:16). ]
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Se requieren vestiduras blancas Apocalipsis 22:14 Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán disponer del árbol de la Vida y entrarán por las puertas en la Ciudad.
Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mateo 22:11, 12.
El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo. A la iglesia “se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente”, “que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante”. El lino fino, dice la Escritura, “es las acciones justas de los santos”. Apocalipsis 19:8; Efesios 5:27. Es la justicia de Cristo, su propio carácter sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador personal.
La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén... Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó...
El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia... Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. “Yo te aconsejo—dice él—que de mí compres... vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez”. Apocalipsis 3:18.
Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. “Todas nuestras justicias [son] como trapos de inmundicia”. Isaías 64:6. Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios “apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”. 1 Juan 3:5... Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia.Apocalipsis 22:14
Apocalipsis (de Juan) 22-> Ver.
[V.14-> Bienaventurados. La séptima bienaventuranza o bendición para los fieles (ver com. Ap 22:7). Los que lavan sus ropas. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) este texto, si bien muchos MSS tardíos, escritos en cursiva, dicen, como la RVA, “los que guardan sus mandamientos”. De los manuscritos unciales antiguos (ver t. V, pp. 115-118) sólo el Sinaítico y el Alejandrino contienen esta sección del Apocalipsis, y ambos dicen: “que lavan sus vestiduras”. Las dos frases son muy similares en el griego, sobre todo en mayúsculas y sin una clara separación entre las palabras, cosas que pueden apreciarse en los unciales antiguos. La siguiente transliteración mostrará la similitud: HOIPOIOUNTESTASENTOLASAUTOU: “Que guardan sus mandamientos”. HOIPLUNONTESTASSTOLASAUTON: “Que lavan sus vestiduras”. En realidad, ambas variantes son apropiadas en el contexto, y están en armonía con las enseñanzas de Juan en otros lugares. En cuanto al tema de guardar los mandamientos, ver Ap 12:17; Ap 14:12; cf. Jn 14:15; Jn 14:21; Jn 15:10; Jn 2:3-6; y en relación con el lavamiento de las vestiduras, ver Ap 7:14, donde se describe a una muchedumbre de santos que “han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Nuestro derecho a entrar en el cielo se debe a la justicia de Cristo que se nos da sin merecerla; y nuestra idoneidad para el cielo, es el resultado de la justicia que se nos imparte a medida que seguimos sus pasos. Esta justicia está simbolizada por las ropas lavadas y emblanquecidas. La evidencia externa de la justicia que imparte Cristo es el cumplimiento perfecto de los mandamientos de Dios. Por eso la idea de las vestiduras lavadas y la de la obediencia a los mandamientos, están estrechamente vinculadas. En vista de los problemas de traducción que aquí se presentan, parece más prudente establecer la base de la doctrina de la obediencia a los mandamientos de Dios sobre otros pasajes de la Escritura que tratan de la obediencia, y con respecto a los cuales no se ha levantado cuestión acerca de la evidencia textual. Esos pasajes abundan en las Escrituras. Para un estudio más completo de este problema, ver Problems in Bible Translation, pp. 257-262. ”Ropas”, stole, palabra que se emplea para designar las vestiduras externas sueltas que usaban los hombres importantes. Compárese con el uso de esta palabra en Mar 12:38; Mar 16:5; Luc 15:22; Luc 20:46. La misma palabra griega se usa en la versión de los LXX para referirse a las vestiduras santas de Aarón y sus descendientes (Exo 28:2; Exo 29:21). Estola deriva de stole. Estola se usó originalmente para referirse a una vestidura larga y amplia que llegaba hasta los pies. Posteriormente llegó a designar una vestimenta eclesiástica, de seda, que se usa alrededor del cuello y cuelga de los hombros. Derecho. Gr. exousía, “poder”, “privilegio”, “derecho”, “libertad”. El privilegio y la libertad de los santos será participar del árbol de la vida y gozar de la inmortalidad con Jesucristo (cf. com. Ap 22:2). Entrar. Este es un privilegio adicional. La 910 Nueva Jerusalén será la capital de la Tierra Nueva (ver CS 735). ] MATEO 22:11,12
Mateo 22-> Ver.
[V.11-> Entró el rey. En la parábola de la gran cena (Luc 14:16-24) no hay nada que se parezca al pasaje de Mat 22:11-14. Para ver a los convidados. El rey entró para ver si todo iba bien y especialmente para observar quiénes eran los invitados que sus siervos habían reunido por los caminos. En cierto modo, la inspección de los invitados representa un proceso de juicio, la determinación de quiénes podrían permanecer. Según PVGM 251-252, representa la obra del juicio investigador (ver com. Ap 14:6-7). Vestido de boda. Un salón de fiesta lleno de invitados debidamente ataviados constituiría un honor para el rey y para la fiesta. Uno que estuviera vestido en forma inapropiada deshonraría al anfitrión e introduciría una nota discordante en las festividades. El vestido de bodas, que simboliza la justicia de Cristo (PVGM 252), es obsequio del rey. El rechazarlo equivale a rechazar lo único que podrá convertirnos en hijos e hijas de Dios. Al igual que los invitados de la parábola, no tenemos nosotros ninguna ropa apropiada para vestir. Seremos aceptables a la vista del gran Dios sólo si estamos vestidos de la perfecta justicia de Cristo en virtud de sus méritos. Estas son las vestiduras blancas que aconseja a los cristianos que compren (Ap 3:18; cf. Mat 19:8). El que no tenía vestido de bodas representa a los falsos cristianos que piensan que su justicia es suficiente (PVGM 256). Al parecer, este invitado se interesaba sólo en el privilegio de participar del banquete del rey. No valoraba verdaderamente el privilegio que le había sido concedido. No le importaba el honor del rey ni la importancia del acontecimiento. Olvidaba que la fiesta se hacía en honor del hijo del rey y, por lo tanto, en honor del rey mismo. No importa cuán bien se hubiera vestido, había rehusado recibir lo único que lo calificaba para sentarse a la mesa del rey y gozar de la fiesta y del banquete que acompañaban la celebración de las bodas.]
Mateo 22-> Ver.
[V.12-> Amigo. El rey se acercó al invitado con todo tacto y le dio amplia oportunidad de explicar su proceder. Sin duda, el rey habría estado dispuesto a perdonarlo si la carencia del vestido de bodas no se debía a su propia falta, sino a que, sin darse cuenta, los siervos del palacio no le hubieran dado el vestido. Enmudeció. Gr. fimóō, “amordazar”, “imponer silencio”. Evidentemente, el invitado mismo era culpable. De otro modo, al punto 469 se habría defendido. Su error había sido intencional; había rehusado aceptar el vestido que se le había dado, quizá por haber considerado que el que llevaba puesto era superior al que se le ofrecía, quizá por considerar que no era necesario incomodarse.]
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—Una era de tinieblas espirituales papado nuevo orden mundial vuelve antes del regreso de Cristo .
El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios”. 2 Tesalonicenses 2:3, 4 (VM). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando”. Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. CS 47.1
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y después con más desembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus de los hombres, “el misterio de iniquidad” hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi imperceptible las costumbres del paganismo penetraron en la iglesia cristiana. El espíritu de avenencia y de transacción fue coartado por algún tiempo por las terribles persecuciones que sufriera la iglesia bajo el régimen del paganismo. Mas habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres. La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo. CS 47.2
Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.
Daniel 7-> Ver. 8
[V.8-> Otro cuerno pequeño. Mejor, “otro 853 cuerno, uno pequeño”. Aunque pequeño al comienzo, este cuerno es descrito posteriormente como “más grande que sus compañeros”. Se verá que esto simboliza la continuación del poder romanos mediante la Iglesia Romana. “De las ruinas de la Roma política se levantó el gran imperio moral en la ‘forma gigante’ de la Iglesia Romana” (A. C. Flick, The Rise of the Mediaeval Church, 1900, p. 150). Ver com. Dan 7:24-25. ”Bajo la potestad del Imperio Romano los papas no tenían poder temporal. Pero cuando el Imperio Romano se hubo desintegrado y su lugar fue ocupado por varios reinos rudos y bárbaros, la Iglesia Católica Romana no sólo se independizó de esos Estados en el aspecto religioso, sino que dominó también en lo secular. A veces, bajo gobernantes tales como Carlomagno (768-814), Otón el Grande (936-973) y Enrique III (1039-1056), el poder civil tuvo cierto predominio sobre la iglesia; pero en general, durante el débil sistema político del feudalismo, la iglesia, bien organizada, unificada y centralizada, con el papa a su cabeza, no sólo era independiente en los asuntos eclesiásticos sino que también controlaba los asuntos civiles” (Carl Conrad Eckhardt, The Papacy and World-Affairs [1937] P. 1). Delante. Arameo qodam, palabra que se usa frecuentemente en Daniel, y que significa “antes en lo que atañe al tiempo”, o “en presencia de”. La frase “delante de él” puede interpretarse “para darle lugar a él”. Tres cuernos de los primeros. El “cuerno pequeño” es un símbolo de la Roma papal. En consecuencia, el que los tres cuernos fuesen arrancados simboliza la destrucción de tres de las naciones bárbaras. Entre los principales obstáculos que se le presentaron a la Roma papal en su encumbramiento al poder político estuvieron los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Los tres eran defensores del arrianismo, que fue el rival más formidable del catolicismo. Los hérulos fueron la primera de las tribus bárbaras que dominaron a Roma. Constituían tropas auxiliares germanas de Roma que se amotinaron, y en 476 d. C. depusieron al último emperador de Occidente, el adolescente Rómulo Augústulo. A la cabeza de los hérulos y de otras tropas mercenarias estaba Odoacro, quien se constituyó rey de Roma. Odoacro, que era arriano, aunque tolerante para con los católicos, era odiado por los italianos. Por sugestión del emperador Zenón, del imperio de Oriente, Teodorico, caudillo de los ostrogodos, fue el siguiente en invadir Italia. Lo hizo en 489, y en 493 consiguió que Odoacro se rindiera y poco después lo mató (ver Thomas Hodgkin, Italy and Her Invaders, t. 3, pp. 180-213). En lo que se refiere a la Iglesia Romana, la llegada de Teodorico no significó ninguna mejoría sino sólo un cambio de caudillos. Teodorico era un arriano tan decidido como su predecesor en el trono de Italia. Aunque concedió tolerancia a las diversas religiones de su reino, las desmedidas ambiciones del pontífice romano no podían concretarse en un sistema que sólo otorgaba tolerancia. Entre tanto los vándalos, presididos por Genserico, se habían establecido en el norte de África y habían tomado a Cartago en 439. Siendo arrianos fanáticos y belicosos, constituían una amenaza para la supremacía de la Iglesia Católica en el Occidente. Eran especialmente intolerantes para con los católicos, a quienes llamaban herejes. Para ayudar a los católicos del Occidente, el emperador, Justiniano, que gobernaba la mitad oriental del Imperio Romano desde Constantinopla, envió a Belisario, el más hábil de sus generales. Belisario venció completamente a los vándalos en 534. Debido a esta victoria, los ostrogodos quedaron en Italia como el único poder arriano sobreviviente de importancia que pudiera estorbar la hegemonía del papado en el Occidente (ver Hodgkin, op. cit., t. 3, cap. 15). Después de haber eliminado a los vándalos, Belisario, en 535, comenzó en Italia su campaña contra los ostrogodos. Aunque esa campaña duró veinte años antes de que los ejércitos imperiales obtuvieran la victoria completa (ver Hodgkin, op. cit., t. 5, pp. 3-66), la acción decisiva ocurrió en los comienzos de la campaña. Los ostrogodos, que habían sido expulsados de Roma, volvieron y la sitiaron en 537. El sitio duró todo un año, pero en 538 Justiniano hizo desembarcar otro ejército en Italia, y en marzo los ostrogodos abandonaron el asedio (ver Hodgkin, op. cit., t. 4, pp. 73-113, 210-252; Charles Diehl, “Justinian”, en Cambridge Medieval History, t. 2, p. 15). Es verdad que en 540 volvieron a entrar en la ciudad durante un periodo muy corto, pero su ocupación fue breve. Su retirada de Roma en 538 marcó el verdadero fin del poder 854 ostrogodo, aunque no lo fuera de la nación ostrogoda. Y así fue “arrancado” el tercero de los tres cuernos que estorbaban al pequeño cuerno. Justiniano es notable no sólo por su éxito al unir transitoriamente a Italia y países del Occidente con la mitad oriental de lo que había sido el Imperio Romano, sino también porque formó un código unificado al reunir y codificar las leyes que existían entonces en el imperio, incluso nuevos edictos del mismo Justiniano. En ese código imperial estaban incorporadas dos cartas oficiales de Justiniano que tenían toda la fuerza de un edicto real. En ellas confirmaba legalmente al obispo de Roma como “cabeza de todas las santas iglesias” y “cabeza de todos los santos sacerdotes de Dios” (Código de Justiniano, libro 1, título 1). En la carta posterior también alaba las actividades del papa como corrector de herejes. Aunque ese reconocimiento legal de la supremacía eclesiástica del papa está fechado en 533, es evidente que el edicto imperial no podía hacerse efectivo en favor del papa mientras el reino arriano de los ostrogodos dominara a Roma y la mayor parte de Italia. El papado estaría en libertad de desarrollar al máximo su poder cuando el dominio de los godos fuese quebrantado. En 538, por primera vez desde el fin del linaje imperial de Occidente, la ciudad de Roma fue liberada de la dominación de un reino arriano. En ese año el reino de los ostrogodos recibió su golpe mortal (aunque los ostrogodos sobrevivieron aún algunos años más como pueblo). Por esa razón el año 538 es una fecha más significativa que 533. Resumiendo: (1) El papa ya había sido reconocido en forma más o menos amplia (aunque de ninguna manera en forma universal) como obispo supremo de las iglesias de Occidente y había ejercido considerable influencia política, de tanto en tanto, bajo el patrocinio de los emperadores occidentales. (2)En 533 Justiniano reconoció la supremacía eclesiástica del papa como “cabeza de todas las santas iglesias” tanto en Oriente como Occidente, y ese reconocimiento legal fue incorporado al código de leyes imperiales (534). (3) En 538 el papado fue realmente liberado del dominio de los reinos arrianos, que dominaron a Roma y a Italia después de los emperadores occidentales. Desde ese tiempo el papado pudo aumentar su poder eclesiástico. Los otros reinos se hicieron católicos, uno por uno, y puesto que los lejanos emperadores de Oriente no retuvieron el dominio de Italia, el papa surgió a menudo como una figura principal de los turbulentos acontecimientos que siguieron a este período de Occidente. El papado adquirió dominio territorial y finalmente alcanzó el apogeo de su dominación política tanto como religiosa en Europa (ver Nota Adicional al final de este capítulo). Aunque esa dominación vino mucho más tarde, puede hallarse el punto decisivo en tiempos de Justiniano. Algunos piensan que es significativo que Vigilio, el papa que ocupaba ese cargo en 538, hubiera reemplazado el año anterior a un papa que había estado bajo la influencia gótica. El nuevo papa debía su puesto a la emperatriz Teodora y era considerado por Justiniano como el medio para unir a todas las iglesias de Oriente y de Occidente bajo su dominio imperial. Se ha hecho notar que, a partir de Vigilio, los papas fueron más y más estadistas a la vez que eclesiásticos, y a menudo llegaron a ser gobernantes seculares (Charles Bemont y G. Monod, Medieval Europe, p. 121). Este cuerno. Siendo que los diez cuernos representan al Imperio Romano dividido después de su caída (ver com. Dan 7:7), el cuerno pequeño debe representar a algún poder que surgiría entre ellos y tomaría el lugar de algunos de esos reinos (ver cita en com. Dan 8:23). Ojos. Generalmente se los toma como un símbolo de inteligencia. A manera de contraste con los bárbaros, que mayormente eran analfabetos, el poder representado por el “cuerno pequeño” era notable por su inteligencia, su perspicacia y su previsión. Hablaba grandes cosas. Ver com. Dan 7:25 .
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Daniel 7-> Ver. 25
[V.25-> Hablará palabras. Arameo millin (singular millah), simplemente, “palabras”. La expresión “grandes cosas” (Dan 7:8; Dan 7:20) es una traducción del vocablo arameo rabreban. Millah se traduce “asunto” en Dan 2:5; Dan 2:8; Dan 2:10-11; Dan 2:23; Dan 5:15; Dan 5:26; Dan 7:1; “palabra” en los Dan 4:31; Dan 4:33; Dan 5:10; Dan 7:11; Dan 7:25; Dan 7:28; “edicto” en 3:28; 6:12 y “respuesta” en 2:9. Contra. Arameo letsad. Si bien tsad significa “lado”, letsad no significa, como se esperaría, “al lado”, sino “contra”. Pero aquí parecería significar además “ponerse en lugar de”. Al oponerse al Altísimo, el cuerno pequeño pretendería ser igual a Dios (ver com. 2Ts 2:4; cf. Isa 14:12-14). La literatura eclesiástica abunda en ejemplos de las pretensiones arrogantes y blasfemas del papado. Ejemplos típicos son los siguientes tomados de una gran obra enciclopédica escrita por un teólogo católico del siglo XVIII: “El papa es de una dignidad tan grande y es tan excelso, que no es un mero hombre, sino como si fuera Dios y el vicario de Dios... ”El papa está coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la tierra y de la regiones inferiores... ”El papa es como si fuera Dios sobre la tierra, único soberano de los fieles de Cristo, jefe de los reyes, tiene plenitud de poder, a él le ha sido encomendada por Dios omnipotente la dirección no sólo del reino terrenal sino también del reino celestial... ”El papa tiene tan grande autoridad y poder que puede modificar, explicar e interpretar aun las leyes divinas... ”El papa puede modificar la ley divina, ya que su poder no es de hombre sino de Dios, y actúa como vicerregente de Dios sobre la tierra con el más amplio poder de atar y soltar a sus ovejas. ”Cualquier cosa que se diga que hace el Señor Dios mismo, y el Redentor, eso hace su vicario, con tal que no haga nada contrario a la fe” (traducción de Lucio Ferraris, “Papa II”,Prompta Bibliotheca, t. VI, pp. 25-29). Quebrantará. O, “desgastará”. Esto se describe antes con las palabras, “este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía” (Dan 7:21). La frase describe una persecución continua e implacable. El papado reconoce que ha perseguido y defiende tales hechos como el legítimo ejercicio del poder que pretende haber recibido de Cristo. Lo siguiente está tomado de The Catholic Encyclopedia: ”En la bula ‘Ad exstirpanda’ (1252), Inocencio IV dice: ‘Cuando los que hayan sido condenados como culpables de herejía hayan sido entregados al poder civil por el obispo o su representante, o la Inquisición, el podestá o primer magistrado de la ciudad los llevará inmediatamente y ejecutará las leyes promulgadas contra ellos, dentro del término máximo de cinco días’... Ni podía quedar duda alguna en cuanto a cuáles disposiciones civiles se indicaban, porque los pasajes que ordenaban quemar a los herejes impenitentes 858 estaban incluidos en los decretos papales de las constituciones imperiales ‘Commissis nobis’ e ‘lnconsutibilem tunicam’. La bula antes mencionada ‘Ad exstirpanda’ permaneció de allí en adelante como documento fundamental de la Inquisición, renovada o puesta nuevamente en vigencia por varios papas, Alejandro IV (1254-61), Clemente IV (1265-68), Nicolás IV (1288-92), Bonifacio VIll (1-1303) y otros. Por lo tanto, las autoridades civiles estaban obligadas por los papas, so pena de excomunión, a ejecutar las sentencias legales que condenaban a los herejes impenitentes a la hoguera” (Joseph Blötzer, art. “Inquisition”, t. VIII, p. 34). Pensará. Arameo sebar, “procurar”, “intentar”. Se indica un esfuerzo premeditado (CS 499-500). Tiempos. Arameo zimnin (singular, zeman), término que indica tiempo fijo, como en los Dan 3:7-8; Dan 4:36; Dan 6:10; Dan 6:13, o un lapso como en los Dan 2:16; Dan 7:12. En el Dan 2:21 se da una sugestión en cuanto al significado de la expresión “cambiar los tiempos’. Allí se usan juntas otra vez las mismas palabras arameas que significan “mudar” y “tiempos”. Sin embargo, en ese pasaje Daniel dice que es Dios quien tiene la autoridad de mudar los tiempos. Es Dios quien rige el destino de las naciones. Es él quien “quita reyes, y pone reyes” (Dan 2:21). “En la palabra de Dios contemplamos detrás, encima y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los instrumentos del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios” (Ed 169). Es también Dios quien determina el “tiempo” (arameo zeman) cuando los santos poseerán el reino (Dan 7:22). El esfuerzo del cuerno pequeño para mudar los tiempos indicaría un esfuerzo premeditado para ejercer el derecho divino de dirigir el curso de la historia humana. La ley. Arameo dath, palabra usada para referirse tanto a la ley humana (Dan 2:9; Dan 2:13; Dan 2:15; Dan 6:8; Dan 6:12; Dan 6:15) como a la divina (Esd 7:12; Esd 7:14; Esd 7:21; Esd 7:25-26). Es evidente que aquí se hace referencia a la ley divina, ya que la ley humana puede ser cambiada según la voluntad de la autoridad civil, y tales cambios difícilmente podrían ser el tema de la profecía. Al investigar si el papado ha intentado cambiar las leyes divinas o no, encontramos la respuesta en la gran apostasía de los primeros siglos de la era cristiana cuando fueron introducidas numerosas doctrinas y prácticas contrarias a la voluntad de Dios revelada en las Sagradas Escrituras. El cambio más audaz corresponde al día de descanso semanal. La iglesia apóstata admite sin ambages que es responsable de la introducción del descanso dominical, y pretende que tiene el derecho de hacer tales cambios (CS 499-500). Un catecismo autorizado para sacerdotes dice: “La Iglesia de Dios [es decir, la Iglesia Católica] en su sabiduría ha ordenado que la celebración del día sábado fuese transferida al ‘día del Señor’ “ (Cathechism of the Council of Trent, traducción de Donovan, Ed. 1829, p. 358). Este catecismo fue escrito por orden del gran Concilio de Trento y publicado bajo los auspicios del Papa Pío V. Durante los tiempos del NT los cristianos observaron el sábado, séptimo día de la semana (ver com. Hch 17:2). “ transición del sábado al domingo fue un proceso gradual que comenzó antes de 150 d. C. y continuó durante unos tres siglos. Las primeras referencias históricas que tenemos en cuanto a la observancia del domingo por profesos cristianos aparecen en la Epístola de Bernabé (cap. 15) y en la Primera apología de Justino Mártir (cap. 67), obras que datan aproximadamente del 150 d. C. Ambas condenan la observancia del sábado e instan a observar el domingo. Las primeras referencias auténticas al domingo como “día del Señor” proceden de fines del siglo II y provienen del llamado Evangelio según San Pedro y de Clemente de Alejandría (Misceláneas, v. 14). Antes de la revolución judía instigada por Barcoquebas en 132-135 d. C.,, el Imperio Romano reconocía al judaísmo como una religión legal y al cristianismo como una secta judía. Pero como resultado de esa revolución los judíos y el judaísmo se desprestigiaron. Para evitar la persecución que siguió, de allí en adelante los cristianos trataron por todos los medios posibles de dejar en claro que no eran judíos. Las repetidas referencias que hacen los escritores cristianos de los tres siglos siguientes a la observancia del sábado como una práctica “judaizante”, junto con el hecho de que no hay referencia histórica de la observancia cristiana del domingo como día sagrado antes de la revolución judía, indican el período comprendido entre los años 135-150 como el tiempo cuando los cristianos empezaron a atribuirle santidad de día de reposo al primer día de la semana. 859 Sin embargo, la observancia del domingo no reemplazó inmediatamente a la del sábado sino que la acompañó y completó. Durante varios siglos los cristianos observaron ambos días. Por ejemplo, a comienzos del siglo III, Tertuliano observó que Cristo no había anulado el sábado. Un poco más tarde, en las Constituciones apostólicas, libro apócrifo, (ii. 36) se amonestaba a los cristianos a “guardar el sábado y la fiesta del día del Señor”. A principios del siglo IV el domingo había alcanzado una clara preferencia oficial sobre el sábado. En su Comentario sobre el Salmo 92 Eusebio, principal historiador eclesiástico de esa época, escribió: “Todas aquellas cosas que era deber hacer en el sábado, las hemos transferido al día del Señor, como que le pertenecen de manera más apropiada, porque este día tiene preferencia y ocupa el primer lugar y es más honorable que el sábado judío”. La primera acción oficial de la Iglesia Católica que expresa preferencia por el día domingo fue tomada en el Concilio de Laodicea (c. 364 d. C.). El canon 29 de ese concilio estipula que “los cristianos no han de judaizar y estar sin trabajar en sábado, sino, que han de trabajar ese día; pero honrarán de especial manera el día del Señor, y como cristianos que son, si es posible, no harán ningún trabajo en ese día. Sin embargo, si se los encuentra judaizando, serán excluidos de Cristo”. Este concilio dispuso que hubiera culto en el día sábado, pero designó a ese día como día laborable. Es digno de notarse que ésta, la primera ley eclesiástica que ordena la observancia del domingo, especifica el judaizar como la razón para evitar la observancia del sábado. Además, la rígida prohibición de la observancia del sábado es una evidencia de que muchos estaban todavía ‘judaizando’ en ese día. En realidad, los escritores cristianos de los siglos IV y V con frecuencia amonestan a sus correligionarios en contra de esa práctica. Por ejemplo, alrededor del año 400, Crisóstomo observa que muchos guardaban aún el sábado a la manera judía y estaban así judaizando. Los registros de la época también revelan que las iglesias de Alejandría y Roma fueron las principales en fomentar la observancia del domingo. Por 440 d. C. el historiador eclesiástico Sócrates escribió que “aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los sagrados misterios cada semana en sábado, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, por una antigua tradición, han dejado de hacer esto” (Ecclesiastical History v. 22). Alrededor de la misma fecha Sozomenos (o Sozomeno) escribió que “la gente de Constantinopla, y de casi todas partes, se reúne en el sábado, tanto como en el primer día de la semana, costumbre que nunca se observa en Roma ni en Alejandría”. Hay pues tres hechos claros: (1) El concepto de la santidad del domingo entre los cristianos se originó, principalmente, en su esfuerzo de evitar prácticas que los identificaran con los judíos, y provocaran así persecución. (2) La iglesia de Roma desde muy antiguo fomentó una preferencia por el domingo; y la creciente importancia que se le dio al domingo en la iglesia primitiva, a expensas del sábado, siguió muy de cerca al crecimiento gradual del poder de Roma. (3) Finalmente, la influencia romana prevaleció para hacer que la observancia del domingo fuese motivo de una ley eclesiástica, en la misma forma en que prevaleció para establecer otras prácticas tales como la adoración de María, la veneración de los santos y de los ángeles, el uso de imágenes y las oraciones por los muertos. La santidad del domingo descansa sobre la misma base que esas otras prácticas que no se encuentran en las Escrituras, y que fueron introducidas en la iglesia por el obispo de Roma. Hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. La palabra aramea ‘iddan, que aquí se traduce “tiempo”, aparece también en el Dan 4:16; Dan 4:23; Dan 4:25; Dan 4:32. En estos pasajes la palabra ‘iddan indudablemente significa “un año” (ver com. Dan 4:16). La palabra que se traduce “tiempos”, que también proviene de ‘iddan, era puntuada por los masoretas como plural, pero los eruditos generalmente están de acuerdo en que debiera puntuarse como dual, indicando así “dos tiempos”. La palabra que se traduce “medio”, pelag puede también traducirse “mitad’. Por eso, es más aceptable la traducción de la Versión Moderna: ‘Un tiempo, y dos tiempos, y la mitad de un tiempo”. Al comparar este pasaje con profecías paralelas que se refieren al mismo período, pero designándolo de otras maneras, podemos calcular el total del tiempo implicado. En Ap 12:14 se denomina a este período “un tiempo, y tiempos y la mitad de un tiempo”. Un poco antes, en Ap 12:6, se hace 860 referencia al mismo período al decir “mil doscientos sesenta días”. En Ap 11:2-3 la expresión “mil doscientos sesenta días” equivale a “cuarenta y dos meses”. Así queda claro que un período de tres tiempos y medio corresponde con 42 meses, que a su vez son representados como 1.260 días, y que un “tiempo” equivale a 12 meses o 360 días. Este período puede llamarse un año profético. Sin embargo, no debe confundirse un año profético de 360 días ó 12 meses de 30 días cada uno con el año judío, que era un año lunar de extensión variable (tenía meses de 29 y de 30 días), ni con el calendario solar de 365 días (ver t. 11, pp. 114-115). Un año profético significa 360 días proféticos, pero un día profético representa un año solar. Esta distinción puede explicarse así: Un año profético de 360 días no es literal sino simbólico. Por eso sus 360 días son proféticos, no literales. Según el principio de día por año, ilustrado en Num 14:34 y Eze 4:6, un día en profecía simbólica representa un año literal. Así un año profético, o “tiempo”, simboliza 360 años naturales, literales, y de la misma manera un período de 1.260 ó 2.300 o de cualquier otra cantidad de días proféticos representa la misma cantidad de años literales (es decir, años solares completos, marcados por las estaciones que son controladas por el sol). Aunque el número de días de cada año lunar era variable, el calendario judío se corregía con la adición ocasional de un mes extra (ver t. II, pp. 106-107), de modo que para los escritores bíblicos -al igual que para nosotros- una larga serie de años siempre era igual al mismo número de años solares naturales. En cuanto a la aplicación histórica del principio de día por año ver pp. 41-80. La validez del principio de día por año ha sido demostrada por el cumplimiento preciso de varias profecías calculadas por este método, en particular la de los 1.260 días y la de las 70 semanas. Un período de tres años y medio contados en forma literal es completamente exiguo para cumplir los requisitos de las profecías de 1.260 días con relación al papado. Pero cuando, de acuerdo con el principio de día por año, el período se extiende a 1.260 años, la profecía tiene un cumplimiento excepcional. En julio de 1790, treinta obispos católicos se presentaron ante los que encabezaban el gobierno revolucionario de Francia para protestar por la legislación que independizaba al clero francés de la jurisdicción del papa y lo hacía responsable directamente ante el gobierno. Preguntaron si los dirigentes de la revolución iban a dejar libres a todas las religiones “excepto aquella que fue una vez suprema, que fue mantenida por la piedad de nuestros padres y por todas las leyes del Estado y ha sido por mil doscientos años la religión nacional” (A. Aulard, Christianity and the French Revolution, p. 70). El período profético del cuerno pequeño comenzó en 538 d. C., cuando los ostrogodos abandonaron el asedio a Roma, y el obispo de Roma, liberado del dominio arriano, quedó libre para ejercer las prerrogativas del decreto de Justiniano de 533, y aumentar de allí en adelante la autoridad de la “Santa Sede” (ver com. Dan 7:8). Exactamente 1.260 años más tarde (1798) las espectaculares victorias de los ejércitos de Napoleón en Italia pusieron al papa a merced del gobierno revolucionario francés, quien informó a Bonaparte que la religión romana sería siempre la enemiga irreconciliable de la república, y que “hay una cosa aún más esencial para alcanzar el fin deseado, y eso es destruir, si es posible, el centro de unidad de la iglesia romana, y depende de Ud., que reúne en su persona las más distinguidas cualidades del general y del hábil político, alcanzar esa meta si lo considera factible” (Id., p. 158). En respuesta a esas instrucciones y por orden de Napoleón, el general Berthier entró en Roma con un ejército francés, proclamó que el régimen político del papado había concluido y llevó al papa prisionero a Francia, donde murió en el exilio. El derrocamiento del papado en 1798 marca el pináculo de una larga serie de acontecimientos vinculados con su decadencia progresiva, y también la conclusión del período profético de los 1.260 años. Ver la Nota Adicional al fin de este capítulo, donde hay un bosquejo más completo del surgimiento y la decadencia del papado. ]Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver.
[V.7-> Guerra contra los santos. Este lenguaje es casi idéntico al de Dan 7:21 : “Este mismo cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía”. En cuanto al cumplimiento de esta predicción, ver com. Dan 7:25. Sobre toda tribu. Una referencia a su campo de acción. Se aplica al apogeo del papado, posiblemente durante la Edad Media, cuando ejerció su dominio casi absoluto sobre Europa (ver Nota Adicional de Dan. 7), pero especialmente en el futuro, cuando resurgirá más plenamente el poder del papado (ver com. Ap 13:3; Ap 17:8). ]
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 15
[V.15-> Aliento. Gr. pnéuma, “espíritu’, “viento”, “aliento”. La imagen simbólica que Juan contempló en visión fue animada por el poder de la segunda bestia protestantismo apóstata EEUU , que obra milagros. La nueva organización comienza a funcionar y, como su predecesora, amenaza con aniquilar a los que se niegan a cumplir sus dictados. Hablase. Lo primero que hace esta nueva imagen es hablar, sin duda mediante sus leyes y decretos. Hiciese. Después de hablar oficialmente por medio de sus leyes, la imagen las impone por la fuerza. Como son leyes religiosas, estarán en pugna con las convicciones de conciencia de muchos; pero se usará la fuerza para imponer esos decretos. Matar. En esto la historia se ha repetido. Legislar en asuntos de religión siempre ha producido persecución Inquisición mundial . Así sucedió durante la Edad Media; lo atestigua la matanza de los valdenses y otros por el poder civil, pero, sin duda alguna, incitado por la iglesia que dominaba entonces. La segunda bestia promulgará un decreto de muerte para todos los que mantengan su lealtad a Dios del sábado séptimo día sello de Cristo para Israel espiritual no reciba las plagas Apocalipsis 16 sobre el papado aliados Egipto la marca de la bestia domingo catecismo LAUDATO si cambio climático (ver CS 673; PR 444-445). Será un gigantesco esfuerzo para hacer que todos los habitantes de la tierra rindan homenaje a la primera bestia papado catecismo 666 Apoc 13:17,18cap16 .(ver com. Ap 13:8). ]
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LA MARCA DE LA BESTIA APOCALIPSIS 13:16,17,18
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver
[V.16-> Hacía que a todos. Todos serán afectados por esta legislación. Es evidente que sólo el fiel remanente se negará a obedecer (Ap 13:8; cf. Ap 12:17). Una marca. Gr. járagma, “impresión”, “sello”, “marca”. Evidentemente es algún distintivo de lealtad a la bestia, algo característico que indica que el que lleva esa marca adora a la primera bestia, cuya herida mortal fue curada (Ap 13:8). Los intérpretes bíblico en tienden que esta marca no es un distintivo literal, concreto, sino una señal de homenaje que identifica al portador como leal al poder, representado por la bestia papado catecismo . La lucha en ese tiempo tendrá como centro la ley de Dios del cielo Sinaí sábado séptimo día Exodo20:1,17 , específicamente el cuarto mandamiento (ver com. Ap 14:12); por lo tanto, la observancia del domingo constituirá una señal, pero esto será sólo cuando resurja el poder de la bestia papado catecismo santificar las fiestas y la observancia del domingo se imponga como una ley civil del estado e iglesia católica que debe cumplirse. Los adventistas sostienen que el mensaje del tercer ángel amonestará simultáneamente contra la recepción de esa marca (Ap 14:9-11). Este mensaje, que llegará a ser un fuerte clamor (Ap 18:1-4), iluminará a los hombres en cuanto a los principios en pugna. Cuando los hombres, a pesar de tener claramente delante de sí las consecuencias implicadas, elijan apoyar la institución de la bestia sabiendo que está en directa oposición con el cuarto mandamiento de la ley de Dios, estarán rindiendo su homenaje al poder de la bestia y entonces recibirán su marca. La mano derecha... la frente. Esta marca en la mano o en la frente indica que están afectadas las acciones y los pensamientos de quienes reciben la señal. También puede referirse a dos clases de personas: los que se someten a los decretos de la bestia sólo por conveniencia, y los que lo hacen por convicción personal. ]
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 17
[V.17-> Comprar ni vender. Esta drástica medida será tomada en un esfuerzo por obtener el cumplimiento de los dictados de la imagen; pero no será eficaz (ver com. Ap 14:1; Ap 14:12). Esta medida sin duda traerá consigo el decreto de muerte (ver com. Ap 13:15). La marca. Ver com. Ap 13:16. O el nombre. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de la conjunción “o”. Si se omite, la frase “el nombre de la bestia” estará en aposición con la palabra “marca”. El pasaje entonces podría decir: “la marca: el nombre de la bestia papado catecismo 666 ” (BA). Esto significaría que la marca que vio Juan en visión era el nombre de la bestia. Esta relación puede compararse con el sello de Dios sábado séptimo día de la creación y la santa ley del cielo Sinaí que se coloca en la frente de los santos (Ap 7:2), con respecto a los cuales Juan declaró más tarde: tenían “el nombre... de su Padre escrito en la frente” (Ap 14:1,15:2 14:12 ). CE Ap 14:11. Sin embargo, la conjunción “o” aparece en el P47, el más antiguo manuscrito griego que se conoce del Apocalipsis. En tal caso, las frases “la marca”, “el nombre de la bestia” y “el número de su nombre” unidas por la palabra “o” pueden indicar grados de afiliación con la bestia o su imagen; pero Dios condena esta unión en cualquier grado que sea (Ap 14:9-11). Número de su nombre. Ver com. Ap 13:18. ]
Apocalipsis (de Juan) 13-> Ver. 18
[V.18-> Aquí hay sabiduría. Compárese con la frase “para la mente que tenga sabiduría” (Ap 17:9). La sabiduría que aquí se alaba es sin duda a la cual se refiere Pablo en Efe 1:17. Los seres humanos pueden comprender los misterios de la Palabra de Dios únicamente por medio de la iluminación divina (1Co 2:14). Entendimiento. O “inteligencia”. Los que deseen saber el significado del número misterioso, podrán entenderlo. Cuente. O “calcule”. Número de la bestia. Debe notarse que la bestia ya ha sido plenamente identificada (ver com. Ap 13:1-10). El número proporciona una evidencia que confirma esta identificación. Desde los comienzos del cristianismo se ha debatido mucho el significado del número 666. Uno de los primeros en escribir sobre el tema fue Ireneo (c. 130-202). Identificó a la bestia como el anticristo. Creía que los valores numéricos de las letras de su nombre sumarían 666, y sugirió como muy probable el nombre Teitan el cual a veces se consideraba divino. También sugirió, pero como mucho menos probable, el nombre Latéinos, que era el nombre del último reino de los cuatro que vio Daniel. Pero al mismo tiempo previno que “es por lo tanto más seguro y menos peligroso esperar el cumplimiento de la profecía, que hacer conjeturas y buscar aquí y allí nombres que puedan presentarse pues pueden encontrarse muchos nombres que poseen el número mencionado” (Contra herejías v. 30. 3). El número 666 se ha aplicado a numerosas figuras políticas de la historia desde los días de Ireneo. Pero debe notarse que como la bestia ya ha sido identificada, el número -sea cual fuere su significado- debe tener relación con ese poder; de lo contrario, no habría razón válida para que el ángel diese a Juan en este momento de la narración profética la información contenida en el Ap 13:18. Una interpretación que se divulgó en el período siguiente a la Reforma, fue que 666 representa o equivale a Vicarius Filii Dei, que significa “vicario del Hijo de Dios”, uno de los títulos del papa de Roma. El valor numérico de las letras que componen este título suma, como sigue, 666 V 5 I 1 C 100 A ---- R ---- I 1 V (U=V) 5 S ---- F ---- I 1 L 50 I 1 I 1 D 500 E ---- I 1 666 Esta interpretación está basada en la identificación del papa como el anticristo, concepto que se expuso claramente en la Reforma. El principal expositor de esta interpretación fue Andreas Helwig (c. 1572-1643; ver L. E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, t. 2, pp. 605-608). Desde los días de 338 Helwig muchos han adoptado esta interpretación. Como este Comentario identifica a la bestia como el papado, también acepta este punto de vista como el mejor que se ha presentado hasta ahora, aunque reconoce que en el criptograma puede implicarse más de lo que contiene esta interpretación. En cuanto al título Vicarius Filii Dei, la revista católica Our Sunday Visitor, del 18 de abril de 1915, informó en respuesta a la pregunta: “¿Cuáles son las letras que se supone que están en la corona del papa, y qué significan, si es que tienen significado?” Respuesta: “Las letras grabadas en la mitra del papa son éstas: Vicarius Filii Dei, que en latín significan Vicario del Hijo de Dios. Los católicos sostienen que la iglesia, que es una sociedad visible, debe tener una cabeza visible” (p. 3). La edición de la misma revista del 15 de noviembre de 1914, admitía que los números latinos sumados daban un total de 666, pero añadía que muchos otros nombres también dan ese total. En el número del 3 de agosto de 1941, p. 7, nuevamente se trató el tema Vicarius Filii Dei, y se afirmó que ese título no está escrito en la tiara del papa. La tiara, se afirmaba, no lleva inscripción alguna (p.7). La Catholic Encyclopedia distingue entre mitra y tiara. Describe la tiara como un ornamento que no es litúrgico, y la mitra, como uno que se usa para ceremonias litúrgicas. Si la inscripción Vicarius Filii Dei aparece en la tiara o en la mitra, no tiene verdadera importancia. Se admite que el título se aplica al papa, y eso es suficiente para los propósitos de la profecía. Número de hombre. La bestia representa una organización humana. Seiscientos sesenta y seis. Si bien algunos MSS dicen 616 y 646, la evidencia textual tiende a confirmar el número 666. ]
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Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 9
[V.9-> Tercer ángel. Cf. Ap 14:6; Ap 14:8. Siguió. Ver com. Ap 14:8. Gran voz. Ver com. Ap 14:78. Si alguno. En griego equivale a “el que”. Adora. Gr. proskunéō (ver com. Ap 14:7). La bestia. La bestia descrita en el Ap 13:1-10 (ver el comentario respectivo). La segunda bestia ordena que los hombres adoren a la primera bestia (ver com. Ap 13:12). Debe notarse que esta amonestación tendrá aplicación después de que se haya curado la herida de muerte (ver comp. Ap 13:3), y se forme la imagen de la bestia (ver com. Ap 14:14), y la marca de la bestia llegue a ser un asunto de capital importancia (ver com. Ap 14:16). El mensaje del tercer ángel, como se predica actualmente, es una advertencia en cuanto a los conflictos que están por llegar, una advertencia que hará entender a todos los hombres qué es lo que está comprometido en la lucha que ha comenzado y qué los capacitará para hacer una elección inteligente. Y a su imagen. Ver com. Ap 13:14. La conjunción “y” identifica a los adoradores de la bestia con los de la imagen. Una conjunción adicional identifica a estos adoradores con los que reciben la marca. La bestia y la imagen se unen en sus propósitos y prácticas, y en su exigencia de que los hombres reciban la marca de la bestia. Por lo tanto, el que adore a la bestia, también adorará la imagen de la bestia y llevará su señal. Marca. Ver com. Ap 13:16. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver. 10
[V.10-> Vino de la ira. O vino que es la ira. Los que beben del vino del furor de la fornicación de Babilonia (Ap 14:8), beberán también del vino de la ira de Dios. La amonestación es evidente. Nadie tiene por qué entenderla mal. Vaciado. El verbo griego significa mezclar, especialmente vino con agua, o verter vino en la copa. Hay aquí un juego de palabras que se reproduce aproximadamente: “que ha sido mezclado sin mezcla”. Es decir, de la ira es puro, sin dilución. La figura quizá provenga de Sal 75:8, donde el vino indudablemente está mezclado con especias para aumentar su poder embriagador. El cáliz de su ira. O “cáliz de su indignación”. Será atormentado. Gr. basanízō, “torturar”, “atormentar”, “afligir”. Compárese con el uso de basanízō en Mat 8:6; Mat 8:29; Mat 14:24 (“azotada”); 2Pe 2:8 (“afligía”). Las últimas siete plagas caerán sobre los adoradores de la bestia y su imagen (Ap 16:2). Además, estos seguidores de la bestia se levantarán en la segunda resurrección para recibir su castigo final (Ap 20:5; Ap 20:11-15). No es claro a cuál fase del castigo se está refiriendo Juan; quizá a las dos, pues en ambas habrá tormento. La primera termina con la muerte cuando Jesús aparezca viniendo del cielo (ver com. Ap 19:19-21); la segunda, con la muerte eterna (ver com. Ap 20:14). Fuego y azufre. La figura quizá provenga de Isa 34:9-10 (ver el comentario respectivo). Cf. Gen 19:24 donde se mencionan fuego y azufre en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Delante de. Las plagas y la destrucción de los impíos después de los mil años acontecerán en esta tierra; pero en el segundo caso el campamento de los santos estará en la tierra. Cristo estará con su pueblo, y sin duda también habrá muchos ángeles. ]
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.11-> Por los siglos de los siglos. Gr. eis aiōnas aiōnōn, literalmente “para siglos de siglos”. Esta expresión puede compararse con la frase eis ton aiōna, literalmente “para el siglo”, por lo general traducida “para siempre” (ver Mat 21:19; Mar 3:29; Luc 1:55; etc.), o con la frase eis tóus aiōnas, literalmente “para los siglos”, también por lo común traducida “para siempre” (Luc 1:33; Rom 1:25; Rom 11:36), o con el adjetivo aiōnios, literalmente “que dura por los siglos”, traducido muchas veces como “eterno” (Mat 18:8; Mat 19:16; Mat 19:29; Mat 25:41; Mat 25:46; etc.). Aiōnios (ver com. Mat 25:41), eis ton aiōna y eis tóus aiōnas no indican necesariamente una existencia eterna. Pero alguno podrá preguntarse: ¿Estas expresiones no significan a veces perpetuidad? Y si es así, la expresión compuesta eis aiōnas aiōnōn, ¿no debe significar “por los siglos 846 de los siglos”, una declaración más enfática de perpetuidad?. Esta expresión compuesta aparece e otros lugares como eís tóus to aiōnas tōn aiōnōn, literalmente “para los siglos de los siglos”, pero en cada caso se relaciona con Dios o con Cristo para expresar su existencia eterna. Sin embargo, este significado no se deriva de la expresión en sí, sino de aquello con lo que se relaciona. La expresión significa de por sí muchos siglos. Explicamos a continuación el significado que aquí se le da a la expresión compuesta ya mencionada. El asunto al cual se refiere es el tormento de los adoradores de la bestia en un lago de fuego y azufre. La vida humana en un medio tal sería sumamente breve, pero si se usa la expresión eis ton aiōna, “por el siglo”, es posible concluir que el castigo sólo será momentáneo. La expresión compuesta demuestra que el tormento será por cierto período, pero, por supuesto, no interminable. Esto es evidente por otros pasajes de las Escrituras que demuestran que la suerte final de los impíos será el aniquilamiento total (Mat 10:28; Ap 20:14). La figura del humo que sube para siempre sin duda proviene de Isa 34:10, donde se describe la desolación de Edom. El antiguo profeta no vio en visión fuegos interminables porque después de la conflagración, de la cual dice “perpetuamente subirá su humo”, la tierra se convierte en un desierto de desolación habitado por animales salvajes (Ap 14:10-15). Lo que la figura denota es completa destrucción. Ver com. Mal 4:1. Reposo. Gr. anápausis, “cesación”, “descanso”, “refrigerio”. El significado es que el castigo será continuo hasta que sobrevenga la muerte. De día ni de noche. Las horas no cuentan; el tormento es continuo. Adoran a la bestia. Se repite la identificación (cf. Ap 14:9) quizá para añadir énfasis. El tercer ángel proclama una amenaza sumamente terrible. Los habitantes de la tierra no tendrán excusa si “adoran a la bestia y a su imagen”. Deben dedicar todos sus esfuerzos para descubrir la identidad de la bestia, su imagen y su señal, y conocer sus artificios y procedimientos. ]
CATECISMO LOS 10 MANDAMIENTOS ESCRITO CON EL DEDO DEL PAPADO 666 santificaras fiestas
Cuáles son los 10 mandamientos?
- Primer Mandamiento
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- Segundo Mandamiento
No tomarás el nombre de Dios en vano.
- Tercer Mandamiento
Santificarás las fiestas.
- Cuarto Mandamiento
Honrarás a tu padre y a tu madre.
- Quinto Mandamiento
No matarás.
- Sexto Mandamiento
No cometerás actos impuros.
- Séptimo Mandamiento
No robarás.
- Octavo Mandamiento
No darás falso testimonio ni mentirás.
- Noveno Mandamiento
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- Décimo Mandamiento
No codiciarás los bienes ajenos.
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Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 2
[V.2-> El primero. Los adjetivos ordinales para cada ángel implican que las plagas serán sucesivas (ver com. Ap 16:1; Ap 16:11). Ulcera. Gn hélkos, “úlcera”, “llaga”, “herida supurante”. En la LXX hélkos se usa para designar los tumores que se produjeron en los egipcios (Exo 9:9-10), la “úlcera” que no podía curarse (Deu 28:27) y la sarna maligna que azotó a Job (Jnb 2:7). El renombrado poder milagroso de los espíritus que cooperarán con la cristiandad apóstata (Ap 13:13-14; Ap 18:2; Ap 19:20), evidentemente resultará vano contra esta “úlcera maligna y pestilente” (ver com. Ap 16:14). Queda al descubierto de manera innegable la falsedad de la confianza que los hombres han depositado en un poder obrador de milagros (cf. Exo 8:19). Maligna y pestilente. O “dolorosa y grave”, “penosa y molesta”. Los hombres. Esta primera descarga de la “ira de Dios” (Ap 16:1) caerá sobre los que no han prestado atención ni al mensaje del tercer ángel que les advertía contra la adoración de “la bestia y su imagen” (Ap 14:9)-, ni a la exhortación final de Dios para que salieran de la Babilonia simbólica (Ap 18:1-4). Esta plaga (ver CS 686). Marca de la bestia papado catecismo666. Ver com. Ap 13:16. Adoraban su imagen hijas del PAPADO EEUU EN EL MUNDO ENTERO SE UNEN A LA MADRE . Ver com. Ap 13:14-15. ]
Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 10
[V.10-> El trono Vaticano Satanás en forma de Cristo su segunda venida imitando a Cristo con sus apóstoles caminan por el mundo sentandose en el Vaticano con el papado bendiciendo a los que aceptaron el catecismo domingo666 . ”El trono de la bestia” es evidentemente su sede Vaticano . “La bestia” representa en primer lugar al papado que ha resurgido, no tanto en su aspecto religioso como en su pretendido papel de potencia mundial que domina a otras potencias de mundo (ver com. Ap 13:1-2; Ap 13:10; Ap 17:3; Ap 17:8-9; Ap 17:11). Su reino. Exceptuando el pequeño remanente que aún resiste su supremacía, Satanás cuenta a todo el mundo como sus súbditos sentado en el Vaticano junto al papado , y por medio del papado que ha restablecido procurará en forma particular asegurar su dominio indiscutido sobre toda la raza humana (ver CS 627, 637, 714; 2JT 175; 3JT 171; com. Ap 16:13-14; Ap 17:8; Ap 17:12; cf. Ap 19:19). Durante esta plaga el mundo entero parece estar envuelto por un manto de tinieblas, o sea, que mientras los hombres impenitentes estén buscando la luz en un mundo espiritualmente oscuro (Ap 16:8-9), Dios enviará sobre ellos tinieblas físicas que simbolizan la noche espiritual más oscura que cubrirá la tierra (ver com. Ap 16:13-14). Cubrió de tinieblas. El griego dice “su reino quedó oscuro, sugiriendo que permaneció a oscuras durante cierto tiempo. Estas son tinieblas físicas (ver com. Ap 16:1), acompañadas de frío y angustia. La ausencia de luz y calor será tanto más impresionante y dolorosa después del calor intenso experimentado durante la cuarta plaga. Mordían de dolor sus lenguas. El tiempo del verbo griego indica acción continuada: “seguían mordiéndose o “se mordían vez tras vez” Un intenso frío posiblemente acompañado a las prolongadas tinieblas. ]
Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 12
[V.12-> El sexto ángel. Por lo general, los comentadores adventistas aceptan dos interpretaciones de los Ap 16:12-16. Según la primera interpretación, “el gran río Eufrates” representa el imperio otomano; el secamiento de sus aguas, el debilitamiento gradual de ese imperio. Los “reyes del oriente” simbolizan las naciones del Oriente; y el Armagedón, el valle literal de Meguido en el norte de Palestina. Por lo tanto, el debilitamiento del imperio otomano se considera como una preparación del camino para que las naciones orientales vengan a combatir contra las del Occidente en el valle de Meguido. Según la otra interpretación, el Eufrates representaba a los pueblos sobre las cuales domina la Babilonia simbólica; y el secamiento de sus aguas indican que le quitan su apoyo a Babilonia. Los “reyes del oriente” simbolizan a Cristo y los que le acompañan; y el Armagedón, la última batalla del gran conflicto entre Cristo y Satanás, que se librará en el campo 856 de batalla de esta tierra. De manera que el retiro del apoyo humano a la Babilonia simbólica se considera como la eliminación de la última barrera para su derrota y castigo finales. Según la primera opinión, la batalla del Armagedón comenzará como un conflicto esencialmente político, pero llegará a su clímax con la aparición de Cristo y los ejércitos del cielo. Según el segundo punto de vista, la batalla del Armagedón comenzará cuando los poderes religiosos y políticos de la tierra unidos, comiencen su ataque final contra el pueblo remanente de Dios. Estas dos opiniones parecen excluirse mutuamente, pero en verdad tienen mucho en común. Los defensores de ambas opiniones sobre el Armagedón, están generalmente de acuerdo en los siguientes puntos: 1. Que será la última gran batalla de la historia de esta tierra y que aún está en el futuro. 2. Que será “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Ap 16:14). 3. Que “el gran río Eufrates” simboliza gentes. 4. Que los tres “espíritus inmundos” (Ap 16:13) representan al papado, al protestantismo apóstata y al espiritismo (o paganismo). 5. Que estos tres “espíritus” son los instrumentos que reunirán a las naciones para la batalla. 6. Que los instrumentos de la reunión -“tres espíritus inmundos”- son de naturaleza religiosa, y las fuerzas que se congregarán son políticas y militares. 7. Que los preparativos para la batalla se harán durante la sexta plaga, pero que la batalla se librará durante la séptima plaga. 8. Que en una fase será una batalla real entre personas reales que emplean armas reales. 9. Que habrá derramamiento de sangre en una escala sin precedentes. 10. Que estarán implicadas todas las naciones de la tierra. 11. Que Cristo y los ejércitos del cielo finalmente intervendrán y terminarán la batalla. 12. Que los santos vivos presenciarán la batalla, pero no participarán directamente en ella. La diferencia fundamental entre las dos opiniones consiste en la interpretación de los términos “Eufrates”, “reyes del oriente” y “Armagedón”. La primera opinión sostiene que estos tres términos tienen un significado geográfico; pero el segundo punto de vista afirma que deben interpretarse en una manera completamente figurada, según los términos del contexto de los cap. 13 al 19. Hay más explicaciones sobre los distintos puntos de semejanzas y diferencias entre las dos opiniones en com. Ap 16:12-19. Cf. com. Dan 11:36-40. Como es de esperarse, hay diversas variantes y modificaciones en estas dos opiniones principales sostenidas por algunos comentadores adventistas; sin embargo, no hay suficiente espacio para considerarlas. Jaime White sostenía la antigua opinión de que la batalla del Armagedón es la batalla entre Cristo y las naciones de los impíos en ocasión de la segunda venida (Review and Herald, 21-1-1862, p. 61). Urías Smith creía que la batalla del Armagedón incluiría también una reunión política y militar de las naciones en Palestina (Las profecías de Daniel y el Apocalipsis, t. 2, pp. 317-325). El gran río Eufrates. Ver p. 742; com. Ap 9:14. Los defensores de una y otra opinión convienen en que Juan no se está refiriendo al río literal como un río, ni al secamiento de sus aguas literales. Hay también un reconocimiento general de que las aguas del río Eufrates representan a seres humanos (cf. Ap 17:15). Sin embargo, según la primera opinión el Eufrates representa al antiguo imperio otomano, por cuyo territorio corría este río, y que desde la caída de ese imperio a fines de la Primera Guerra Mundial, representa a Turquía, su sucesor moderno. Este punto de vista supone que el término Eufrates, aunque no se refiere al río literal, tiene sin embargo un significado geográfico literal y designa la región geográfica cruzada por el río, el valle de Mesopotamia. Durante más de 1.000 años esta región fue gobernada por los árabes musulmanes y los turcos, y más recientemente por el gobierno de Iraq. De acuerdo con el segundo punto de vista, el significado del término Eufrates debe determinarse por el contexto, el cual revela que el vocablo Babilonia se usa exclusivamente como un símbolo del cristianismo apóstata (ver com. Ap 14:8; Ap 17:5) El río Eufrates fue histórica y geográficamente el río de la Babilonia literal (Jer 51:12-13; Jer 51:63-64), y como el río de la Babilonia simbólica, “la gran ciudad” (ver com. Ap 17:18), el Eufrates no 857 tendría aquí su anterior significado literal y geográfico, sino que debe entenderse en términos de su símbolo paralelo: la Babilonia simbólica. Las aguas del Eufrates serían entonces las “muchas aguas” del Ap 17:13; Ap 17:15 sobre las cuales se sienta la Babilonia simbólica: los “moradores de la tierra”, a quienes ha “embriagado con el vino de su fornicación” (Ap 17:2; cf. Ap 13:3-4; Ap 13:7-8; Ap 13:14-16). El agua. Ver com. Ap 17:1; Ap 17:15 Se secó. La flexión del verbo griego expresa que el secamiento se ha completado. Según la primera opinión, el secamiento del río Eufrates comenzó a cumplirse en el desmembramiento paulatino del imperio otomano, y el cumplimiento completo de este detalle profético es aún futuro. Según la segunda opinión, el secamiento de las aguas del Eufrates se refiere al retiro del apoyo humano a la Babilonia simbólica en relación con la sexta plaga (ver com. “gran río Eufrates”, com. Ap 16:14; Ap 16:16-17; Ap 16:19; cf. Isa 44:26 a 45:2). Los exponentes de esta opinión creen que los resultados del secamiento están descritos simbólicamente en Ap 16:18-19; Ap 17:15-18, y literalmente en CS 711-714. Preparado. Según el primer punto de vista, el “camino a los reyes del oriente” comenzó a prepararse con el desmembramiento del imperio otomano (ver com. “secó”). Según la segunda opinión, el “camino” será “preparado” cuando se le retire el apoyo humano a la Babilonia simbólica (ver com. Ap 16:1; Ap 16:12; Ap 16:14; Ap 16:17). Según el primer punto de vista, esta preparación es de carácter geográfico y militar; según el segundo, de carácter moral y espiritual. El camino. Gr. hodós, “camino”, “carretera”. En el contexto de los Ap 16:12-16, este será el “camino” por el cual los “reyes” y sus ejércitos pasarán por el Eufrates para reñir una batalla contra sus opositores. Según el primer punto de vista, este “camino” pasaría geográficamente por el valle de Mesopotamia, anteriormente parte del territorio del imperio otomano. Según la segunda opinión, el “camino” es figurado, o sea el “camino” por el cual se prepara la situación de la tierra para que Cristo y los ejércitos del cielo triunfen sobre Babilonia (Ap 16:19) y los “reyes de la tierra” (Ap 16:14). Reyes del oriente. Literalmente “reyes de la salida del sol” (ver com. Ap 7:2). En armonía con el significado geográfico que atribuyen al “gran río Eufrates”, los que apoyan la primera opinión entienden a los “reyes del oriente” en un sentido geográfico, o sea las naciones situadas al este del valle de Mesopotamia. Según el segundo punto de vista, “los reyes del oriente” representan a Cristo y los que le acompañarán. Interpretan la frase “reyes del oriente”, como las otras expresiones simbólicas de Ap 16:12, en el hecho histórico de Ciro cuando conquistó a Babilonia y luego libró al pueblo de Dios, los judíos, para que regresaran a su tierra natal. ]
Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver.
[V.13-> Vi. Ver com. Ap 1:1. De la boca. La boca es el instrumento del habla. Estos “tres espíritus inmundos” que salen de las bocas del “dragón”, de la “bestia” y del “falso profeta”, representan la política que esta triple unión religiosa proclamará al mundo, la cual se menciona en el Ap 17:2 como el “vino” de Babilonia (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Dragón. Ver com. Ap 12:3; Ap 13:1. El primer miembro de esta triple unión religiosa se identifica generalmente con el espiritismo o con el paganismo. Este último consiste principalmente en la adoración de espíritus maléficos, y por eso se parece esencialmente al espiritismo moderno tal como se practica en los países cristianos. La bestia. Ver com. Ap 13:1; Ap 17:3; Ap 17:8. Falso profeta. Evidentemente debe identificarse con la segunda bestia del Ap 13:11-17 (ver com. Ap 16:11), que apoya a la primera bestia de los Ap 16:1-10, y que por medio de los milagros que tiene el poder de hacer en presencia de la bestia (Ap 16:12-14), engaña a los hombres para que le hagan a ésta una “imagen”. Cf. Ap 19:20; Ap 20:10. Tres espíritus inmundos. Los defensores de ambas opiniones concuerdan en identificar al “dragón”, la “bestia” y el “falso profeta”, con el espiritismo moderno (CS 645) o paganismo, el papado, y el protestantismo apóstata (cf. Ap 13:4; Ap 13:14-15; Ap 19:20; Ap 20:10), respectivamente. Los “tres espíritus inmundos” evidentemente simbolizan o representan a este trío maléfico de poderes religiosos, que juntos constituyen la “gran Babilonia” de los últimos días (Ap 16:13-14; Ap 16:18-19; ver com. Ap 16:19; Ap 17:5). A manera de ranas. Tal vez no deba atribuirse ningún significado a esta comparación, que quizá sólo tiene el propósito de destacar lo repulsivo que son los “tres espíritus 858 inmundos” delante de Dios. ]
Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 14
[V.14-> Espíritus de demonios. En los Evangelios el término “espíritu inmundo” se usa como equivalente de “diablo” (Mar 1:27; Mar 1:34; Mar 3:11; Mar 3:15; Mar 6:7; etc.). Ver Ap 18:2; cf. 2JT 176-177. Hacen señales. O “hacen milagros”, es decir, “señales y prodigios mentirosos” (ver com. 2Ts 2:9) con el propósito de confirmar el poder y la autoridad de la persona que los hace (ver t. V, pp. 198-199). Estos milagros también se mencionan en Ap 13:13-14; Ap 19:20. Las manifestaciones sobrenaturales de varias clases son el medio por el cual Satanás- obrando mediante diversos instrumentos humanos- logrará unir al mundo con el propósito de exterminar a los que constituyen la única barrera que se opondrá a su dominio indiscutido sobre la humanidad. Reyes de la tierra. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto “reyes de todo el mundo”. Los “reyes” son los poderes políticos de la tierra, en contraste con la triple unión religiosa del Ap 16:13 (ver el comentario respectivo) que congrega a las naciones de la tierra para que se unan en una cruzada con el fin de destruir al pueblo de Dios (3JT 285; CS 618, 682). Esta liga mundial político-religiosa (ver com. Ap 17:3) aspirará a gobernar todo el mundo. De acuerdo con el primer punto de vista, estos “reyes” representan las naciones del Occidente en contraste con los “reyes del oriente” (Ap 16:12), es decir, las naciones del Oriente. Según el segundo punto de vista, la frase “reyes de la tierra y de todo el mundo” incluye a las naciones del Oriente y del Occidente (ver com. Ap 16:12). Hay más información en cuanto a la identidad de los “reyes de la tierra” y al éxito transitorio de esta unión, en Ap 17:2; Ap 17:12; Ap 17:14; ver com. Ap 16:12; cf. 3JT 171. Reunirlos. Según la primera opinión, este acto de congregarlos consistirá en los preparativos políticos y militares de los “reyes de la tierra en todo el mundo”. Según la segunda, se refiere a los esfuerzos que hará la triple unión religiosa para concertar una acción unificada de los poderes políticos de la tierra con el propósito de luchar contra el remanente del pueblo de Dios. La batalla. Los defensores de ambas interpretaciones concuerdan en que se describen distintos aspectos de la misma batalla en los Ap 14:14-20; Ap 16:12-19; Ap 17:14-17; Ap 19:11-21; cf. 6T 406. Según el primer punto de vista, ésta es principalmente una batalla político - militar que se librará entre las naciones de Oriente y Occidente en el valle de Meguido (ver com. Ap 16:12-13). De acuerdo con la segunda opinión, en esta batalla las naciones se unen para destruir al pueblo de Dios, y por lo tanto es ante todo un conflicto religioso. Aquel gran día. Es decir, el día de la ira de Dios (ver com. Ap 16:1). La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto “del gran día de Dios Todopoderoso”. Ver com. Isa 2:12. Dios Todopoderoso. Ver com. Ap 1:8. ]
Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 17
[V.17-> Séptimo ángel. En cuanto al significado del número siete en el Apocalipsis, ver com. Ap 1:11. Por el aire. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto “sobre el aire”, BJ (ver com. Ap 16:8). El efecto de esta plaga parece ser universal. Una gran voz. Evidentemente la voz de 860 Dios. Cf. Ap 1:10. Ver CS 693-694; 1JT 131-132. Del templo del cielo. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de la frase “del cielo”. Del trono. En otras palabras, la declaración constituye una proclama oficial del Soberano del universo (ver com. Ap 4:2-5). Hecho está. Estas palabras también se pronunciarán otra vez en la restauración de la tierra nueva (Ap 21:6). Palabras similares -“Consumado es”- fueron pronunciadas por nuestro Señor al morir en la cruz (Jn 19:30) al concluir su ministerio de sacrificio, asegurando así el éxito del plan de redención. Este dramático anuncio señala en el contexto de Ap 16:17 el momento cuando se descubrirá por completo el misterio de la iniquidad, cuando se desenmascarará el verdadero carácter de la unión religioso-política universal de los Ap 16:13-14; Ap 16:19 (ver el comentario respectivo y com. Ap 16:1). Dios permitirá que las fuerzas del mal avancen hasta el punto de tener aparente éxito en su siniestro designio de exterminar al pueblo de Dios; pero cuando llegue el momento señalado en el decreto de muerte (ver com. Ap 16:14) y los impíos avancen con gritos de triunfo para aniquilar a los santos (CS 689, 6931 PE 283, 285), se escuchará la voz de Dios que declarará: “Hecho está”. Esta declaración pondrá fin al tiempo de la angustia de Jacob (cf. com. Ap 16:15), liberará a los santos, y dará comienzo a la séptima plaga (PE 3637, 282-285; CS 693-694; 1JT 131-132). ]
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ESCRITO ESTA EN LA SANTA BIBLIA ESCRITO CON EL DEDO DE DIOS CRISTO Y EL SELLO CARACTER DEL PUEBLO DE CRISTO PARA RECIBIR LA VIDA ETERNA. EXODO 20:1,17 ,31:12,18 APOCAL 14:7,14:12,7:2,3,22:14,15:2
Éxodo 20-> Ver.
[V.1-> Habló Dios. El escenario ya se había alistado para la proclamación de la ley moral que, siempre, de allí en adelante, ha permanecido como la norma fundamental de conducta para incontables millones. Nadie negará que éste fue uno de los sucesos trascendentales y decisivos de la historia. Tampoco puede nadie negar la necesidad vital que tienen todos los hombres de un código tal de conducta debido a sus imperfecciones morales y espirituales y su tendencia a hacer lo que es malo. El Decálogo descuella por encima de todas las otras leyes morales y espirituales. Abarca toda la conducta humana. Es la única ley que puede controlar con eficacia la conciencia. Es un manual condensado de la conducta humana que abarca todo lo que atañe al deber humano en todos los tiempos. Nuestro Señor se refirió a los mandamientos como el camino por el cual se puede alcanzar la vida eterna (Mat 19:16-19). Son adecuados para toda forma de sociedad humana; son aplicables y están en vigencia mientras dure el mundo (Mat 5:17; Mat 5:18). Nunca pueden volverse anticuados pues son la expresión inmutable de la voluntad y del carácter de Dios. Con buena razón Dios los entregó a su pueblo tanto oralmente como por escrito (Exo 31:18; Deu 4:13). Aunque fue dado al hombre por la autoridad divina, el Decálogo no es una creación arbitraria de la voluntad divina. Más bien es una expresión de la naturaleza divina. El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gen 1:27), fue hecho para ser santo como él es santo (1Pe 1:15; 1Pe 1:16), y los Diez Mandamientos son la norma de santidad ordenada por el cielo (ver Rom 7:7-25). La clave de la interpretación espiritual de la ley fue dada con toda claridad por nuestro Señor Jesucristo en el inmortal Sermón del Monte (léase Mat. caps. 5-7). El Decálogo es la expresión no sólo de la santidad sino también del amor (Mat 22:34-40; Jn 15:10; Rom 13:8-10; Jn 2:4). Si carece de amor cualquier servicio que prestemos a Dios o al hombre, no se cumple la ley. Es el amor quien nos protege de violar los Diez Mandamientos pues, ¿cómo podríamos adorar otros dioses, tomar el nombre de Dios en vano y descuidar la observancia del día de reposo, si verdaderamente amamos al Señor? ¿Cómo podemos robar lo que pertenece a nuestro prójimo, testificar contra él o codiciar sus posesiones, si lo amamos? El amor es la raíz de la fidelidad para con Dios y de la honra y el respeto por los derechos de nuestros prójimos. Este siempre debiera ser el gran motivo que nos mueva a la obediencia Jn 14:15; Jn 15:10; 2Co 5:14; Gal 5:6). Cuando un hombre viene primero a Cristo, con pleno conocimiento se abstendrá de todo el mal al cual ha estado acostumbrado. En su origen, con el propósito de ayudar a los pecadores a distinguir entre el bien y el mal, el Decálogo fue dado principalmente en forma negativa. La repetición de la palabra "No" demuestra que hay fuertes tendencias en el corazón que deben ser suprimidas (Jer 17:9; Rom 7:17-23; 1Ti 1:9; 1Ti 1:10). Pero esta forma negativa abarca un amplio y satisfactorio campo de acción moral que se abre ante el hombre, y permite toda la amplitud de desarrollo del carácter que es posible. El hombre sólo está restringido por las pocas prohibiciones mencionadas. El Decálogo certifica de la verdad de la libertad cristiana (Stg 2:12; 2Co 3:17). Aunque la letra de la ley, debido a sus pocas palabras, pueda parecer estrecha en sus alcances, su espíritu es "amplio sobremanera" (Sal 119:96). El hecho de que los Diez Mandamientos fueran escritos en dos tablas de piedra, hace resaltar su aplicación a dos clases de obligaciones morales: deberes para con Dios y deberes para con el hombre (Mat 22:34-40). Nuestras obligaciones para con Dios están forzosamente ligadas con nuestras obligaciones para con el hombre, pues el descuido de los deberes tocantes a nuestro prójimo rápidamente será seguido por el descuido de nuestros deberes para con Dios. La Biblia no ignora la distinción entre la religión (deberes directamente relacionados con Dios) y la moral (deberes que surgen de las relaciones terrenales), sino que une ambas en un concepto más profundo: que todo lo que uno hace es hecho, por así decirlo, para Dios, cuya autoridad es suprema en ambas esferas (ver Miq 6:8; Mat 25:34-45; Stg 1:27; Jn 4:20). Siendo palabras de Dios, los Diez Mandamientos deben distinguirse de las "leyes" (Exo 21:1) basadas en ellos, e incluidas con ellos, en el "libro del pacto" para constituir la ley estatuida de Israel (ver Exo 24:3). Las dos tablas que comprenden el Decálogo -con exclusión de las otras partes de la ley - son llamadas de diversas formas: "el testimonio" (Exo 25:16), "su pacto" (Deu 4:13), "las palabras del pacto" (Exo 34:28), las "tablas del testimonio" (Exo 31:18; Exo 32:15) y "las 613 tablas del pacto" (Deu 9:9-11). Esas tablas de piedra, y sólo ellas, fueron colocadas dentro del arca del pacto (Exo 25:21; 1Rey 8:9). Fueron así consideradas, en un sentido especial, como el vínculo del pacto. La colocación de las tablas debajo del propiciatorio permite comprender la naturaleza del pacto que Dios hizo con Israel. Muestra que la ley es la base, el fundamento del pacto, el documento obligatorio, el título de la deuda. Sin embargo, sobre la ley está el propiciatorio, salpicado con la sangre de la propiciación, un testimonio reconfortante de que hay perdón en Dios para los que quebrantan los mandamientos. El AT uniformemente hace una clara distinción entre la ley moral y la ley ceremonial (2Rey 21:8; Dan 9:11). ]
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